Literatura joven para recomendar
13 de diciembre de 2010Sascha Pranschke dirige la Casa de la Literatura Joven en la ciudad de Colonia y también su página en Internet, el portal literario Mein Block (Mi bloc). En la Casa de la Literatura se reúnen todas las semanas jóvenes de 14 a 18 años para hablar sobre los libros que leyeron, o para escribir cuentos, glosas y críticas literarias. Leen mutuamente sus textos y discuten sobre ellos. En las reuniones de la redacción se habla de los títulos recién publicados y se reparten ejemplares, y Sascha Pranschke incentiva a los jóvenes a que escriban críticas literarias.
"Escribimos sobre lo que nos gusta leer'"
A mí me pasa seguido que mis amigos me recomiendan un libro. Entonces voy a la librería, lo busco y veo si el título me gusta. Después, leo la contratapa, hojeo y leo lo que allí encuentro. Si me gusta, lo compro. Así es como elijo mis libros", dice Lena, de 18 años.
Enza, también de 18 años de edad, busca sus libros según lo que haya descubierto en las lecturas de autores que se realizan en la Casa de la Literatura. O en los programas impresos, cuando no tiene tiempo de asistir personalmente. Lennart, de 14, explica que “escribimos mayormente sobre libros que nos gustaron. Tenemos rara vez una crítica mala sobre un libro, porque siempre escribimos sobre lo que nos agrada”, dice.
"Literatura para todos"
Los miembros de la redacción de Mein Block son autores jóvenes y seguros de sí mismos que no seleccionan sus lecturas de acuerdo a criterios como "literatura para adolescentes". Además, sus gustos son muy individuales y se diferencian claramente.
“Para mí, la literatura juvenil no es un área por sí misma, sino tal vez más bien una zona intermedia entre las obras para niños y aquellas destinadas a adultos. Yo todavía leía a libros infantiles cuando comencé a leer libros para adultos, y no por eso dejé de leer literatura juvenil”, dice Antonia, de 18 años.
"Muchos no saben cómo es ser adolescente"
Para Wassily, de 17, “los escritores de literatura para adolescentes no deberían escribir intentando imitar el dialecto juvenil. Eso casi siempre les sale mal, a no ser que el mismo autor sea joven”, dice.
A menudo tocan las problemáticas adolescentes como, por ejemplo, el embarazo precoz, el alcoholismo de los padres o la violencia familiar. “Si no se sabe cómo es ser adolescente, se podría creer que los jóvenes sólo tienen problemas. Eso es lo que pasa cuando los autores creen que saben cuáles son los problemas de los jóvenes. La verdad es que, la mayoría de las veces, no lo saben”, opina Wassily.
Obras sin límite de edad
Los jóvenes quieren libros que los entretengan, pero, por el otro lado, también valoran la información que puedan proveerles. En este momento están muy de moda las historias de vampiros y ángeles. Antes, la magia era tema de culto. Los autores y las editoriales intentan acoplar nuevos sucesos a los de la saga Crepúsculo, de Stephanie Meyer, a Harry Potter y a la trilogía Corazón de Tinta, de Cornelia Funke. Después de todo, las cifras de ventas prueban que son cada vez más los adultos que compran este tipo de obras. Un fenómeno debido, tal vez, a que las editoriales los anuncian como "literatura para todas las edades".
“En el fondo, eso sólo refleja la impresión, que muchos jóvenes también tienen, de que el hecho de que una obra sea para jóvenes o para adultos es algo secundario. Y me parece bien que las editoriales hayan encontrado el concepto de 'literatura para todas las edades' algo que hace que disminuyan las inhibiciones al comprar un libro”, señala Sascha Pranke.
Obras juveniles recomendadas
La redacción de Mein Block tampoco se deja impresionar demasiado por cubiertas caras, ni por anuncios espectaculares de nuevas sagas o listas de best-sellers. ¿Qué prefieren leer entonces los más jóvenes? “Un libro reciente que me gustó, y que conocí a través de la Casa de la Literatura, es Pequeño hermano (Little Brother), de Cory Doctorow, que se ocupa del tema de la esfera privada y la protección de datos, un tema, me parece, muy serio, pero que también está relacionado con la juventud”, cuenta Sascha Pranke.
“Otro que recomiendo es El recolector de fresas, de Monika Feth. La historia es sensacional. Trata sobre la vida de Jette y su amiga, que comparten una vivienda. En las cercanías, el llamado ‘asesino de los collares' siembra el horror. Lo que me parece genial es la descripción que hace la autora del psicópata. Es tan buena que, al final, el lector se compadece de él”, dice el jefe de redacción de Mein Block.
Pero Sascha Pranke dice que su libro favorito es La mitad del mundo (Die Mitte der Welt), de Andreas Steinhöfel. Los protagonistas son extraños, y la historia me sorprendió en parte, ya que suceden cosas que nunca se me hubieran ocurrido. Es un libro que podría leer una y otra vez. Se lo recomendé a mis amigos. Y siempre me alegro cuando alguien me dice que lo tiene en su biblioteca.
Autor: Verena Specks-Ludwig/ Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia