Un patógeno llamado “crisis”
31 de marzo de 2013
Un estudio realizado en Gran Bretaña revela que el número de personas que sufren de malaria, dengue, tuberculosis y otras enfermedades que se daban por erradicadas en Europa ha aumentado notablemente desde que comenzó la crisis financiera hace casi cinco años. Los aprietos fiscales de los Estados fomentan la pobreza y ésta atenta contra la salud. Pero algunas de las tácticas implementadas para poner coto a la crisis, como los recortes presupuestarios en el sector sanitario, también propician la proliferación de enfermedades.
“¡Debemos invertir más en los sistemas sanitarios europeos! En este instante, los griegos están sufriendo mucho porque no tienen acceso a los medicamentos que necesitan”, sostiene Martin McKee, uno de los autores del estudio que acaba de aparecer en la publicación médica The Lancet, en entrevista con DW. El experto alude a afecciones tanto físicas como psíquicas. El dramático incremento en la cantidad de ciudadanos que se han quitado la vida es atribuido a la prevalencia de depresiones, no solamente en Grecia.
“Desde los tiempos del famoso patólogo alemán Rudolf Virchow, hace más de doscientos años, a los médicos se nos inculca que no debemos tratar los efectos de las enfermedades, sino sus causas. Es por eso que los médicos tenemos que alzar nuestras voces y unirlas a las de los economistas que claman: ¡Solucionemos esta crisis económica de una vez por todas!’ ”, señala McKee, poniendo el origen de las dolencias recientes de los europeos en los problemas del sistema comunitario.
A Willem de Jonge, que trabaja en Grecia para la organización no gubernamental Médicos sin Fronteras, no le sorprenden los resultados del estudio en cuestión. “La capacidad de las instituciones sanitarias griegas –sobre todo la de los hospitales– se ha reducido drásticamente. Tenemos menos médicos y cirujanos; nos falta todo lo que se debe conseguir en un sistema de salud que funcione”, cuenta el galeno. De Jonge alega que el presupuesto sanitario en Grecia ha sido recortado en un 40 por ciento desde el inicio de la crisis, con consecuencias fatales.
Recortes que acortan vidas
“Entre los años 2010 y 2011, registramos en Atenas un incremento del 1.500 por ciento en las infecciones con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Eso se debe a que las medidas de austeridad del Ministerio de Salud acabaron con el programa para repartir jeringas limpias entre los drogadictos”, explica de Jonge, dejando a buen entendedor que todos los ciudadanos estamos en el mismo barco: las infecciones más frecuentes entre los drogadictos afectarán al resto de la población tarde o temprano, si no se invierte en medidas para evitarlo.
Desde mediados del siglo pasado, en Grecia no se habían registrado más casos de infección con el parásito que causa la malaria. Hace dos años tuvo lugar el primero. De Jonge también responsabiliza a la clase política por este ominoso suceso: “En 2011, el Gobierno interrumpió por completo sus campañas de prevención. Al dejar de rociar insecticidas en los campos, por citar una de las medidas de prevención, la población de mosquitos creció de una manera inaudita”, comenta este activista de Médicos sin Fronteras.
“Las exigencias que la ‘troika’ le hizo a Atenas a cambio de conceder los auxilios financieros que Grecia necesitaba también contemplaban recortes en el sistema sanitario”, recuerda Martin McKee, atribuyendo parte de la culpa a las instituciones europeas. Para el científico británico, el rol jugado por el Banco Central Europe (BCE) sigue siendo incomprensible: “El BCE está dispuesto a ayudar a los bancos, pero no a la gente de a pie…”. McKee deja la frase en el aire como si todavía lo dejara perplejo.
McKee admite que las instituciones europeas han criticado el estudio publicado por The Lancet y que no existen evidencias para determinar, en cada caso, la relación entre la enfermedad de un paciente y la crisis financiera como “agente patógeno”. Pero, a sus ojos, el conjunto muestra claramente cuáles son las causas y cuáles son las secuelas de las enfermedades. De Jonge, que no participó en el estudio que nos ocupa, también está seguro de que la reducción de los problemas de salud de la población griega pasan por poner fin a la crisis.
Autores: Friedel Taube / Evan Romero-Castillo
Editor: Diego Zúñiga