Científicos miran dentro del huevo de la gallina
19 de agosto de 2013La industria alimentaria no tiene uso para los pollitos machos de las gallinas ponedoras. No ponen huevos y cebándolos no engordarían lo suficiente para ser rentables para la producción cárnica. La solución macabra: trituración o asfixia de los animalitos después de salir del huevo. En Alemania se mata a 40 millones cada año, a nivel mundial son aproximadamente 2.500 millones.
Si se supiera de antemano si saldrá del huevo una gallina o un gallo, las empresas criaderas podrían incubar solo las gallinas. “Eso sería una buena cosa”, dice Marius Tünte, portavoz de prensa de la Liga Alemana de Protección de los Animales. “De esta manera, no se mataría a seres vivos. Pero sería importante saber el sexo antes del décimo día de la incubación, antes de que el embrión sea capaz de experimentar dolor.”
Una tesis doctoral de la Universidad de Giessen se dedicó a verificar la posibilidad de identificar el sexo del embrión por la forma del huevo, pero aparentemente no es tan fácil. Los métodos que realmente entran en consideración son mucho más complicados.
“Amniocentesis” de la gallina
Extrayéndole al huevo en proceso de incubación una pequeña muestra de líquido en el lugar correcto, se puede conocer el sexo: si es una gallina, contiene hormonas sexuales femeninas. “Ese método funciona bien”, dice Maria-Elisabeth Krautwald-Junghanns, veterinaria e investigadora de la Universidad de Leipzig. “Así podemos identificar el sexo al noveno día de vida del embrión.”
Krautwald-Junghanns y su colega Almuth Einspanier experimentaron con el método hormonal en un proyecto de gran escala en incubadoras y tuvieron éxito. Sin embargo, el procedimiento tiene inconvenientes: los pollitos nacen después de 21 días, por lo tanto, al noveno día, el embrión ya está bastante desarrollado. “Defensores de los animales podrían objetar que se trata casi de un aborto”, apostilla la científica. Además, el método es relativamente costoso, se requiere un kit de prueba, similar al material para una prueba de embarazo.
Defensores de los animales, científicos e industria están de acuerdo en que sería mejor un procedimiento que identifique el sexo en el huevo ovado no incubado. Ya en la blástula, un estado muy temprano del desarrollo embrionario, el sexo está determinado a través de los cromosomas sexuales.
Mirar a dentro del huevo no incubado
Los cromosomas sexuales masculinos de las aves son más grandes que los femeninos, así que contienen más ADN. Por lo consiguiente, se puede inferir el sexo por la cantidad de ADN en un huevo. Para esto, los científicos extraen algunas células. En un futuro, quieren realizarlo mediante un rayo de luz, sin tocar el huevo. Con un láser se quemaría un hueco minúsculo en la cáscara y se registraría la blástula, que contiene el ADN. “El problema es que el huevo no es un coche con componentes determinados en lugares determinados, sino un ser vivo”, explica Krautwald-Junghanns. “Por eso, la blástula no se encuentra siempre en el mismo sitio, se desplaza.” Y no se pueden hacer muchos huecos en búsqueda de la blástula porque eso podría perjudicar al embrión.
Una ventaja del método es que los huevos no incubados se podrían reutilizar en la producción de pienso.
En resumen, un procedimiento que permite identificar el sexo en un huevo no incubado sería mejor, pero este método está menos desarrollado.
Altas exigencias
Hasta el momento, ninguno de los métodos ha alcanzado un grado de madurez suficiente para entrar en el mercado dado que tiene que ser tanto barato como rápido: “Un huevo por minuto es el mínimo”, estima la científica. En empresas criadoras, que trabajan con grandes cantidades de huevos, resulta ineludible el uso de máquinas. Y una máquina que extrae líquido del huevo para analizarlo o que quema un hueco en la cáscara para averiguar la cantidad de ADN todavía es una utopía. “Esperamos haber encontrado la solución hacia fines del 2014”, dice Krautwald-Junghanns. Solo entonces una empresa puede de desarrollar la máquina correspondiente. De ahí que el asunto vaya a tardar aún unos años en solucionarse. Mientras tanto, los pollitos masculinos seguirán siendo triturados.
Autor: Brigitte Osterath/Peter Eßer