Comer dulce sin pecar
5 de mayo de 2005
El azúcar es dulce, pero en comparación con la hierba dulce no es nada. Esta planta, cuyo nombre científico es stevia rebaudiana es en estado natural entre diez y veinte veces más dulce que el azúcar de mesa. Su concentrado, el esteviósido, es hasta 300 veces más dulce. Sólo tres gramos del concentrado reemplazan un kilo de azúcar. Y lo mejor: casi no tiene calorías y en vez de dañarlos, protege a los dientes.
La stevia es originaria de Paraguay. Los indios guaraníes conocen sus poderes medicinales. Tiene efectos beneficiosos en la absorción de grasa y la presión arterial, es antibiótica y recomendable para diabéticos, ya que no afecta los niveles de azúcar sanguíneos. Pero todas esas propiedades positivas no están respaldadas aún por estudios europeos oficiales.
Por ello, en Alemania y la Unión Europea la venta de la planta y sus productos todavía está prohibida, pues todavía no se concluyen los estudios científicos sobre posibles efectos negativos.
Estos estudios demoran años y tienen un costo enorme. No obstante, ya se está investigando cómo cultivar la stevia.
Cultivo posible pero problemático en Europa
El arbusto alcanza una altura de un metro, da una flor blanquecina y sus hojas son ovales y pequeñas. Es ahí donde se concentra la mayor parte del edulcorante. La Universidad de Bonn está estudiando las posibilidad del cultivo de la stevia en Europa. Esta planta es plurienal, es decir que se puede cosechar varios años seguidos.
El problema en Alemania y el norte de Europa es que la stevia no es resistente a las heladas y por lo tanto no sobreviviría los inviernos. Por eso habría que plantarla cada año de nuevo, lo que resulta muy costoso. El ingeniero agrónomo Ralf Pude está experimentando para ver qué variedades son menos sensibles al frío.
En Japón se utiliza la stevia como edulcorante industrial desde hace décadas. También en Estados Unidos está permitido y en América del Sur se utiliza tradicionalmente hace más de 600 años. Nada se sabe allí de efectos negativos. Las prohibiciones en Europa parecen deberse más que nada a que la stevia podría afectar los intereses de la industria azucarera y de fabricación de edulcorantes.