"Chile necesita diversificar sus mercados y su economía"
21 de diciembre de 2017Las negociaciones de la modernización del acuerdo UE-Chile tuvieron su primera ronda en mediados de noviembre de 2017; la siguiente será a comienzos del 2018. Un acuerdo más ambicioso y más social se pretende lograr.
El acuerdo, en vigor desde el 2003 ha supuesto un crecimiento del comercio bilateral de un 100%. En 2016, la UE fue después de China, el segundo destino de sus exportaciones y el tercer origen de sus importaciones. No obstante, se quiere ir aún más lejos y ser más ambiciosos, tanto en cuanto a comercio e inversiones como a medio ambiente. Y en diversos asuntos sociales. Esta visión, apoyada mayoritariamente por la Eurocámara, y vista con buenos ojos por el saliente gobierno del Michelle Bachelet, ¿se vería afectada por la vuelta a La Moneda del conservador Sebastián Piñera?
Invitada por el gobierno chileno, Inmaculada Rodríguez-Piñero –ponente del Parlamento Europeo en la renegociación del acuerdo entre la UE y Chile- se encuentra esta semana en el país para detectar las expectativas de organizaciones sociales y civiles y con ello aportar a "lograr el mejor acuerdo posible".
En noviembre se empezó la negociación de la modernización del acuerdo de asociación. ¿Energía, medioambiente, telecomunicaciones son los puntos candentes ?
Son estratégicos. He estado con la subsecretaria de energía, innovación, economía y exteriores. Se trata de detectar todo lo que pueda aportar a la modernización de la economía chilena. Desde esa perspectiva medioambiental, las energías renovables y la digitalización son elementos estratégicos. Pero también un capítulo específico para las pequeñas y medianas empresas (PYMES) para que puedan internacionalizarse, crecer y exportar y crear más empleo.
¿No estaban en el acuerdo anterior ?
No. No había un capítulo de energía, ni PYMES. Ni de desarrollo sostenible, donde queremos ser muy ambiciosos en cuanto a derechos laborales, sociales, medioambientales y en materia de mecanismos de seguimiento de implementación. Me he reunido con los tres sindicatos mayoritarios de Chile. Se ha constituido el comité consultivo conjunto. Debió haberse creado en el 2002 cuando entró en vigencia el acuerdo, pero hasta el 2016 no se logró hacer.
Hay una gran expectativa de que se pueda lograr mecanismos de interlocución con la sociedad civil, lo más desarrollados posible. Todo esto no estaba contemplado en el acuerdo anterior. Hay un capítulo de género que para las centrales sindicales tiene gran importancia.
El acuerdo, vigente desde 2003, tiene un componente de diálogo político y en derechos humanos. ¿Cómo ve usted la perspectiva para el derecho humano al agua y para las reformas educativas llevadas a cabo bajo el saliente gobierno?
La regulación de lo que es el acceso al agua en Chile es muy particular. Está inscrita en la Constitución. Su aprovechamiento es privado. Y nada tiene que ver con el modelo que impera en la Unión Europea. Me resulta difícil entender un modelo donde el agua sea un bien comercial. No obstante, un acuerdo comercial no puede entrar en lo que son las competencias exclusivas de un país. Del mismo modo como nosotros hemos establecido que ningún acuerdo comercial puede entrar a regular los servicios públicos y de interés general en la forma que los Estados consideren adecuado. Personalmente creo que este tema requiere una reflexión en la sociedad chilena.
En materia de derechos humanos sí que creo que en el gobierno de Bachelet se han hecho muchas reformas para mejorar los derechos de la mujer, tanto la ley del aborto como la de violencia contra la mujer han sido pasos fundamentales. En eso las experiencias por parte de la UE han sido muy fructíferas y muy provechosas. Otra cosa es la perspectiva de género en el pilar comercial, eso es otro tema.
"Todos los acuerdos comerciales de la Unión Europea deben incluir un capítulo de género, con compromisos obligatorios para el empoderamiento femenino”, afirmó usted en un comunicado. La presidente Bachelet ha apoyado esto, ¿cuenta con el apoyo del gobierno entrante?
Lo primero es esperar a que tome posesión el presidente Piñera. Por las declaraciones que ha hecho debemos partir de que va a respetar las reformas que han supuesto avances importantes en cuanto a derechos humanos. Confío que sea así. Y que el papel de Parlamento –donde no hay mayoría absoluta- será el defender las leyes que suponen un avance en derechos humanos, como la educación. Me consta que Piñera ha dicho que no iba a dar paso atrás en la reforma educativa en cuanto a la gratuidad de la educación universitaria.
¿Y en cuanto a la reciente y en Chile tan controvertida despenalización del aborto?
Espero que la ley del aborto que se aplique en Chile resuelva los problemas que tienen las mujeres en Chile.
Un de las grandes innovaciones de esta modernización sería la inclusión de un capítulo de género que dedica especial atención a las mujeres rurales...
El empoderamiento de la mujer no tiene por qué tener colores políticos. Es una cuestión de justicia social, pero también una cuestión de eficiencia económica. Me consta que para el futuro presidente Piñera el tema económico tiene carácter prioritario. Aunque sólo fuese por aprovechar el potencial económico de las mujeres. Creo que será así, pero iremos viendo. Hasta ahora he hecho esa pregunta en diferentes ámbitos del gobierno, y hay esa confianza. La sociedad civil chilena reclama el empoderamiento de la mujer y el presidente Piñera deberá darse cuenta de que es una necesidad imperiosa.
¿Qué pasa con los requerimientos del pueblo mapuche?
Voy a tener reuniones con la comunidad mapuche. Voy a ver cómo podemos recoger su singularidad. Porque creo que debemos tener en cuenta esto para que puedan aprovechar la apertura comercial. Creo que son elementos que van a ayudar al desarrollo económico de Chile. Chile necesita diversificar sus mercados y su economía. Y la modernización del acuerdo con la Unión Europea puede ayudar a que así sea. No creo que el nuevo gobierno no quiera que sea así. Porque sería bueno para el empleo en Chile y para reducir desigualdades dramáticas, especialmente en el ámbito rural.
Por último, ¿los temores de en cuanto a que una modernización del acuerdo sólo favorecería a las multinacionales europeas son infundados?
Las grandes empresas multinacionales son las que menos necesitan un acuerdo comercial porque les basta con establecerse en su mercado prioritario de exportación. El acuerdo comercial a quien sirve es a las pequeñas y medianas empresas que tienen la posibilidad de internacionalizarse y exportar. Necesitan un marco regulatorio que les facilite exportar. Nos hemos reunido con las dos asociaciones de pequeñas y medianas empresas (PYMES). Las principales dificultades que me han trasladado son las regulaciones aduaneras. En el capítulo de PYMES se quiere facilitar el acceso a la información técnica necesaria.
Tanto en Chile como en Unión Europea las PYMES son la mayoría. También las transferencia de tecnología es uno de los grandes temas. He visto una gran unanimidad entre entidades de gobierno y sindicatos en poner énfasis en esto para que ayude al desarrollo.