Comentario: triunfa la razón en Irlanda del Norte
27 de marzo de 2007Generaciones completas no lo hubieran creído posible. Ian Paisley, el curtido líder protestante del DUP, conocido por sus férreas posiciones y diatribas contra los católicos, se reúne por primera vez con su archienemigo Gerry Adams, dirigente del partido Sinn Fein, el partido político de la organización ilegal IRA, otrora sinónimo de violencia y terrorismo. Ni siquiera en los años posteriores al Acuerdo del Viernes Santo de 1998 se habían acercado.
Ahora formarían un gobierno de coalición con Paisley a la cabeza y Martin McGuinness, ex comandante del IRA, como vicepresidente. Indudablemente, un hecho lleno de simbolismo e impulso ejemplarizante para el pueblo norirlandés.
¿Unidad tras siglos de enemistad? – No en vano Paisley habla de un “fundamento para un mejor futuro” mientras Gerry Adams evoca el “comienzo de una nueva era política”.
Lógica consecuencia de un armisticio
Hay suficientes razones para una nueva edición de un gobierno compartido. La cooperación democráticamente legitimada a favor del pueblo norirlandés es la consecuencia lógica en mora de realizarse tras el cese de las hostilidades hace nueve años. Por lo demás, un gobierno de coalición refleja la realidad política actual: en las últimas elecciones Paisleys DUP logró la mayoría, aunque fuese mínima.
En el panorama político ambos partidos mantienen una virtual paridad de fuerzas. Los problemas por resolver sólo son manejables en equipo. Trabajo, educación y salud esperan ser atendidos por la próxima administración. En un país en donde la intolerancia religiosa y el odio han sido sembrados desde la niñez a lo largo de siglos, una parte del Gobierno no va a confiar ciegamente “en la otra parte”.
London paga por la paz
Un paquete multimillonario es el regalo de Londres tras el acuerdo. Tanto Tony Blair, que deja pronto el gobierno con una imagen estropeada por la guerra en Irak, como su partido laborista enfrentado a acusaciones de corrupción, necesitan urgentemente un éxito.
En una creciente Unión Europea el conflicto confesional de Irlanda del Norte es un anacronismo. Y los viejos rivales han dado un paso importante.
Es de desearles suerte y paciencia a los líderes norirlandeses en el desarrollo de una coexistencia pacífica en una región conocida sólo por su “conflicto”.