Contrapunto monocromático: azzurri contra bleus

Con Francia clasificada para jugar la final con Italia, la mirada se vuelve ya hacia Berlín, donde se pondrá el broche de oro a este Mundial. Buenos recuerdos ha de traerle a los italianos el estadio olímpico de la capital germana, donde obtuvieron una victoria con la selección dirigida por Vittorio Pozzo en los juegos de 1936. Pero han pasado ya 70 años y el campo deportivo en cuestión ha sido remodelado a fondo, sin que queden mayores huellas de aquellas olimpiadas que, por lo demás, no pasaron a la historia tanto por los atletas sino por la fatídica impronta del régimen nazi imperante entonces.

Empate histórico

Más vale pues remitirse a otros antecedentes con miras a la final de Alemania 2006. Por ejemplo, a las estadísticas de los encuentros en que se han enfrentado las selecciones de Alemania y Francia en la historia de los Mundiales. Pero eso tampoco ayuda demasiado a la hora de hacer vaticinios para el domingo, porque el balance arroja un empate.

El primero de esos duelos tuvo lugar en el Mundial de 1938, en el que los franceses fueron derrotados en los cuartos de final, por 3 a 1, pese a haber sido los anfitriones. Italia también salió victoriosa del segundo enfrentamiento, obteniendo un 2 a 1 en la Copa del Mundo de 1978, en Argentina. De ahí en adelante la fortuna mundialista sonrió a los franceses. En el mundial de México, en 1986, derrotaron a la Squadra Azzurra por 2 a 0, en octavos de final. Y en el Mundial de Francia, los dueños de casa -que finalmente se quedaron con la copa- se impusieron en cuartos de final a Italia por 4 a 3, tras dirimir la contienda a penales.

Un as llamado Zizou

¿Qué otros elementos quedaría por considerar, en este intento de prever hacia dónde podría inclinarse la balanza en la final 2006? ¿Pesará más el deseo de los azzurri de limpiar su honra y superar el patético escándalo de la liga italiana, que amenaza con dejar a varias estrellas jugando en la tercera división? ¿O se impondrá quizás la voluntad de la vieja guardia francesa de desmentir categóricamente a los que querían jubilarla, aparte de taparle la boca al xenófobo líder del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen, que criticó a la selección por considerar que tiene un "exceso" de jugadores de color?

Ambos tienen razones de sobra para salir a darlo todo en la cancha. Y es difícil definir quién entrará al Estadio Olímpico de Berlín como favorito. Pero sí hay algo en que Francia lleva claramente la delantera. En vista de que las grandes promesas de este 2006 han decepcionado, de que Ronaldinho brilló por su ausencia en el arco rival y que los peligrosos Miroslav Klose y Cristiano Ronaldo no consiguieron boletos para la final, recae en los franceses el mérito de haberle puesto rostro a este Mundial de Alemania: el rostro de Zizou. Pierda o gane su equipo, Zinedine Zidane ya se alzó como la gran estrella que en su ocaso vuelve a hacer gala de habilidad y carisma para eclipsar a las demás luminarias del balón.