Clínica trata a alcohólicos, ¡con alcohol!
29 de septiembre de 2010Janetta van Bruggen es una alcohólica de 51 años y sin hogar. Ella bebía hasta dos litros de vino y tres litros de cerveza al día. Ahora toma todavía, pero de manera controlada y como terapia. Van Bruggen es una de los 19 pacientes del “Centro Maliebaan”, una clínica en Amersfoort, en Holanda, que es la primera que aplica esta terapia desarrollada en Canadá.
La clínica abrió sus puertas en octubre del 2009. En ella, "los pacientes se emborrachan de una manera controlada”, dice el psiquiatra Eugene Schouten. Cada día, los pacientes pueden beber hasta cinco litros de cerveza, pero debe pasar por lo menos una hora entre cada medio litro de cerveza.
Cada mes, la clínica compra casi 2000 litros de cerveza que ofrece a sus pacientes a 40 céntimos el medio litro. “Nuestro objetivo es impedir que los alcohólicos logren una embriaguez excesiva: ésto es mejor para ellos y para su entorno", detalló Schouten.
La terapia es dirigida a alcohólicos que no tienen familia, ni trabajo u hogar. “Empiezan a beber antes del desayuno. Hígado, cerebro y corazón están dañados gravemente. Además roban, alborotan y pelean – así molestan a la sociedad”, indica Eugene Schouten.
Cerveza como cura
En el Centro Maliebaan, los pacientes comienzan a beber a las 7:30 de la mañana y la última copa es a las 21:30 horas. Schouten explica que con ésto, "su nivel de alcohol es constante, pero bajo y de esta manera pueden superar cosas cotidianas como ir al médico o ducharse”.
La clínica ofrece tres comidas al día y para disminuir los síntomas de abstinencia se preparan vitaminas y medicamentos. Sin embargo, enfermeras y un médico están permanentemente a disposición de los pacientes.
Mientras beben sus cervezas, los alcohólicos pueden jugar al billar o a las cartas o ver televisión. “La ansiedad por el alcohol les acompaña siempre, sin embargo, las actividades, los medicamentos y la comida los distraen”, dice Pieter Puijk, quien trabaja en el centro. “Aquí pueden descansar y nadie les molesta”, concluye Puijk.
“Me siento muy segura aquí en la clínica”, explica Marjan Kryger. La mujer de 45 años, está contenta con la situación en el centro: “Puedo beber mi cerveza por la mañana sin que alguien me insulte”.
Otro paciente, Bob van Deuveren, dice que no quiere quedarse en la clínica para siempre: “Quiero una casa y un hijo”. Por esto intenta reducir su nivel de alcohol cada vez más.
Quince hombres y cuatro mujeres, entre 20 y 50 años, son tratados actualmente en el Centro Maliebaan y todos son adictos al alcohol desde hace más de diez años. En esta clínica aprenden a beber menos licor y de manera muy estructurada, por ello su estado de salud mejora día con día.
La mayor parte del financiamiento de la clínica proviene del gobierno local. El psiquiatra Schouten está seguro que el dinero es bien invertido: “No llegarán a ser ciudadanos ejemplares, pero por lo menos son más alegres, más sanos y no molestan a los demás”.
Autora: Sandra Georg / ric / an
Editor: José Ospina-Valencia