“China y Brasil deberían aprender uno del otro”
12 de julio de 2013Una vez más, el economista Olivier Blanchard, del Fondo Monetario Internacional (FMI), corrigió a la baja los pronósticos del crecimiento económico mundial. El crecimiento de las economías de EE.UU. y Japón será menor de lo esperado, y la recesión en Europa es más profunda. A eso se suma el crecimiento lento de los países emergentes, dijo Blanchard el 10 de julio en Washington.
Durante muchos años, países emergentes como China y Brasil fueron considerados la esperanza de la economía mundial. China creció en los últimos 30 años en un promedio del 10 por ciento por año, pero, según los pronósticos para 2013, solo crecerá un 7 por ciento. En Brasil, cuya economía en 2010 registró un aumento de más del siete por ciento, el repunte económico real se ralentizó en un al 0,9 por ciento. Aún cuando su Producto Interno Bruto para este año se recuperase por sobre el tres por ciento, seguiría quedando debajo del cuatro por ciento promedio de los últimos diez años.
China, campeón en ahorrar
La situación económica de ambos países podría ser mejor si aprendieran el uno del otro, opina Markus Jaeger, economista del Deutsche Bank Research. Tanto a nivel histórico como en el desarrollo actual, las tasas de crecimiento de ambos países tienen que ver con su política de ahorro, ya que, allí donde se ahorra, los bancos pueden prestar más dinero, y las empresas acceden más fácilmente a créditos. Allí donde se ahorra poco, también hay poco dinero para inversiones.
“En China, la tasa de ahorro total es del 50 por ciento. Es decir, que allí se ahorra todos los años la mitad del rendimiento económico del país”, explica Jaeger a Deutsche Welle. Un récord absoluto que hizo que China tuviera un fuerte impulso por las inversiones. En Brasil, esa tasa está en cerca del 18 por ciento, es decir, que cuenta con menos dinero para las inversiones, dado que el crecimiento en ese país siempre estuvo más fuertemente orientado hacia el consumo.
Brasil: ¿un modelo en extinción?
“A primera vista, el crecimiento orientado hacia el consumo de Brasil parece ser un modelo en extinción”, dice Jaeger, “mientras que la estrategia de China, orientada hacia las inversiones, posibilita un mayor crecimiento económico. Si se toman en cuenta las consecuencias sociales, ecológicas y políticas de ese consumo, se ve claramente que también China deberá cambiar su estrategia, asegura Jaeger. “Con respecto a la política de ahorro, Brasil haría bien en volverse más “chino”, y China podría beneficiarse de un consumo más sostenido, “a la brasilera”.
En resumen, lo que aconseja el economista Markus Jaeger a los Gobiernos de Brasil y Pekín es lo que ambos intentan llevar a cabo desde hace un tiempo. El rumbo del comercio exterior de Pekín, tras una desagradable disputa con EE. UU. sobre desequilibrios en ese aspecto, es fortalecer la demanda interna, “y también el nuevo Gobierno chino parece tomar ese camino”, constata Jaeger. Aunque parece no tener grandes efectos, "eso no significa que la política económica no tenga consecuencia alguna sobre el modelo de inversión y consumo, sino que se debe llevar a cabo con más vehemencia”.
Autor: Rolf Wenkel/ CP
Editora: Claudia Herrera Pahl