Coalición de gobierno: las bases del SPD deciden
26 de noviembre de 2013Hace poco causó revuelo en Alemania un encabezado de prensa: “Afiliada a los 91 años”. Tras este titular se publicaba la historia de Ruth Hering, a quien la avanzada edad no le impedía permanecer políticamente activa, en busca de que Alemania fuese un país más justo.
Por eso, la mujer de Potsdam se afilió al Partido Socialdemocrata de Alemania (SPD) a fin de poder participar en la votación interna sobre el contrato de gobierno que serviría de base para una posible Gran Coalición.
Por una parte, y a pesar del mal resultado en las elecciones del 22 de septiembre, el SPD parece conservar su fama como partido que busca una mayor igualdad social.
Por otra, muchas de los 473.000 personas que conforman las bases del partido temen que dichos valores se diluyan si el SPD forma parte de una Gran Coalición con el partido conservador. En toda Alemania han aparecido enemigos de una alianza rojinegra.
Norbert Kriech es uno de ellos. Él funge como segundo representante del SPD en el distrito Bochum-Hamme, y desde hace 44 años es miembro activo de las filas socialdemócratas.
Según él, se ha evaluado de modo totalmente erróneo la realización de la consulta a las bases. “70 u 80 por ciento estamos en contra de una Gran Coalición, porque pensamos que en dicha constelación será imposible que el SPD lleve a los hechos un programa de corte socialdemócrata”.
El funcionario partidista afirma que recibe mensajes similares de otras partes de Alemania.
Aliado con la CDU de la canciller Angela Merkel, y con el socio bávaro de ésta, la Unión Socialcristiana (CSU), el SPD no podrá representar los intereses de las mayorías, acota Kriech. La política, dice éste, debe servir a todos los sectores de la sociedad.
¿Crisis política?
El amplio consenso impulsado por el dirigente socialdemócrata Sigmar Gabriel, es visto en determinados sectores como un riesgo, y no sólo para el SPD mismo, sino para toda Alemania.
Si en la consulta interna participa 40 por ciento de los miembros, bastarán 100.000 votos negativos para sumergir a Alemania en lo que algunos califican como “crisis de Estado”.
Norbert Kriech cree que tal denominación es exagerada. “¿Cómo es que una votación interna en un partido político podría causar una crisis de Estado? Es todo lo contrario. Con la votación, el país sera más gobernable”, dice el hombre.
Para el politólogo Klaus Schubert, de la Universidad de Münster, lo que ocurre no es nada nuevo. Al contrario de lo que sucede en el partido conservador, en el cual los liderazgos verticales son apreciados, “en la socialdemocracia es tradicional que las bases sean más críticas acerca de sus líderes”.
Willy Brandt fue una excepción, agrega Schubert. Este excanciller fue sumamente respetado debido a su autoridad moral. El caso del actual dirigente, Sigmar Gabriel, es distinto.
La resistencia de las bases socialdemócratas ha sido un factor de peso en los encuentros para formar una Gran Coalición. “Las negociaciones han sido llevadas con un pulso politico muy fino”, asegura Schubert. La presión política no ha corrido a cargo de la dirigencia, sino de las bases, que han manifestado sus opiniones abiertamente.
El futuro del partido
Con todo, la estrategia de Gabriel sigue siendo una osadía política. Si su propuesta de formar gobierno no encuentra eco en el partido, el dirigente caerá junto con ella. Una negativa de las bases podría derivar en nuevas elecciones, que serían el peor de los escenarios para el SPD, dice Sven Bastian, delegado del SPD en Vogelsberg, en Hesse.
En su distrito, Bastian se abstuvo de hacer recomendaciones a los demás miembros, acerca de la formación de una posible Gran Coalición. “Si uno en verdad tiene respeto por esta votación y por lo que significa, entonces no queda más que dejar que cada miembro decida por sí mismo”, indica.
Cada miembro del partido tiene la responsabilidad de leer y analizar la propuesta de contrato para la Gran Coalición, y adoptar una posición personal al respecto. De otro modo, parecería que la decisión esta tomada de antemano y que el proceso es meramente cosmético.
Bastian opina que muchos se decidirán de manera puramente racional, con base en los pasados resultados electorales. Sin embargo, agrega, es importante que el documento cuente con marcados acentos socialdemócratas. El salario mínimo debe convertirse en una realidad. Sobre las jubilaciones debe negociarse con perspectiva, así como en el tema de la transición energética.
En el distrito Bochum-Hamme, Norbert Kriech tiene las cosas claras. “Soy enemigo de una Gran Coalición, y seguiré siéndolo”. Se necesitaría un milagro para pensar que todo saldrá tal y como piensa la dirigencia. Y para creer en milagros, agrega, hay que ser demasiado ingenuo.