Comentario: Escándalo repentino, proceso prolongado
25 de septiembre de 2012El Festival de Bayreuth es desde tiempos inmemoriales un refugio de fuertes emociones. ¿Es a causa de las actuaciones de largas horas de duración sobre el escenario? ¿Es debido a la escasez de entradas? ¿O a la estimulante figura de Richard Wagner? ¿A sus connotaciones antisemitas? ¿O quizás al enfoque ultranacionalista, y más tarde nacionalsocialista del círculo de Bayreuth tras la muerte de Wagner?
Todos aquellos que, como yo, llevan ya tiempo acudiendo a este festival, saben que cada matiz que se observa en el escenario y, sobre todo, detrás de él, se comenta siempre de forma sensible y, muchas veces, con un tono ligeramente – o no tan ligeramente – histérico. Y el caso de Nikitin no fue una simple ocurrencia. Un solista de primera con una esvástica en el pecho: de haber llegado a ocurrir, los daños habrían sido inmensos para el festival.
Desde luego, la organización del festival no hace exámenes de cuerpo entero en las pruebas de canto de los potenciales solistas. ¿Pero se han pasado por alto las advertencias? Lo que está claro es que en el caso de Evgeny Nikitin siempre se ha visto bastante más de la mitad superior de su cuerpo que en el resto de los cantantes. En entrevista con DW, incluso, comentó: “He recibido peticiones de fotografiar todos mis tatuajes, probablemente para ponerlos en una exhibición como laminado. Mi cuerpo es casi como mi segunda seña de identidad”. Así, con más orgullo que vergüenza, el artista se presentó ante el público con todos sus tatuajes. Debía cantar “el holandés”, un papel con connotaciones diabólicas. De alguna manera, funcionó. Incluso se logró adaptar a la imagen liberal, abierta y juvenil que el Festival de Bayreuth ha ido adquiriendo en los últimos años.
En las últimas fotografías de la piel tatuada de Nikitin, la esvástica se ha omitido. Pero, aún así, se puede seguir observando en videos antiguos: el cantante calvo en la batería, la esvástica parcialmente cubierta, pero visible. Ahora, Nikitin habla de sus tatuajes como el mayor error de su juventud por haber subestimado su significado. Sin embargo, ¿es posible que el artista de 39 años, proveniente de Murmansk, al norte del círculo polar y que actualmente actúa en los escenarios más prestigiosos del mundo, fuera tan ingenuo?
Actualmente, en el Festival de Bayreuth, el largamente evitado tema de la historia del evento durante la época nazi se trata de forma cuidadosa, quizás demasiado. El ritmo y la dirección se examinan a conciencia por parte del equipo organizacional.
En el caso de Nikitin, la actitud del festival ha demostrado ser clara: ¡nada de simbolismo nazi entre nosotros! Por eso, la complejidad del tema no se toca desde hace tiempo. Todavía no se ven muchas señales claras de la "educación sin fisuras a través de una comisión independiente de historiadores" que anunciaba con convicción hace dos años Katharina Wagner, directora artística y presidenta de los Festivales Richard Wagner. Y ya va siendo hora.
Autor: Rick Fulker / lab
Editor: Emilia Rojas