Cumbre del G8
16 de mayo de 2012
Será una cumbre muy especial la del G8 en Camp David. Y será la primera vez que el nuevo presidente francés, François Hollande, participe de una reunión internacional. “Hollande estará, como lo estuvo durante su visita en Berlín, bajo la presión de no hacer nada que pueda poner en peligro el pacto europeo fiscal que ya se negoció”, dice Stewart M. Patrick, experto en política internacional en el Consejo de Relaciones Exteriores de Washington. La demanda del presidente socialista Hollande de complementar las medidas de austeridad con un plan de crecimiento económico, así como la crisis de Grecia serán temas omnipresentes durante la cumbre, y se espera que haya anuncios importantes al respecto.
La lista de temas es larga para este encuentro que no durará más de 24 horas. Va desde la inseguridad alimentaria en África hasta la disputa nuclear con Irán, pasando por los planes de retiro de tropas de Afganistán, las medidas a tomar en cuanto a Siria y a Corea del Norte, hasta la protección del clima. El presidente estadounidense, Barack Obama, invitó a participar a los jefes de Estado y de Gobierno de Gran Bretaña, Canadá, Francia, Rusia, Alemania, Italia y Japón.
Rusia: ¿el tercero en discordia?
El presidente reelecto de Rusia, Vladimir Putin, no asistirá personalmente. Enviará a Dimitri Medvédev, su primer ministro. Un detalle no demasiado positivo, ya que justamente los rusos son considerados un país problemático. “Sin Rusia, el G7 conforma una comunidad de países con sistemas democráticos sólidos y progresistas, que cree en los derechos humanos y que tiene, a grandes rasgos, los mismos puntos de vista acerca de la crisis económica global”, explica el politólogo Stewart M. Patrick, que fue asesor el ministerio de Exteriores de EE. UU. desde 2002 hasta 2005. Rusia, por el contrario, va en dirección a un sistema autoritario bajo el mando de Putin y no es un socio confiable en temas sensibles como, por ejemplo, Irán y Siria. Es decir, que no se esperan grandes avances en ese sentido.
Como cada vez que se realiza una cumbre del G8, vuelve a surgir el cuestionamiento acerca de la razón de ser del grupo, en el que ocho Estados representan a un 15 por ciento de la población y a dos tercios del rendimiento económico mundial. Se trata de una agrupación de países sin estructura fija, sin financiamiento y sin normas que la regulen. El G8 fue creado en los años 70, en plena crisis petrolera, como un foro de coordinación de cuestiones económicas y comerciales. Los temas tratados en su agenda son actualmente, en su mayoría, también de carácter político, aunque se considere al G-20 el foro económico más importante y el Consejo de Seguridad de la ONU sea el que disponga de mecanismos para aplicar sanciones.
Lista de invitados se amplía
Bruce Jones, experto en política internacional de la Brookings Institution, opina que “al G8 lo salvó la primavera árabe, ya que fue un proceso en el que las potencias occidentales necesitaban una plataforma para coordinar la ayuda económica y las medidas políticas.” Jones cree que es posible que el G8 se amplíe en el futuro de manera permanente para las potencias económicas o bien de acuerdo con los temas de la agenda. Y esto último es lo que está sucediendo ahora. Durante la reunión preparatoria de ministros del G8, en abril de este año en Washington, se invitó al ministro turco para deliberar acerca de la crisis en Siria.
El presidente Obama también invitó a Camp David a mandatarios de Benin, Etiopía, Ghana y Tanzania, a fin de tratar el tema de la seguridad alimentaria en África. La discusión al respecto es la continuación de un proceso que comenzó en 2009 en L'Aquila: Y Stewart Patrick recuerda que “las cumbres del G8 siempre reúnen a aquellos países que prestan la mayor parte de la ayuda oficial al desarrollo.”
Y, finalmente, encuentros como los del G8 ofrecen la oportunidad de hablar de temas a nivel informal y bilateral, señala Bruce Jones, de la Brookings Institution. “A veces, eso más fácil que realizar una reunión formal entre dos funcionarios acerca de un tema determinado”, añade el experto. En tiempos como éstos, a los jefes de Estado y de Gobierno seguramente los aguardan diversos temas urgentes que requieren de consenso.
Autora: Christina Bergmann/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López