Comedor social de Essen: ¿lucha de pobres contra pobres?
27 de febrero de 2018La polémica en torno a la decisión del banco de entrega de alimentos de la ciudad de Essen fue enorme. La canciller alemana, Angela Merkel, criticó la decisión el lunes (26.02.2018): "No se deben hacer ese tipo de diferenciaciones. Eso no está bien. Pero también demuestra la presión existente", dijo la jefa de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) al canal RTL, una declaración que fue difundida de inmediato por medios de todo el mundo. ¿Fueron contundentes las palabras de la canciller? Merkel nunca negó que la llegada masiva de refugiados tuviera que resolverse a través del esfuerzo conjunto y voluntario de la población. Pero nunca pensó que personas mayores necesitadas pudieran sentirse a disgusto a causa de la gran cantidad de inmigrantes, como sucedió en la "Tafel" de Essen.
Pintan símbolos nazis en el comedor social de Essen
La asociación responsable del mercado caritativo de Essen, uno de los cientos que existen en Alemania, entrega alimentos en forma gratuita a personas registradas que reciben ayuda social. El fin de semana pasado, desconocidos pintaron los vehículos y una fachada del comedor social con la palabra "Nazis". ¿Qué es lo que está sucediendo realmente?
La resolución del banco de alimentos de Essen data de diciembre de 2017 y reza así: "Dado que, a causa del aumento de refugiados en los últimos años, los ciudadanos extranjeros conforman un 75 por ciento de nuestra clientela, nos vemos obligados actualmente a registrar solo a clientes que posean un pasaporte alemán a fin de garantizar un proceso de integración sensato".
Es decir, que el argumento consiste en que la cantidad de extranjeros ascendió a un 75 por ciento. La nueva regulación se aplica desde enero de 2018, sin problemas. Pero ahora es noticia. El director de la iniciativa humanitaria de Essen, Jörg Sartor, que trabaja allí desde hace 13 años, está en el foco de las críticas. Sartor y sus compañeros proveen de comestibles a cerca de 1.800 familias una vez por semana.
Además, también entrega comestibles a 107 organizaciones caritativas en Essen. Es decir, que cerca de 16.000 personas -niños, jóvenes y adultos- reciben alimentos de la "Tafel" de Essen. A pesar de las críticas a las nuevas normas y a las protestas, Sartor dijo que "no piensa dimitir". Según dijo a DW, muchas personas mayores le dijeron que se sentían mal debido a que los inmigrantes "los empujaban". Sartor no quería "hacer de policía" y reprenderlos. "Siempre les decía que se pusieran de acuerdo entre ellos". "Pero esa conducta sensata solo es posible si la cantidad de inmigrantes es igual a la de extranjeros", subrayó.
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Según un informe del periódico Rheinische Post, las dificultades entre inmigrantes y alemanes eran conocidas. Incluso la asociación regional de comedores sociales debió haber sabido sobre los planes de Sartor. Después de todo, Sartor es el vicepresidente de la asociación en Renania del Norte-Westfalen. El Rheinische Post cita así al presidente de la asociación, Wolfgang Weilerswist: "Lo que sé exactamente es que Sartor llamó la atención repetidas veces a los responsables políticos en Essen sobre la falta de alimentos. Y eso es urgente".
"No es racismo; es impotencia"
Al menos la alcaldía de Essen respalda a Sartor y a su gente: "Usted se merece que busquemos trabajar juntos para hallar soluciones constructivas rápidamente", escribió el jefe del departamento de ayuda social, Peter Renzel, en su perfil de Facebook, luego de una reunión de crisis, este martes (27.02.2018). Las autoridades de la ciudad planean una mesa redonda en las próximas dos semanas, a fin de elaborar un concepto para la distribución de alimentos en el futuro. En lo que todos están de acuerdo es que las madres cabeza de familia, los jubilados y las familias con niños menores tienen prioridad.
Claro que a Sartor no le faltaron propuestas sobre cómo mejorar la decisión que tomó, dando preferencia a las personas con pasaporte alemán. El presidente de la federación de bancos de alimentos, Jochen Brühl, opina que no fue una buena decisión, que se podría haber encontrado otra mejor para el reparto de alimentos. Pero dice que la indignación expresada por algunos políticos, como, por ejemplo, la ministra de Asuntos Sociales, Katarina Barley, del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), son "hipócritas", dado que es justamente su ministerio el responsable de los bancos de alimentos y comedores populares. "Después de todo, es responsabilidad de la política proveer de suficientes medios a los refugiados, inmigrantes y a todos los necesitados.
En lugar de eso, las oficinas estatales derivan a sabiendas y frecuentemente a los inmigrantes y refugiados hacia estas organizaciones caritativas, basadas en iniciativas sociales privadas. Los empleados, muchos de ellos trabajadores voluntarios, se ven superados por la cantidad de gente que llega a buscar comestibles. "No es racismo; es impotencia", explica Brühl.
¿Pobres contra pobres? Una situación inaceptable
La portavoz de la llamada "Conferencia sobre la Pobreza" -una agrupación de asociaciones de la Libre Asistencia Social, de la Unión Alemana de Sindicatos y de federaciones que funcionan a nivel nacional-, Barbara Eschen, dijo a la agencia DPA que es "inaceptable" que personas golpeadas por la pobreza tengan que competir entre ellas.
"No puede ser que medidas estatales como la ayuda social no aseguren un mínimo para la subsistencia", señaló Barbara Eschen. ¿Y quién podría contradecirla? Pero es justamente por ese motivo que existen los bancos de entrega de alimentos, y existen para todo aquel que los necesite.
Autor: Marko Langer (CP/VT)
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