La asociación alemana KRAKE ha instalado en el Rin la primera trampa de residuos en un río del país. La estructura, de fabricación propia, captura la basura que va a la deriva con ayuda de una cesta colocada entre dos flotadores. Zapatillas, botellas de plástico, productos industriales... los voluntarios recogen con su invento todo tipo de residuos, contribuyendo así a reducir la basura plástica que el Rin arroja al Mar del Norte. Además, recogen datos para un proyecto científico de larga duración. Datos con los que el grupo espera convencer a los políticos de la necesidad de limitar por ley la cantidad de plásticos en los sistemas hidrográficos. Para reducir la producción de plástico y proteger los océanos, pescadores y mariscadores de varios países prueban redes fabricadas con materiales alternativos. Son los primeros interesados en proteger la fauna marina. Saben que las redes a la deriva se convierten con demasiada frecuencia en una trampa mortal para los animales. En Tarento, sur de Italia, los mejillones se cultivan desde hace siglos, y desde los años 60 en estructuras de polipropileno. Ciccio Marangione, mariscador, está probando con éxito un bioplástico a base de maíz. Otros colegas experimentan con materiales naturales como cáñamo o sisal. Desde Burdeos, Francia, los creadores de la marca Nomads Surfing quieren revolucionar el sector. Las tablas y el equipo de surf convencionales se fabrican casi exclusivamente a base de plásticos. Sin embargo, en Nomads Surfing reciclan tablas viejas, apuestan por materiales sostenibles y transforman viejos trajes de neopreno y chanclas en equipamiento de surf. Esta manera de trabajar ya ha despertado el interés de grandes fabricantes de artículos deportivos.