Chile: el coronavirus infecta el proceso constituyente
18 de marzo de 2020Con un número creciente de casos de COVID-19, las ciudades funcionando a media máquina y este miércoles, 18 de marzo de 2020, el estado de catástrofe decretado, es sensato suponer que el escenario para realizar el plebiscito constituyente fijado para el 26 de abril en Chile no parece óptimo. Desde el senador progresista Alejandro Navarro hasta el alcalde derechista Joaquín Lavín, pasando por el centrista Heraldo Muñoz, todos coinciden en que es necesario volver a pensar el proceso constituyente.
"Siguiendo lo que ha ocurrido en Italia o España, es probable que para fines de abril estemos contando muertos, y me cuesta imaginar que un país esté así en condiciones de acometer un plebiscito tan trascendente. Luego, hay aspectos propios del desarrollo de un proceso político así de extraordinario que no se podrán hacer, como concentraciones, cierres de campaña y debates”, explica a DW Mario Álvarez, doctor en Comunicación Política de la Universidad de Leeds y académico de la Universidad Alberto Hurtado.
Si ya con el crecimiento imparable de casos se vislumbraba una dificultad para la convocatoria a las urnas, con el estado de catástrofe la situación se hace aún más compleja. De acuerdo a lo señalado por el presidente Sebastián Piñera, lo que se busca con esta medida es "anticiparnos y prepararnos para las etapas que vienen en esta pandemia”. Algunas regiones quedarán bajo mando militar, y en caso de ser necesario,se reforzará la seguridad en hospitales, se protegerá el traslado de insumos médicos y, eventualmente, se garantizará el cumplimiento de las cuarentenas.
Necesaria convocatoria
"Chile está todavía en las etapas iniciales de desarrollo de la enfermedad y, al igual que en Europa, no es posible saber cuánto tiempo el país estará en este estado. Por lo mismo, creo que lo correcto es posponer el plebiscito”, coincide el representante en Chile de la Fundación Konrad Adenauer, Andreas Klein. Una de las razones centrales para apoyar esta posibilidad es la necesidad de que la convocatoria a las urnas sea masiva. "Una alta asistencia es muy importante. Por un lado, documentaría el interés en el proceso y, por otro, le daría mayor legitimidad a la decisión que se adopte”, agrega Klein.
El lunes 16 de marzo, el Colegio Médico de Chile convocó a todos los movimientos políticos con representación parlamentaria, desde el derechista Partido Republicano hasta el Partido Comunista, para exponer la situación a la que se enfrenta el país y llamar a actuar unidos ante el desafío. En ese encuentro, todos se abrieron a cambiar la fecha del plebiscito, aunque ello implique modificar el complejo calendario electoral de 2020-2021, plagado de votaciones. ¿Razones? No solo el riesgo de una baja convocatoria, sino también los peligros que implica tener a una gran cantidad de votantes reunidos en lugares cerrados.
"Acá hay un cálculo electoral basado en preocupación por la salud pública. Me parece correcto buscar un mejor momento para que haya mayor participación y mayor legitimidad y por ello no es mala idea aplazar el plebiscito y, al mismo tiempo, exigir la imposición del voto obligatorio”, dice Álvarez. En su opinión, hay otro problema: la lentitud del gobierno para reaccionar, aparentemente para no dañar la economía. "Se ve un gobierno dubitativo en afectar los procesos económicos, tanto de los bancos como de los grandes comercios, frente a autoridades locales y una ciudadanía que está demandando paralizar lo que sea necesario para cuidarse”, afirma.
¿Qué dirá la calle?
El proceso constituyente es el mayor logro alcanzado por la movilización social iniciada en Chile en octubre de 2019. El acuerdo para votar un eventual cambio de la Carta Magna se alcanzó el 15 de noviembre, y desde entonces la política ha girado en torno a este objetivo. Hasta ahora las movilizaciones no habían cesado, pero con el coronavirus eso cambió. Incluso la llamada "primera línea”, el grupo que suele enfrentarse a la policía en las manifestaciones, dijo que dejaría las calles al menos por una semana.
¿Existe el peligro de que una postergación del plebiscito -una idea que no parece molestar en La Moneda- vuelva a enardecer los ánimos? "Definitivamente veo ese peligro”, dice Klein. "Pero, por el momento, no es posible prever en qué medida el virus afectará a Chile. El número de personas infectadas se dispara todos los días. La gente se está preparando para situaciones dramáticas, como en Europa. Las reuniones con más de 50 personas están prohibidas... En estas circunstancias, no puede llevarse a cabo una campaña de información seria, y mucho menos un proceso de votación”, estima.
Según fuentes citadas en el programa Mesa Central, de Tele13 Radio, hay sectores de la derecha que estarían dispuestos incluso a no realizar el plebiscito y pasar de inmediato a la elección de los constituyentes (el 25 de octubre de 2020), toda vez que parece obvio que la opción de aprobar la redacción de una nueva Constitución ganará con comodidad. A Álvarez no le parece una buena idea: "El plebiscito no solo tiene una dimensión funcional de definir la opción con mayor apoyo, sino que también tiene una dimensión trascendente de dar legitimidad a su resultado. Además, debe ser suficientemente sólido para otorgar fuerza a los siguientes pasos del proceso. Si se hace de otra manera, siempre quedará la duda de cuánta gente realmente apoyaba un cambio de Constitución”.
(cp)
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