Charlie Hebdo y las heridas abiertas de Francia
1 de septiembre de 2020DW: Todo el juicio contra los presuntos patrocinadores del ataque a la revista satírica Charlie Hebdo ante un tribunal especial parisino está siendo documentado fílmicamente, como un testimonio histórico. ¿Lo consideran así los franceses?
Julie Hamann: Hasta ahora, tengo la impresión de que el tema no ha jugado un papel importante en la opinión pública. Han pasado muchas cosas desde el ataque a Charlie Hebdo con una docena de muertos hace cinco años: ha habido ataques aún más grandes en Francia, como el de París en noviembre de 2015 y el de Niza al año siguiente. Luego vinieron el movimiento de los chalecos amarillos y las huelgas contra la reforma de las pensiones. Ahora sufrimos la pandemia. Así que hay mucha tensión. Por lo tanto, tengo la sensación de que muchos franceses son reacios a tratar el tema. Sin embargo, la atención puede, por supuesto, aumentar durante las próximas semanas del proceso.
La manifestación de solidaridad en favor de Charlie Hebdo, con más de un millón de participantes y más de 40 jefes de Estado y de Gobierno en enero de 2015, debería haber sido una señal contra las divisiones de la sociedad francesa. ¿Qué ha pasado?
Las manifestaciones con varios millones de personas tuvieron naturalmente un enorme poder simbólico, al igual que el eslogan "Je suis Charlie", que se conoce mucho más allá de las fronteras de Francia. Pero rápidamente se hizo evidente que esta unidad republicana tenía grietas. Empezando por que no todos se sentían identificados con el "Yo soy Charlie", y así lo expresaron. En varias escuelas de Francia, por ejemplo, algunos alumnos re rehusaron a participar en el minuto de silencio.
Luego, hubo otro hecho importante: dos días después del ataque, hubo una toma de rehenes en un supermercado de comida kosher en París. La comunidad judía se quejó de que la solidaridad con ellos sólo quedaba en segundo plano.
La discusión sobre la unidad en Francia, sobre el papel de la religión y especialmente del Islam, sobre la integración y los problemas sociales, se ha venido dando desde hace muchos años. Fuerte y a veces virulenta, pero sin que ello conduzca a una mayor unidad. Las heridas están lejos de haberse curado.
¿Cuáles son las heridas abiertas de Francia?
Francia ha pensado durante mucho tiempo que la idea republicana en torno a la que se funda el país es suficiente como marco filosófico para el Estado. Pero obviamente este no es el caso. Después de los ataques, muchos se sorprendieron al saber que fueron jóvenes franceses los autores de ese acto terrorista. Jóvenes franceses que han pasado por una escuela francesa, que crecieron en Francia, y sin embargo, viven en un mundo en el que se oponen a la sociedad francesa.
Pero este debilitamiento de la idea republicana también afecta a otros sectores. En Francia hay un conflicto sobre el centralismo y sobre la relación entre la ciudad y el campo. El movimiento de los chalecos amarillos ha demostrado que algunas partes del país se sienten desconectadas de París, como el centro de poder, y de la política que se hace allí. Así pues, hay muchos conflictos que, en principio, ni siquiera deberían existir bajo la idea republicana francesa de unidad, pero que, sin embargo, están estallando ahora.
¿Qué respuestas ha encontrado el Estado ante el terrorismo: más seguridad con más policías, o más cohesión con medidas sociales?
Son precisamente estas dos vertientes las que conforman la respuesta de Francia al terrorismo. Diría que el aspecto de la seguridad supera las medidas sociales adoptadas, como en el ámbito de la educación.
El Estado busca demostrar seguridad mediante una alta presencia militar, que se ha convertido en algo habitual, pero también mediante nuevas leyes. También hay un elemento internacional, incluso antes de los ataques, Francia ya estaba comprometida en la lucha contra el terrorismo, y esto se ha intensificado desde entonces. Los ataques fueron un momento en el que quedó claro que Europa debe cooperar mucho más estrechamente en la lucha contra el terrorismo.
La politóloga Julie Hamann trabaja en el programa de relaciones franco-alemán-francés del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores en Berlín.
(jov/er)