Estado Islámico
25 de octubre de 2015Sebastian B. tiene un aspecto desolador. Incluso detrás de dos gruesas paredes de cristal, se le ven sus profundas ojeras. De cabello enmarañado y pálido rostro, sin rasurar, parece más un estudiante alternativo que alguien acusado de pertenecer a una organización terrorista islamista siria.
Junto a él, el también acusado Mustafa C, parece hecho de otra madera. Se le ve relajado, incluso parece aburrirse mientras escucha la acusación en su contra. Otras veces se le ve con gesto burlón. ¿Será que está seguro de que no se le puede comprobar nada de lo que se le acusa?
Entrenamiento nocturno y con armas
Los dos sospechosos fueron detenidos a su regreso de Siria en las localidades alemanas de Mönchengladbach y Herford, en donde vivían en el Estado federado de Renania del Norte Westfalia, por orden de la fiscalía general. Se les acusa de haber recibido entrenamiento en Siria y de pertenecer a una rama del Estado Islámico, aunque no hay indicios de que tuvieran planes concretos para preparar un atentado.
Ambos viajaron a Turquía y de ahí fueron llevados por traficantes de personas a Siria. Mustafá C. llegó en marzo y Sebastian en agosto de 2013. Comenzaron un entrenamiento de cuerpo a cuerpo así como en el uso de armas y participaron activamente en misiones de combate. Sebastian B. se enlistó supuestamente como atacante suicida.
Filial del Estado Islámico
Se unieron a las filas de una suborganización del Estado Islámico llamada "Muhajirum Halab", así como a su brazo armado Jaish al-Muhajirin wal Ansar (JAMWA). Muchos de sus miembros provienen del Cáucaso o de Europa. Su líder, Abu Umar al-Shishani, prestó juramento de lealtad a Abu Bakr al-Baghdadi, por lo que pasó a ser una rama del grupo Estado Islámico.
¿Fue eso el detonante para que Sebastian B. diera la espalda a la lucha armada? En noviembre de 2013, cuando no habían transcurrido ni tres meses Sebastián B volvió a Alemania. Mustafa C. resistió hasta septiembre de 2014, tal vez porque fue nombrado líder de una pequeña tropa de combate, por lo menos es lo que se lee en la acusación.
Testimonio de un yihadista condenado
Según el abogado de Mustafa C., Mutlu Günal, los testigos que debieran esclarecer el caso, ofrecen indicios débiles. Se refiere a Ismail I., que fue condenado en marzo pasado por participar en la lucha armada en Siria a cuatro años y seis meses de cárcel. Según Günal, Ismail I., miente con tal de reducir su condena. Es por ello que su cliente Mustafa C. se muestra optimista. El ahora acusado de 27 años se radicalizó a partir de 2008. Dejó la casa paterna en Mönchengladbach y se unió a un grupo salafista en 2011.
Sebastian B. más parece una víctima que un sangriento yihadista. Su abogado, Michael Murat, habla de su trayectoria marcada por el abandono familiar, el abuso de drogas, una niñez y juventud infeliz y desafortunada. El joven se convirtió al Islam hace cinco años y entretanto tiene una mujer y un hijo. Su abogado sostiene que de cara a las atrocidades cometidas por el presidente Bashar al Assad contra su pueblo, al igual que otros musulmanes, sintió la obligación de defender a sus hermanos de fe. ¿Qué hay de malo en eso?