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Con danzas de la lluvia y electricidad ecológica contra el cambio climático

29 de noviembre de 2011

El cambio climático es palpable en Sudáfrica. Sequías e inundaciones amenazan la existencia de miles de campesinos. Justamente en las zonas rurales debe llevarse a cabo una amplia labor educativa.

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El terreno es fértil en Sudáfrica, pero el agua escasea.Imagen: CC/World Bank Photo Collection

La pequeña aldea sudafricana de Khomele, con sus 566 habitantes, se encuentra situada en una región de ricas cosechas. La provincia de Limpopo ofrece las mejores condiciones para un buen aprovechamiento de la agricultura. La cordillera Soutpansberg cobija desde diversos flancos a los campos de cultivo de Khomele. En el fértil valle crecen no sólo el maíz y el mijo, sino también frutas tropicales como la papaya y el mango. Cabras y vacas tienen allí un lugar donde pastar.

roadside fruit vendors - Limpopo Province, Südafrika
Vendedores de fruta en las carreteras de Limpopo, Sudáfrica.Imagen: CC/jacashgone

La época de lluvias, entre octubre y marzo, determina por completo el ritmo de vida en la aldea. Las lluvias se ausentan cada vez con más frecuencia, obligando a los habitantes de la región a armarse de paciencia a la espera del precioso líquido. Pero en Khomele apenas unos pocos han oído hablar del cambio climático. Lo habitual es atribuir los periodos de sequía a la ira de los espíritus, según un estudio de la Universidad de Sheffield.

Da igual cuántas cabras ofrezcan a los espíritus los habitantes de Khomele: el paso de la época de lluvias a la de sequía y viceversa ya no responde a la regularidad de calendario alguno. "Vemos cada día cómo la naturaleza cambia, pero no tenemos un nombre para definir este cambio", explicó el jefe tribal a los investigadores británicos. Al final, las precipitaciones llegaron. Eso sí, mucho antes de la época de lluvias y provocando una crecida del río Tshishiru que arrastró a la mitad de la aldea.

The medicine man or sangoma, South africa
Los curanderos sudafricanos gozan a menudo de más credibilidad entre la población que los ecologistas.Imagen: CC/MercyWatch

Concienciación contra el cambio climático

Las condiciones climáticas actuales constituyen ya un grave problema para Sudáfrica. El extremo meridional del continente africano está integrado, en gran parte, por desiertos y zonas semidesérticas. Y, debido al calentamiento global, el clima se vuelve cada vez más extremo. Las denominadas "inundaciones del siglo" se han convertido en un fenómeno mucho más frecuente de lo que se podría deducir de su nombre: se registraron tres de ellas en tan sólo cinco años. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por las siglas en inglés) de la ONU teme que la sequía extrema y las inundaciones acaben derivando en breve en conflictos por el reparto de los recursos.

En un informe especial sobre condiciones meteorológicas extremas publicado este año, el IPCC alerta del paulatino empeoramiento de las condiciones climáticas en la región. Los científicos temen que se produzca un significativo aumento de fenómenos meteorológicos extremos que dejarían a las regiones afectadas sin apenas margen para recuperarse. Además, es sumamente difícil adaptar las infraestructuras existentes a las nuevas y extremas circunstancias climáticas. El cambio climático se ensaña con aquellos que, ya de por sí, disponen de menos recursos. Como los pequeños campesinos, directamente sujetos a unas condiciones climáticas que no pueden esquivar y que les afectan doblemente: en su trabajo y como habitantes de las regiones golpeadas por el cambio climático. Paradójicamente, la mayoría de la población rural desconoce el porqué de los dramáticos cambios que se suceden a su alrededor.

Es por ello que la labor informativa constituye el medio más importante en la lucha contra el cambio climático en Sudáfrica. "Por supuesto que los grandes causantes son otros", explica la doctora Irene Lukassowitz, quien trabaja para la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, por las siglas en alemán) y para la agencia Indalo Yethu, dependiente del Departamento de Asuntos Medioambientales del Gobierno de Sudáfrica. "Pero todo el mundo puede contribuir a la lucha contra el cambio climático. No podemos abandonar a las personas en la ignorancia y la impotencia, sino que debemos implicarlas en el problema", asegura Lukassowitz.

Cambio de modelo en el suministro energético

Thunderstorm, South Africa
A veces no hay lluvia y otras veces llueve en exceso.Imagen: CC/Jonathan Gill

El propio Gobierno sudafricano ha reconocido la gravedad de la situación. "El cambio climático ya es una realidad", afirmó el pasado mes de abril la Ministra de Medio Ambiente, Edna Molewa, en una comparecencia ante el Parlamento. "La producción agrícola desciende y suben los precios de los alimentos. Nuestra respuesta al cambio climático puede pasar únicamente por aprovechar las nuevas oportunidades de crecimiento que nos ofrece la prevención del cambio climático a nivel global", aseguró Molewa. Sudáfrica pretende elevar hasta el 15% el porcentaje de electricidad ecológica en el horizonte de 2025 y crear 50.000 puestos de trabajo a través de la construcción de parques eólicos e instalaciones solares. Hasta entonces, las emisiones perjudiciales para el clima deben verse reducidas en un 42%.

Pero el país tiene por delante una ingente tarea a nivel medioambiental: los costes energéticos se sitúan en Sudáfrica entre los más bajos del mundo debido a las grandes reservas de carbón disponibles y al bajo coste de la mano de obra, lo que provoca que la primera economía africana sea también el primer emisor de CO2 del continente. La tasa de emisiones de Sudáfrica se sitúa en 10 toneladas de dióxido de carbono por persona y año, un 43% superior a la media mundial. Al mismo tiempo, un 30% de la población sudafricana sigue sin tener acceso a la electricidad.

Un balance negativo al que también contribuyen las denominadas plantas de licuefacción de carbón, desarrolladas durante el Apartheid para reducir la dependencia del país respecto a las importaciones de petróleo. Sasol's Secunda, una refinería en la que se transforma cabón en diésel, libera anualmente 75,4 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. La planta ostenta el dudoso honor de ser el mayor emisor individual de CO2 del mundo.

Pensar localmente, actuar globalmente

Sasol Secunda, Südafrika
Sasol's Secunda: el mayor contaminante de Sudáfrica.Imagen: CC/hyper7pro

Pero, en primera instancia, son los pequeños proyectos los que marcan la diferencia. En Khomele, la comunidad ha elevado la presa tras la última inundación. Además, ya no se construirán más cabañas directamente junto al río. Por su parte, el jefe tribal vigila que nadie tale árboles para ganar dinero con la venta de leña.

En colaboración con científicos de la Universidad de Sheffield, se reintrodujeron en el valle antiguas variedades de frijoles. Se trata de especies capaces de subsistir con menos agua en verano y cuyas raíces ayudan a fijar el terreno para permitir, en invierno, el cultivo de una planta más delicada como el maíz. El retorno a antiguas prácticas permite a los habitantes de Limpopo luchar por sí mismos contra las consecuencias del cambio climático.

Autor: Wiebke Feuersenger / Emili Vinagre
Editor: José Ospina-Valencia