Chile ya celebra uniones entre personas del mismo sexo
22 de octubre de 2015El emblemático proyecto de ley que reconoce la unión civil de parejas heterosexuales y homosexuales entró en vigor hoy (22.10.2015) en Chile, tras más de 12 años de debate parlamentario. Por la mañana temprano, fue registrada la primera ceremonia civil en Santiago, que unió como convivientes legales a Roxana Ortiz y Virginia Gómez (foto principal), una pareja de lesbianas casada en España, pero cuyo vínculo nunca tuvo validez en Chile.
Las celebraciones se realizaron en medio de la paralización de los funcionarios del Registro Civil, que hasta hace unos días había originado la acumulación de más de un millón de trámites pendientes e imposibilitado la atención a más de 92.000 chilenos y extranjeros. Muchos de estos funcionarios realizaron turnos éticos para permitir la unión de estas parejas. Según estimaciones del Ministerio de Justicia, entre hoy y el 31 de octubre se han inscrito 2.875 parejas para celebrar contratos civiles.
Marco legal
El Acuerdo de Unión Civil (AUC) reconoce la figura de conviviente legal y fija un nuevo régimen patrimonial para las parejas, sea cual sea su condición sexual. Este nuevo aspecto permitirá que los cónyuges sean considerados como familia, por lo que en caso de que uno de los dos falleciera dejando hijos menores, el otro tendría prioridad para cuidarlos.
En un país tan conservador como Chile, con gran influencia de la Iglesia católica y en el que el divorcio se estableció por primera vez en 2004 y el aborto no está permitido en ningún caso, la aprobación de esta nueva normativa ha sido un camino largo y lleno de obstáculos. “Que se reconozcan los derechos de las minorías es un proceso normal en todas las sociedades del mundo. Sin duda alguna hay algunos países de la región que avanzaron antes en esta dirección, como es el caso de Argentina”, dice Rainer Radermacher, representante de la Fundación Friedrich Ebert en Chile. Y añade: “La AUC es un logro que se ha conseguido ahora después de mucho tiempo y lucha por parte de las asociaciones, que ganaron poco a poco el apoyo de grupos sociales y se aprovecharon del clima político actual para lograr avances”.
Una de esas asociaciones es el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh). Su vocero y fundador, Rolando Jiménez, se mostró eufórico en entrevista con DW. “Estamos contentos y emocionados. Es un momento histórico”, añadió.
Originalmente denominada Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), la ley fue una de las promesas electorales del expresidente Sebastián Piñera, pero la falta de apoyo dentro de la coalición de derecha no permitió su tramitación legislativa. Ya en 2014, y tras asumir el poder, la presidenta Michelle Bachelet se comprometió a aprobar la ley y, para ello, le dio urgencia en el Congreso. El 13 de abril de 2015, antes de que cumplir un año al frente del Ejecutivo chileno, Bachelet cumplió su promesa y logró aprobar la ley.
Objetivo de la normativa
El principal fin de esta normativa es entregar protección patrimonial y derechos civiles para los contrayentes, así como regular los efectos de su vida afectiva en común, de forma estable y permanente. “La unión civil es una institución fundamental para aquellas parejas que conviven sin estar casadas, se trata de un estatuto jurídico que no discrimina y que se aplica a todo tipo de parejas”, dijo a fines de enero de este año el entonces portavoz del Gobierno, Álvaro Elizalde, tras la aprobación del proyecto.
El vocero de Movilh, por su parte, considera que “por primera vez, el Estado chileno reconoce, entre otras, a las familias homoparentales que hasta ahora habían vivido situaciones de discriminación, de violencia y de abuso, por ejemplo, en términos de patrimonio. A partir de hoy día no pasará nunca más en Chile”, dijo Jiménez, y añadió que “el trabajo de estos doce años va a permitir inclusión e igualdad, y garantizará que todas las formas de familia estén protegidas por el Estado”.
Radermacher, sin embargo, se mostró más cauto. “No creo que en el caso de Chile vaya a tener un impacto significativo a nivel social”.
Tareas pendientes: matrimonio y adopción
Aunque diversas organizaciones homosexuales consideran que el AUC es un gran paso en la lucha por la igualdad de derechos, advierten que en Chile aún quedan cosas pendientes, como una ley de identidad de género o el matrimonio igualitario, que en la región ya está vigente en países como Brasil, Argentina y Uruguay.
“Tenemos la certeza de que este no es ni un contrato de segunda categoría ni un premio de consuelo. En el mundo existen dos formas de regular las relaciones de pareja: el histórico matrimonio tal y como lo conocemos y la segunda forma que ha ido surgiendo en los últimos cuarenta años, la unión civil. La chilena cumple con una serie de estándares de derechos y deberes que nos dejan plenamente satisfechos”, explica el portavoz de Movilh. Y añade: “Estamos trabajando intensamente por las leyes de identidad de género, el matrimonio igualitario y la adopción, y tenemos la certeza de que en los próximos dos o tres años esos temas estarán saldados y la igualdad será plena. El trabajo político, pedagógico y educativo que hemos hecho a través de la tramitación de la ley con toda la sociedad chilena habilita y facilita la consecución del matrimonio igualitario en el corto plazo”.
Una vez más, el representante de la fundación alemana se muestra cauto. “Aunque la unión civil es el primer paso”, creo que la adopción de niños por parte de personas del mismo sexo “todavía encuentra cierta resistencia en la sociedad chilena”, dijo Radermacher. Y concluyó: “Hay que ver cómo se desarrollan las cosas en los próximos años. En un momento oportuno, quizá se logre ir un poco más allá”.