Cuando los hombres son víctimas: "Quedé como paralizado"
27 de octubre de 2020Al principio tuvo un típico pensamiento de hombre: "Soy su salvador", pensó Tami Weissenberg cuando conoció a su nueva pareja. Ella le contó su experiencia con la violencia. Sobre las agresiones en su antigua relación. Sobre su infelicidad. Eso lo conmovió. Quiso ayudarla, salvarla. Y mostrarle que los hombres pueden ser diferentes. Comprensivos. Como él. "No me di cuenta en ese momento que todo eso era solo una mentira para conquistar a una persona que podía ser instrumentalizada", cuenta Weissenberg. Y así se involucró en una relación durante seis años fatales.
Tami Weissenberg es un hombre seguro de sí mismo. Es un tipo alto, guapo. Un emprendedor. Cuenta su historia con calma y reflexión. ¿Tami, la víctima? Pero se trata también de un cliché típico: que una víctima debe ser pequeña, delicada y débil. Especialmente si es un hombre.
La dependencia emocional como clave de la violencia
Poco a poco las vidas de Tami y su pareja se entrelazan: apartamento compartido, cuenta bancaria compartida, vida cotidiana compartida. Ya llevan bastante tiempo que están enredados en dependencias cuando algo ocurre por primera vez.
"Ocurrió cuando fuimos a un hotel de vacaciones, que no fue de su agrado", dice Weissenberg, "y no quería pagar. Se suponía que debía apoyarla y decirle al hotelero lo sucio que era el lugar. Y no lo hice porque no quería avergonzar al hombre. Y en vez de eso, me subí al auto. Cuando ella volvió, me dio una fuerte bofetada y me gritó. Y pensé: "Vaya, mejor que en futuro no me olvide de apoyarla".
"Me sentí como su sirviente"
Su novia justifica el arrebato: había tenido una infancia difícil. Sin afecto. Sin una relación estable. Él acepta la justificación. Y así la dependencia crece a lo largo de los años: "Me sentí como un sirviente que siempre quiso agradar".
Pero nunca es suficiente. Y las expectativas de su novia aumentan con el tiempo. También los excesos violentos. Tami Weissenberg es hospitalizado con huesos fracturados y cortes en el cuerpo. Sin embargo, no se defiende. Durante años espera que ella algún día comprenda que lo que está haciendo está mal.
Los hombres vulnerables no tienen lugar en la sociedad
La situación de Tami Weissenberg fue como la de muchos de los aproximadamente 26.000 hombres que se registran oficialmente como víctimas en Alemania en el plazo de un año: ¿Quién le cree un hombre que dice: "Me está golpeando mi esposa"? Porque el hombre vulnerable, aquel que no es el perpetrador sino la víctima, apenas es tomado en cuenta en la sociedad.
Weissenberg se sintió como paralizado: "No podía dar otro paso. Tenía miedo de perder la cara socialmente, de perder mi trabajo y de no ser percibido en absoluto como una persona afectada, sino como un perpetrador. Y con el miedo se consigue que la gente se sienta pequeña y encerrada".
La violencia contra los hombres: un fenómeno global
Las cifras muestran que los hombres comparten experiencias similares en todo el mundo. Según las estadísticas oficiales, alrededor del 25 por ciento de todas las víctimas de la violencia doméstica en México son hombres. En Kenya, Nigeria o Ghana, el desempleo y la pobreza son causas frecuentes de agresiones a la pareja. Y en todo el mundo hay una falta de ofertas especiales de ayuda. En las grandes ciudades suele haber centros de asesoramiento para hombres, pero para muchas víctimas de la violencia en las zonas rurales el camino es demasiado largo.
Weissenberg consiguió liberarse de su relación tóxica. "En ese tiempo me faltó un punto de contacto al que pudiera recurrir con mis miedos y preocupaciones, especialmente como hombre. Es por eso que más tarde fundé un grupo de autoayuda. Y fue entonces cuando me di cuenta de que hay muchos hombres que sienten lo mismo de diferentes maneras." El grupo de apoyo se ha convertido ahora en una asociación sin fines de lucro. Además de asesorar a los hombres en situaciones de crisis, ofrece varios refugios para hombres que han experimentado violencia.
Para Weissenberg, en el debate sobre la violencia doméstica no se trata de abrir nuevas brechas entre hombres y mujeres. Y los numerosos centros de asesoramiento para hombres señalan repetidamente que las mujeres terminan siendo víctimas de la violencia doméstica con mucha más frecuencia y que las consecuencias para ellas suelen ser mucho más dramáticas. Weissenberg subraya que el movimiento de mujeres y su lucha por la igualdad de derechos es lo que ha hecho posible la concienciación sobre la violencia contra los hombres en primer lugar. Porque las mujeres comenzaron a cuestionar los modelos de conducta de los sexos mucho antes que los hombres. Para él, esta lucha aún no ha terminado.
(gg/er)