Ciudades sostenibles: hacer oro con la basura
5 de octubre de 2019Según el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), producimos dos mil millones de toneladas de desechos al año en todo el mundo. Para 2050, serán cuatro mil millones de toneladas.
Además, más de un tercio de los desechos del mundo terminan en vertederos sin clasificar, según el informe "What a Waste 2.0" del Banco Mundial. Las consecuencias: polución, contaminación del agua potable y daños a la salud.
Según ONU-Hábitat, hay muchas materias primas en la basura, pero solo si es separada y reutilizada adecuadamente. Los desechos orgánicos pueden reciclarse como compost y en plantas de biogás, y usarse para generar energía y mejorar el suelo. Muchos metales ya son tan caros que el reciclaje es económicamente viable.
Todo lo que se pueda reciclar ahorra recursos y materias primas.
Energía proveniente de la basura
Las ciudades son devoradoras de energía. Las fábricas, los hogares y el transporte consumen toneladas para la producción, para calentar o enfriar los apartamentos, para la luz, para la movilidad. Pero el ahorro y el reciclaje pueden ahorrar combustibles fósiles, por ejemplo, a través de redes de calefacción urbana que utilizan el calor residual de las plantas industriales y de incineración de residuos.
Un mejor aislamiento de los edificios reduce los costos de energía. Asimismo, redes de transporte público bien desarrolladas y estimular el uso de bicicletas y andar a pie no solo pueden ahorrar energía, sino también aumentar la calidad de vida en las ciudades.
Con tales medidas, la capital danesa Copenhague quiere ser neutral en CO2 para 2025. Y parece estar a tiempo. Para el tratamiento de agua caliente, la energía obtenida de los desechos se complementa con energía eólica y energía solar térmica. Adicionalmente, un sistema de ciclovías bien desarrollado, así como estacionamientos y estaciones de carga para automóviles eléctricos, deberían hacer que la movilidad de la ciudad sea lo más libre de CO2 posible.
Lluvia y aguas tratadas: abastecimiento seguro
Cuando se trata del tratamiento del agua, Singapur es ejemplar. La ciudad es considerada una de las más ricas, limpias y seguras del mundo. Pero, a excepción de la lluvia, no tiene suministros de agua dulce y tiene que importar casi un tercio del agua potable de la vecina Malasia.
Sin embargo, en Singapur llueve mucho, y la ciudad-Estado ha construido un sistema de alcantarillado y 17 lagos artificiales para atrapar y almacenar el preciado líquido. Con esto, Singapur cubre casi un tercio de sus necesidades de agua.
Mientras tanto, el 40 por ciento del agua en Singapur es generada por el proyecto de tratamiento "NEWater". Las aguas residuales tratadas no se usan normalmente como agua potable, aunque cumplen con los requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino para la producción industrial y la refrigeración. Pero si el agua potable en los depósitos es escasa debido a la falta de lluvia, hasta el cinco por ciento del agua tratada también se puede mezclar allí.
Concreto, un asesino climático
La producción de cemento es intensiva y causa mucho más CO2 dañino para el clima que el tráfico aéreo global. Si la industria del cemento fuera un país, estaría detrás de China y Estados Unidos como el tercer mayor productor de gases de efecto invernadero.
Pero hay buenas noticias: ya existen nuevas tecnologías para hacer frente a este problema. No solo son más ecológicas, sino también más baratas que el concreto, a menudo se pueden combinar con materias primas locales y se pueden utilizar en todo el mundo.
El doctor Gnanli Landrou, profesor de Construcción Sostenible de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, en Suiza, desarrolló un material de construcción libre de cemento, basado principalmente en arcilla. Su concreto terrestre es 90 por ciento más ecológico y 60 por ciento más barato que el concreto normal.
Otros proyectos científicos sobre materiales reducen la cantidad de cemento en la construcción y lo reemplazan con escombros, madera o productos de desecho de la agricultura. En la Universidad de Lagos, los investigadores incluso han utilizado las cenizas de las cáscaras de yuca como sustitutos del cemento. Estas plantas abundan allí, ya que es un alimento básico.
Evitar en lugar de reciclar
Pero mejor que reciclar es evitar, según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur. Sin envases desechables, sin mezclas de plástico que no pueden reciclarse y, sobre todo, sin plásticos que no se recolectan para luego terminar en el medio ambiente.
Esto se aplica a la cantidad total de residuos. Alrededor de un tercio de todos los alimentos producidos se pierden. En el campo, debido a la falta de instalaciones de almacenamiento y transporte, pero también en las ciudades, toneladas de alimentos terminan en la basura todos los días: restos de comida en los platos, alimentos demasiado torcidos o antiestéticos para la venta o aquellos simplemente comprados en exceso. Aquí también se aplica el principio de "menos es más".
Al menos con la basura doméstica, todos pueden comenzar por sí mismos al prescindir de los empaques, comprar productos duraderos y reparables y, por supuesto, desechar menos.
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