Comida inteligente invade el mercado europeo
11 de noviembre de 2006Día a día la oferta de productos alimenticios en los supermercados de Europa, y en especial de Alemania, no sólo aumenta en cantidad, sino en diversidad, y mejora también su diseño, cada vez más ajustado al gusto del consumidor. A veces resulta difícil decidir qué comer entre tanta colorida variedad. Yogures de gustos exóticos como “lichi-chocolate” o “mango-caramelo”, quesos untables de diez sabores diferentes, por mencionar algunos. Buscar un jugo de frutas puede transformarse en todo un estudio de mercado y tomar más tiempo del necesario mientras uno se pasea por las góndolas pletóricas de productos. Como si esto fuera poco, la industria alimenticia planea producir alimentos capaces de transformarse como por arte de magia según los deseos del consumidor.
El batido se transforma a sí mismo
La tecnología alimentaria cuenta desde hace varios años con la ayuda de unas partículas invisibles al ojo humano: las nanopartículas. Un nanómetro equivale a la millonésima parte de un metro, y por medio de ellas ya sería posible producir alimentos capaces de modificar su sabor de acuerdo al gusto del consumidor. De acuerdo con esto sería posible modificar el gusto, la consistencia y hasta el color de los alimentos. “Un batido podría transformar su sabor con sólo volver a batirlo”, dice René Zimmer, de la Oficina Alemana de Análisis de Riesgo de Berlín. Un batido de vainilla podría transformarse en uno de chocolate con sólo sacudirlo cinco veces. O de frutilla (fresa), batiéndolo dos veces.
Hasta el momento existen cerca de 150 nanoproductos en el mercado. En algunas cremas solares, por ejemplo, partículas de dióxido de titanio protegen eficientemente a la piel de los rayos ultravioleta. También están presentes en lacas y coberturas que impiden fijar graffitis.
Salsa más espesa, sopa sin grumos
En el área alimenticia las nanopartículas también vienen marchando a paso firme. Según Zimmer, la salsa de tomate que compramos en el súpermercado contiene aditivos, como el dióxido de silicio, que aumenta su consistencia e impide que se licúe. Las ínfimas partículas se encuentran especialmente como agente anti-apelmazante en los sobres de de sopa en polvo, donde ayudan a que la preparación no forme grumos.
La moda nano llegó también al deporte: el equipo alemán FC Bayern de Múnich solicitó a la empresa Neosino preparados anabólicos que regenerarían los músculos rápidamente y contribuirían en la curación de diversas enfermedades, aunque los especialistas discuten aún si son o no peligrosos para la salud humana.
Pero parece ser que éste es sólo el comienzo. La industria alimenticia investiga a nivel global el efecto de los nanotransportadores, cápsulas ínfimas que contienen saborizadores, colorantes o vitaminas y pueden liberar su carga de acuerdo con las circunstancias. Como ejemplo, la leche en el refrigerador podría tomar un color rojo al agriarse, o la pizza podría cambiar de sabor en el horno, pasando de ser una de jamón a una de anchoas. Asimismo, la tecnología alimentaria parece beneficiarse con las nanopartículas en cuanto a su conservabilidad. La empresa Mars ya ha patentado un procedimiento por medio del cual se aplica una ligera capa de dióxido de titanio sobre la barra de chocolate para prolongar su fecha de caducidad.
Envolturas inteligentes
Y no sólo la leche sería capaz de cambiar de color cuando se cuaja. Zimmer afirma que “la investigación se ocupa también de aplicar la nanotecnología a los envases”. Un tetrapack podría comunicar con un cambio de color que el producto está vencido. Según el portal onleben, los autores del libro “La mentira del yogur”, Marita Vollborn y Vlad D. Georgescu, parten de la idea de que la fabricación de alimentos sufriría cambios fundamentales a más tardar hasta el año 2015. Hasta ese entonces la nanotecnología estaría presente en más del cuarenta por ciento de los alimentos que consumimos.
¿Provocan las nanopartículas daño pulmonar?
Hasta hoy ni siquiera los científicos saben con seguridad si los nanoproductos son inofensivos para el organismo humano. El grupo Nanocare, del Centro de Investigaciones de Karlsruhe realizó experimentos con ratones y descubrió que las nanopartículas aspiradas por los roedores les provocaban inflamaciones en el pulmón. Y cuanto más pequeñas las partículas, mayor era el daño producido. Un estudio hecho en Londres se ocupa de los efectos de las nanopartículas en los alimentos. A un grupo de pacientes de Morbus Chron se lo dividió en dos y la primera mitad se alimentó con nanoproductos, mientras el otro grupo desistió completamente de dichos alimentos. El resultado fue que en los pacientes que no consumieron nanopartículas los síntomas se redujeron notablemente. Además, ya hay datos sobre efectos perjudiciales a la salud producidos por aerosoles de baño que fueron quitados inmediatamente del mercado, ya que eran tóxicos.