Ciudades europeas: ¿nuevo comienzo tras la pandemia?
31 de mayo de 2021Barcelona: "turismo de calidad”
En Barcelona no se planean limitaciones estrictas para evitar el turismo de masas. En cambio, la ciudad catalana se promociona ahora bajo el lema "Barcelona como nunca antes” y apunta a perfilarse como un destino cultural sostenible y atraer al "turismo de calidad”, explica la Oficina de Turismo de la ciudad. ”Barcelona quiere alejarse de las masas de gente e invitar a sus visitantes a pasear por sus espacios abiertos, verdes y accesibles”: esa es la visión que implementa para frenar el turismo masivo, pero no dice exactamente de qué manera lo hará.
A pesar de eso, Barcelona ha tomado medidas en los últimos tiempos, como, por ejemplo, normas más estrictas para el alojamiento turístico, y eso en 2019, ya antes de la pandemia. Los hoteles y pensiones ya no obtienen licencia en el centro citadino. Y los alquileres por un lapso corto están regulados. Los propietarios solo pueden alquilar una habitación en su propia vivienda si el inquilino permanece un mínimo de 30 días. Dado que muy pocos viajeros permanece tanto tiempo en la ciudad, la normativa funciona casi como una prohibición de los alquileres por un período corto, como los que ofrece la plataforma Airbnb.
Asimismo, los buses con turistas por un día que viajan desde, por ejemplo, la Costa Brava, deberán arribar en el futuro a las afueras de la ciudad. Proyectos como la aplicación "Check Barcelona” ayudarán a los visitantes a conocer no solo los lugares emblemáticos, sino también otros, menos famosos. La aplicación también proporciona ayuda para saber qué lugares están demasiado concurridos en determinado momento, y permite comprar boletos con anticipación para evitar esperas. Muchos se preguntan si eso será suficiente para garantizar calidad de vida a los barceloneses, ya que varias partes de la ciudad estarán siendo nuevamente invadidas por el turismo masivo muy pronto.
Venecia lucha contra los cruceros y Airbnb
Venecia se está recuperando a ojos vista del turismo masivo gracias a la pandemia. Al no haber decenas de miles de turistas recorriendo el casco antiguo, ni cruceros o botes navegando, el agua se ha vuelto más clara de lo que estuvo en los últimos 60 años. Al mismo tiempo, los venecianos, que pueden moverse libremente por su ciudad como no lo hacían desde hace décadas, se dan cuenta de que son dependientes del turismo. Cerca de 20 millones de visitantes gastaban unos 3.000 millones de euros por año, en una ciudad en la que apenas viven 50.000 habitantes. Ahora que la Unión Europea ha relajado sus medidas contra el coronavirus y los turistas pueden ingresar con un test negativo de COVID-19, el turismo vuelve lentamente a la ciudad. Pero Venecia está tomando medidas para no ahogarse en medio de las masas de gente.
Con cámaras de seguridad y registro de datos móviles, la ciudad espera poder manejar mejor el turismo. Además, a partir de 2022 introducirá un impuesto para turistas que lleguen por un día a visitarla. Quien quiera pernoctar en Venecia, estará liberado del gravamen. De ese modo, Venencia intenta forjar una tradición turística más sostenible. Asimismo, enfrenta la llegada de cruceros, que deberán anclar en el puerto de Marghera, a 10 kilómetros de distancia. Pero los críticos de la medida señalan que, para evitar perjuicios, deberían reducirse la cantidad de cruceros, como lo hizo, ya en 2019, la ciudad croata de Dubrovnic.
Los alquileres a través de plataformas como Airbnb también son un tema que ocupa a las autoridades de Venecia. Debido a que se alquilaba a turistas, los precios de los alquileres explotaron en los últimos años, y muchos habitantes tuvieron que abandonar su propia ciudad por no poder pagarlos.
Otro aspecto es el de los comercios de productos y souvenirs para turistas: los negocios de productos tradicionales de la ciudad volverán, y los reemplazarán. De ese modo, también ciudades como Florencia, Praga, Budapest y Viena aprovecharon la pandemia para implementar medidas a fin de reducir el turismo de masas y controlarlo mejor. En Barcelona y Ámsterdam, esas regulaciones ya se pusieron en práctica hace tiempo. Ambas son pioneras en la lucha contra el sobreturismo, impulsado por los vuelos de bajo costo y los alojamientos baratos.
Ámsterdam aplica medidas polémicas
Ámsterdam sufre especialmente debido al turimos masivo. En 2019 arribaron a la ciudad cerca de 22 millones de turistas, 25 veces más de la cantidad de habitantes de la "Venecia del norte” de Europa. Hasta 2030, Ámsterdam podría recibir hasta 32 millones de visitantes, según la Oficina de Turismo de Países Bajos. Gran parte de los turistas se agolpan, como en el caso de Venecia, en el sector antiguo de la ciudad.
En Ámsterdam, un gran imán de turismo es el "barrio rojo”. Allí, los habitantes casi no logran pegar un ojo en noches de verano en las que los turistas pasean por sus calles. Por la mañana, deben sortear las montañas de basura que deja el turismo en las calles. Iniciativas para crear conciencia, como, por ejemplo, la prohición del consumo de alcohol en el espacio público, no trajeron demasiadas mejoras. En junio de 2020, la ciudad promulgó una ley que prohíbe alquilar viviendas para vacaciones, inclusive a Airbnb y a compañías de ese tipo, en tres distritos del centro de la ciudad. Pero un tribunal las derogó en marzo de 2021. Sin embargo, la ciudad aún busca una manera de mantener esa prohibición en el centro.
(ers/cp)