Comer sin transgénicos
Anticipándose a la "Semana Verde", la feria ecológica más importante de Alemania, Greenpeace presentó la guía de compras "Comer sin transgénicos", en la cual se indica si un producto alimenticio proviene de animales o vegetales manipulados genéticamente.
La guía cumple una función aclaratoria muy importante, ya que en la ley recién aprobada, que estará vigente a partir de abril de este año, no se estipula una declaración obligatoria de este tipo en los productos alimenticios. Dicha guía le permitirá al consumidor elegir por sí mismo si apoya o no la producción y aceptación en el mercado de alimentos transgénicos.
Corinna Hölzel, de la Red de Compras de Greenpeace, manifestó: "La técnica de cultivos manipulados genéticamente está en camino hacia los supermercados, y el gobierno no logra proteger a los consumidores." Sin embargo, según la opinión de Hölzel, no existe la posibilidad de que dichos productos se establezcan en las costumbres del consumidor, ya que encuestas realizadas por la Red indicaron que tanto los comercios como los productores respetan el rechazo a los transgénicos de los adquisitores. Sólo quedaría convencer a unas pocas empresas de que los alimentos "de laboratorio" no tienen nada que hacer ni en la mesa ni en los sembradíos. La decisión de los consumidores es la que cuenta.
Multas de hasta 50.000 Euros y hasta tres años de prisión
Luego de que el proyecto de ley sobre los permisos para cultivar alimentos modificados genéticamente fuera aprobado hoy en Berlín por el ministerio de Agricultura y Protección al Consumidor, no sólo Greenpeace y las asociaciones de protección al consumidor alzaron su voz, sino también los campesinos y productores de alimentos. La ministra de medioambiente, Renate Künast manifestó que la señalización de productos que provengan de cultivos modificados genéticamente es condición esencial para la libertad de elección del consumidor. A partir de que se declare en el envase de dichos productos si se trata de un alimento transgénico, cada quien puede decidir a favor o en contra de su adquisición y consumo. Para asegurar dicha libertad de elección, se aplicará una multa de hasta 50.000 Euros y penas de hasta tres años de prisión a quien no respeten la debida declaración en la etiqueta.
Campesinos afectados por la ley
La manipulación genética en la agricultura es uno de los temas centrales en la "Semana Verde" en Berlín, que se realizará del 16 al 25 de enero. Según el presidente de la Unión de Granjeros Alemanes, Gerd Sonnleitner, el gobierno ignoró durante muchos años el desarrollo europeo y mundial en el cultivo de estos alimentos, y ahora debe dar marcha atrás, ya que, sin poseer experiencia en el tema, Alemania tendría que permitir el cultivo de vegetales modificados genéticamente, como consecuencia de la decisión tomada al respecto por la UE. Sonnleitner agregó que no es aceptable que el sector agricultor dedicado al cultivo de trangénicos deba cargar con estos problemas, y acabó por sugerir a los campesinos dejar de cultivarlos.
En Sajonia-Anhalt, grupos ecológicos y granjeros formaron la unión "No a los transgénicos en los campos de Sajonia-Anhalt". Su propósito es lograr detener el cultivo masivo de maíz manipulado genéticamente en ese estado federal. También el ministro de agricultura de Schwerin, Till Backhaus, acentuó que es importante actuar con responsabilidad en lo referente a la técnica de manipulación genética en la industria alimenticia.
Alimentos provenientes de soja transgénica
Greenpeace manifestó que el setenta por ciento de las empresas de producción alimenticia excluyen la utilización de transgénicos. La guía permite al usuario saber qué empresas cuidan de que su ganado sea alimentado con productos libres de manipulación genética. A través de ello se podrá diferenciar, por ejemplo, si la leche que se consume proviene de una vaca que ha recibido este tipo de engorde. En Alemania todavía se alimenta al ganado vacuno, porcino y a las aves con millones de toneladas de soja trasngénica. Es en este punto donde Greenpeace aborda la iniciativa de imponer la alimentación libre de este tipo de soja, junto con productores y asociaciones de granjeros como Schwäbisch Hall, Böseler y Zimbo, entre otros.
Según Christoph Then, experto en técnica transgénica de Greenpeace, hasta ahora los consumidores adquirían tales productos sin saberlo, ya que no existía la obligación de declarar el origen en su envase. La guía de compras llega en el momento indicado.