Cooperación Colombia-OTAN: “un acto de mucho simbolismo”
25 de junio de 2013De gira por Europa, en busca de cooperación en materia de defensa y seguridad ciudadana, el ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, firmó en Bruselas un acuerdo de cooperación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En pleno proceso de búsqueda de una pacificación con su principal grupo armado, con otros grupos armados activos en el país y con altos índices de inseguridad, “Colombia está buscando en los países europeos y en actores multilaterales como la OTAN la experiencia que tengan en operaciones humanitarias, en emergencias civiles y en la transparencia y la lucha contra la corrupción en los sistemas de defensa”, dijo Pinzón a DW subrayando que lo que se pretende es una modernización de las Fuerzas Armadas de Colombia.
Modernización del Ejército
Efectivamente, esta cooperación, enmarcada para la OTAN en sus relaciones con “partners across the world, sí podría resultar en una modernización de las Fuerzas Armadas colombianas en el sentido de la autoconcepción de un ejército como parte de una sociedad y de apoyo a la gestión del poder de un Estado en democracia”, explica Matthias Dembinsky, investigador del Peace Research Intitut de Fráncfort (PRIF).
Aunque está por verse qué características específicas tiene el acuerdo con el país sudamericano, el experto alemán no cree que “modernización” implique armamento más moderno.
Muchos temores
El ministro Pinzón califica de "error de interpretación" el que el acuerdo de cooperación haya sido duramente criticado por diversos países sudamericanos. “Se dijo en un principio que Colombia iba a formar parte de la OTAN y que eso iba a implicar que tropas de otras naciones estuvieran en el país. Por un lado, no es el interés de Colombia y por otro, no es posible”, explica agregando que la experiencia que Colombia obtenga podría aportar a elevar los estándares de la región.
A este respecto, Dembinsky –basado en los acuerdos que la OTAN tiene con sus socios euroatlánticos (los del antiguo Pacto de Varsovia), con los países mediterráneos y con otros socios en otras partes del mundo- no cree que este acuerdo de cooperación signifique que “Colombia se convierta en la puerta de entrada a la OTAN en América Latina”.
Con la reserva de que siempre puede haber especificidades para cada país, “lo que se sabe de otros acuerdos es que no necesariamente significan mucho más que ejercicios comunes, intercambio de información y también la posibilidad de participar en operaciones de la OTAN, como por ejemplo en Afganistán”.
¿Preparándose para la paz?
En cuanto a un apoyo directo al proceso de paz en Colombia, Dembinsky no ve demasiadas posibilidades, pues “no es algo que haya caracterizado en el pasado a la OTAN. En lo que sí tiene experiencia es en programas de cooperación civil-militar y para la organización de ejércitos dentro de estructuras estatales democráticas”.
Como fuere, según el ministro de Defensa, con pasos como el de este acuerdo, “el país se prepara para un posible escenario post-conflicto. Con todo, mientras existan grupos terroristas, narcotráfico y crimen organizado, el Estado tendrá que ser contundente a la hora de perseguir a estos grupos criminales y de proteger los derechos de los ciudadanos. Y para eso, las Fuerzas Armadas tienen que profesionalizarse”.
A este respecto, “a nivel de capacitación las cooperaciones suelen limitarse a niveles de oficiales, pero no implica que oficiales de la OTAN vayan a entrenar a oficiales colombianos. Por lo general se traduce en que los oficiales de los países socios vengan a los cuarteles de la OTAN y vean cómo funciona. También suele haber encuentros regulares”, explica el experto en estructuras de la alianza y concluye que aunque en la práctica no suelen significar mucho, el acuerdo entre la OTAN y Colombia “podría verse como un acto de mucho simbolismo”.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Claudia Herrera Pahl