Como en el dilema de Hamlet
1 de septiembre de 2002La vieja máxima de ‘la unión hace la fuerza’ no podría tener mayor vigencia. Sólo alcanzando una posición de consenso, los ministros del Exterior de los quince países de la UE podrán ejercer influencia sobre Estados Unidos e impedir que la superpotencia socave los principios fundamentales del derecho internacional.
Las relaciones trasatlánticas se han deteriorado notablemente por las fricciones en torno a la manera de presionar a Irak y por la insistencia de Washington de dotar a sus soldados de inmunidad frente al Tribunal Penal Internacional (TPI). Estos son los temas que dominan la reunión ministerial de la UE, en el castillo de Elsinor, en las costas de Dinamarca, que fuera escenario de Hamlet, la famosa tragedia de Shakespeare.
Armas de grueso calibre
La resuelta posición del gobierno de George Bush a emprender una ofensiva militar, incluso en solitario, contra Irak ha irritado aún mas a los aliados europeos. Ya existía un malestar en el viejo continente frente a la difusa política de Washington en Medio Oriente y su estrecha visión en materia medioambiental, eso dejando de lado los conflictos comerciales. Las divergencias en torno al Tribunal Penal Internacional ha engrosado aún más la lista de puntos conflictivos entre ambos lados del Atlántico. A pesar del lenguaje diplomático aquí se pelea con armas de grueso calibre.
El gobierno de Bush quiere asegurar a toda costa, que bajo ninguna circunstancia, ni sus soldados, ni ningún ciudadano estadounidense tengan que comparecer ante el Tribunal por posibles crímenes de guerra. Incluso ha tomado como rehén la planeada ampliación de la OTAN hacia el este de Europa, extorsionando veladamente a los candidatos de nuevo ingreso: si quieren contar con el apoyo de Washington deberán firmar 'tratados bilaterales de no extradición'. Entre los países que ya cedieron a la presión de Washington, se encuentra Rumania, la república centroasiática de Tayikistán, Timor Oriental e Israel. Se espera que el gobierno conservador en Australia también lo haga.
Frente común europeo
Los 77 países que han firmado ya el Tratado de Roma que da vigencia al Tribunal, están resueltos a impedir que Estados Unidos socave el derecho internacional. La Unión Europea, cuya contribución fue decisiva para la creación de esta máxima instancia que enjuiciará globalmente crímenes de guerra y tiene su sede en la Haya, está resuelta a encontrar una posición de consenso este fin de semana. Ese es el principal cometido de los Ministros del Exterior reunidos en Elsinor el 30 y 31 de agosto. La Unión Europea exhortó a los países miembros a no firmar ningún acuerdo que otorgue inmunididad a Estados Unidos, mientras los ministros del exterior no hayan formulado una posición común.
La reacción de Washington no se hizo esperar. El Secretario de Estado, Colin Powell, pidió por separado a cada gobierno de los 15 países de la Unión, firmar el acuerdo bilateral de no extradición. Hasta ahora, la presión de la Casa Blanca sólo ha logrado que sus soldados gocen de inmunidad por un período de un año.
No hay lugar para indecisiones
La hora de la diplomacia le toca ahora a los europeos, quienes tendrán que encontrar una fórmula que no los enfrente con su aliado, pero que los mantenga en una línea común. Hay temor de que Gran Bretaña e Italia, los aliados más allegados a Washington, opten por no poner en juego su relación con la superpotencia, lo que minaría la política exterior europea. De no encontrar los europeos una voz común que les permita enfrentar a Estados Unidos, numerosos países de Asia, Africa y Latinoamérica se verían prácticamente imposibilitados a resistir la presión de Washington.
Los Quince quieren apoyar todos los esfuerzos de la ONU para presionar a Irak y evaluarán la posibilidad de imponer a Saddam Hussein un ultimátum. La UE quiere establecer también una ‘guía para un Estado palestino’, que complementaría la labor de mediación del ‘Cuarteto para Oriente Medio’, integrado por la UE, EEUU, Rusia y la ONU.
Este fin de semana será decisivo para la política exterior europea. En Dinamarca se decidirá en buena parte el futuro del Tribunal Penal Internacional, así como la ampliación de la OTAN. De aquí podría surgir también una amonestación al unilateralismo estadounidense. Sólo cabe desear que las indecisiones que abatieron al príncipe Hamlet, no tengan lugar esta vez en Elsinor.