China: sí a las reformas… pero sólo económicas
9 de noviembre de 2013La reunión de cuatro días del Comité Central del Partido Comunista chino comenzó este sábado (9.11.2013) bajo estrictas medidas de seguridad, no sólo para proteger la integridad física de la élite política –que ha asistido en pleno–, sino también la confidencialidad del tema por debatir: las reformas para impulsar el crecimiento sostenible de la nación en la próxima década. Esta “cumbre” genera grandes expectativas dentro y fuera del país por las implicaciones económicas y financieras de lo que allí pueda decidirse.
En diez años, Pekín pretende conseguir que el yuan deje de ser solamente la unidad monetaria de la República Popular de China para convertirse en moneda internacional, no sólo en el ámbito del comercio o las inversiones, sino como moneda de reserva. Doris Fischer, sinóloga de la Universidad de Wurzburgo, no cree que esta sea una meta inalcanzable, pero tampoco la ve como una estrategia novedosa. Esa aspiración china tiene tiempo circulando y, a sus ojos, las circunstancias todavía no están dadas para que se vuelva realidad.
Fischer sostiene que la viabilidad del yuan como moneda internacional depende de que China se siga desarrollando económicamente y, por ahora, sus bancos no están “preparados” para el mercado financiero internacional porque el Estado los sigue sobreprotegiendo. Esta observación es válida también al analizar la desmonopolización que se ha propuesto el Estado chino en los sectores de transporte ferroviario, energía y telecomunicaciones. Los planes conocidos hablan de una apertura controlada del proceso de competencia.
Cojeando en materia política
No obstante, Fischer duda que el nuevo Gobierno –que asumió el poder oficialmente en marzo– sea lo suficientemente fuerte para imponer sus visiones de futuro. El presidente, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, están buscando nuevas maneras de que la segunda economía del mundo recupere la fuerza perdida al calor de su excesiva producción industrial, su inmensa deuda y el marcado aumento en el valor de los inmuebles; “pero hay demasiadas personas y grupos beneficiándose del status quo”, dice Fischer.
Las reformas en el sector social serán objeto de mucha menos resistencia; todos parecen estar de acuerdo en que los cambios son necesarios para frenar el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres, un factor que puede causar tensiones sociales de consecuencias imprevisibles. También está previsto discutir sobre una reforma agraria que le permita a los campesinos vender sus tierras colectivamente o recibir indemnizaciones a precios de mercado cuando el Estado los expropie. Medidas que el economista chino, Cao Siyuan, aplaude.
Esas son algunas de las ideas que serán objeto de debate en los próximos cuatro días. Lo que Cao Siyuan lamenta es que el estamento político chino no esté dispuesto a concederle mayores libertades civiles y políticas a la población con miras a allanar el camino en China hacia una democracia y un Estado de derecho plenos. “Las reformas políticas y económicas son como dos piernas. Si uno marcha hacia delante con una de ellas y arrastra la otra, tropezarse será inevitable”, comentó el economista.