Cuba: liberalización a cuentagotas
3 de agosto de 2010Frankfurter Allgemeine Zeitung, de Fráncfort del Meno: “Ha de haber algo más de independencia, pero en ningún caso han de regir en el futuro en Cuba las leyes de mercado, sino que seguirán imperando las del socialismo. Lo uno –la ampliación del pequeño empresariado- es bueno; lo otro –la preservación de la economía dirigida- es lamentable. (...) Está claro que los comunistas cubanos no quieren poner en juego su poder con las reformas. A lo sumo están dispuestos a liberar disidentes para crear en el exterior un clima propicio a las inversiones. Sin embargo, la población ve el éxito de países de Europa y Asia que se han desembarazado del yugo comunista; más libertad y, sobre todo, más prosperidad. Eso se les sigue negando a los cubanos”.
Gota a gota
Die Presse, de Viena: “Cabe esperar que muchos cubanos hagan uso de este poco de libertad y que surja algo así como una clase media, más apta que el mamut estatal para generar prosperidad, a nivel individual y en el plano económico nacional. Los dirigentes comunistas seguramente desconfían y por ello es probable que poco cambie por ahora en cuanto a la represión. Pero un goteo continuo perfora cualquier piedra. Y tampoco los Castro vivirán eternamente”.
La Habana y Pyongyang
Der Standard, de Viena: “Ya no quedan muchas economías planificadas en el mundo, con excepción de Cuba y Corea del Norte. Nadie afirmaría que ambos países funcionan bien. (...) Los dos son regidos por una élite de ancianos, que lo que más querría es traspasar el poder en forma dinástica. Ambos dictadores, Raúl Castro y Kim Yong-il, harán todo lo posible por mantenerse en el poder. Pero, curiosamente, sus estrategias para conseguirlo son diametralmente opuestas. Con pequeñas liberalizaciones, Cuba espera seguir recibiendo créditos extranjeros y mantener tranquilo al pueblo, mediante un mayor bienestar. En Corea del Norte, el régimen incrementa la hasta ahora casi absoluta represión, por ejemplo suprimiendo los mercados privados. Pero lo que los dictadores de La Habana y Pyongyang tienen en común es que no desean por ningún motivo cambios políticos. El pueblo les pasará algún día la cuenta a ambos regímenes”.
Las grietas se abren
El País, de Madrid: “Los rígidos corsés de una economía altamente centralizada y burocratizada empiezan así a romperse poco a poco, y de nada va a servirle al dirigente revolucionario su enfática apelación al "irrevocable" carácter socialista del sistema político y social cubano. Un año después del 50º aniversario del triunfo de la revolución, los cubanos están asistiendo a una serie de episodios que difícilmente cuadran con el diagnóstico triunfalista de sus líderes. Por mucho que el ministro de Economía pretenda explicar que las nuevas medidas tienen que ver más con el socialismo que con el mercado, lo cierto es que cuando empiecen a implantarse van a ir abriendo huecos que demandarán el desarrollo de la iniciativa privada en un país donde el Estado sigue controlando el 90% de la actividad económica”.
ERS/dpa/afp
Editora: Rosa Muñoz