Cuando el deporte se vuelve superstición: rituales extravagantes en el campo de fútbol
Jugadores como Cristiano Ronaldo y Manuel Neuer confían puramente en su habilidad, ¿verdad? No siempre. Estos jugadores y entrenadores tienen peculiares rutinas previas al partido para asegurarse un poco de buena suerte.
Cristiano Ronaldo: maestro de rituales
El delantero estrella portugués no deja nada al azar. En el autobús del Real Madrid siempre se sienta en la última fila. En un avión, en la primera. Siempre entra al campo de fútbol con su pie derecho primero y durante el descanso, sin falta, se acomodará el cabello. ¿Podría todo esto explicar que haya ganado cinco Balones de Oro?
Neymar: rezar por la victoria
Es el mejor jugador del mundo. Al menos eso es lo que él mismo dijo al explicar que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo son "de otro planeta". Aún así, el delantero brasileño confía en ciertos rituales para mejorar su juego. Antes de cada partido, reza con su padre. Cuando Neymar entra al campo con su pie derecho primero, también toca la grama con sus manos y reza otra oración.
Sergio Javier Goycochea: orinar para tener suerte
En el Mundial Italia 1990, el exarquero argentino Sergio Javier Goycochea se hizo la costumbre de orinar en el campo en preparación para atajar penales. Bueno, esa es una forma de desestabilizar a tus oponentes. El ritual pareció haber funcionado hasta el partido final, cuando Argentina perdió 0-1 ante Alemania.
Manuel Neuer: en contacto con la portería
El portero y capitán del equipo de Alemania, Manuel Neuer, también se permite rituales para tener ventaja sobre sus oponentes. En una rutina que parece casi religiosa, Neuer toca ambos postes de la arquería antes de cada partido y nuevamente antes de la segunda mitad. ¿Funcionará en el Mundial de 2018?
Bastian Schweinsteiger: calcetines empapados
Fue el héroe de la Copa del Mundo en 2014, incluso jugando con la cara ensangrentada. El excapitán de la selección alemana, que ahora tiene un contrato con el Chicago Fire en Estados Unidos, llevó al equipo alemán a la victoria en ese Mundial. Su propia extravagancia supersticiosa es que le gusta jugar con calcetines mojados y zapatillas mojadas.
Laurent Blanc & Fabien Barthez: la suerte a través de un beso
Como capitán, Laurent Blanc dirigió al equipo nacional francés durante años. Antes de cada partido internacional, besaba la cabeza afeitada de su compañero de equipo y portero Fabien Barthez. Al parecer, le traía suerte. Y mientras más partidos ganaba el equipo, más jugadores comenzaron a copiar el ritual. Eventualmente, todo el equipo estaba haciendo cola para besar al portero en la cabeza.
Gerd Müller: mientras más grande mejor
Las zapatillas de fútbol deberían quedar bien. Pero el exjugador alemán Gerd Müller insistía en usar zapatillas tres tallas más grandes. Decía que podía rotar mejor de esa manera. El austriaco Johann Ettmayer, por otro lado, usaba zapatillas que eran demasiado pequeñas. Decía que las zapatillas de fútbol deberían ser como "condones para tus pies".
Gary Lineker: no "usar" los goles antes de comenzar
Ahora es un experto en deportes para la BBC, pero en los años 80, Lineker era considerado el mejor delantero de Inglaterra. Sin embargo, cuando calentaba para un juego, nunca apuntaba a la portería: no quería "usar" sus goles de antemano.
Eric Cantona: no sin mi baño caliente
Los médicos tienden a contraindicar las visitas al sauna o los baños calientes antes de un partido de fútbol porque el calor intenso es malo para los atletas. El francés Eric Cantona, sin embargo, ignoraba estos consejos y se metía en una tina caliente por cinco minutos a las 8 a.m. exactamente cada día de partido.
Real Madrid: ajo contra el maleficio
Las superestrellas españolas han conseguido un trofeo tras otro durante años, el último en la Liga de Campeones de este año. Pero en 1912, las cosas eran diferentes: el equipo no había ganado un partido en cinco años. Para detener el maleficio de la sequía, la gente plantó un diente de ajo en el medio del campo de fútbol. Esa misma temporada, el equipo ganó la Copa del Rey.
Romeo Anconetani: una pizca de sal
Romeo Anconetani fue presidente del AC Pisa de Italia de 1978 a 1994. Estaba convencido de que la sal ayudaba a su equipo a ganar partidos y la rociaba en el terreno de juego antes de un partido. Mientras más importante era el juego, más sal espolvoreaba. Una vez, cuando su equipo estaba luchando para mantenerse al ritmo de su rival AC Cesena, usó 26 kilogramos del condimento.
Mario Zagallo: 13, el número de la suerte
La fijación del entrenador brasileño con el número 13 fue legendaria. Él adoró a San Antonio, cuyo día es el 13 de junio. Zagallo también vivía en el piso 13 de un edificio alto, se casó el día 13 del mes y, cuando jugaba al fútbol, siempre quiso usar el número 13. En 1994 , Zagallo llevó a su equipo brasileño a la victoria en la Copa Mundial.
Carlos Bilardo: no comer aves y pedir pasta de dientes
En 1986, el entrenador Carlos Bilardo prohibió a su equipo nacional comer aves porque lo consideraba de mala suerte. Entonces, solo se sirvió carne de res. También exigió que sus jugadores intercambiaran pasta de dientes antes de cada partido porque él le había pedido un poco a uno de sus jugadores antes del primer juego exitoso. Y los argentinos se convirtieron en campeones de la Copa del Mundo.
Giovanni Trapattoni: no se juega sin agua bendita
El legendario entrenador italiano Giovanni Trapattoni, que puso en pie al FC Bayern en la década de los 90 y acuñó la frase "débil como una botella vacía", es supersticioso. O más bien, religioso. Antes de que dejara salir a su equipo a jugar, vertía primero agua bendita sobre el campo. También tenía buenas conexiones para obtener el líquido sagrado: su hermana era monja.
Jogi Löw: azul es el color
El seleccionador nacional alemán, Jogi Löw, también cree en los amuletos de la suerte. Por años, fue un suéter de cachemira azul. La fe en la prenda fue imitada por muchos fanáticos en el Mundial de 2010 y se estaba agotando en las tiendas de ropa. Löw donó el suéter original al Museo del Fútbol Alemán, pero todavía jura por el color azul. ¿Será un color ganador en Rusia?