Bosques amenazados
28 de octubre de 2011
El paisaje de Brandenburgo se caracteriza por sus bosques de pino, que se extienden hasta donde la vista alcanza. Cerca de 1,1 millones de hectáreas de bosque cubren ese Estado, ubicado en el noreste de Alemania. Gran parte de esos bosques está formada por monocultivos de pinos que fueron plantados por el ser humano para la obtención de celulosa para la industria papelera y madera de construcción. Pero el clima está cambiando, y en el futuro aumentarán las temperaturas promedio y, con ellas, la sequedad del terreno, pudiendo convertirse así los árboles de pino en víctimas de los insectos. Para evitar la destrucción del bosque, pulmón verde del ecosistema, se planea cultivar otros árboles que resistan mejor las nuevas condiciones climáticas.
Víctima del calentamiento global
“En un bosque mixto, los insectos no encuentran tantos árboles a los que atacar. Por eso, allí no pueden reproducirse como lo harían en un monocultivo, donde cuentan con una enorme reserva de alimento”, explica Bernhard Götz, director del Jardín Botánico de la Escuela Técnica Superior de Eberswalde.
El pino Jeffrey, que crece en zonas áridas de la costa oeste de América del Norte, sería una alternativa al pino común. “Si el clima cambia de acuerdo con lo pronosticado y se vuelve más seco y más cálido, las especies de árboles originales de ciertas áreas de Brandenburgo sufrirán daños y será difícil que podamos contar con un bosque cerrado”, alerta el experto.
Algunas de las especies arbóreas de la zona reaccionarían con estrés a la sobreexigencia que significa tener que adaptarse a vivir con menos agua, con temperaturas más altas y otro tipo de suelos, y también con fenómenos meteorológicos como fuertes tormentas, señala Peter Spathelf, profesor de silvicultura aplicada en Eberswalde. Para que los bosques logren soportar el cambio climático en Europa central deben ser casi totalmente remodelados. Según Peter Spathelf, la superficie actual de bosques de pino, del 75 por ciento, se deberá reducir en un 40 por ciento en los próximos 40 a 50 años.
Reformas caras
Los expertos en silvicultura ya iniciaron la carrera contra el calentamiento climático. Armados de motosierras, palas y rollos de alambre, se disponen a plantar en 145 hectáreas de superficie forestal los árboles que podrán hacer frente al cambio climático. Se talará un pino de cada dos de la antigua monocultura, y se plantará en su lugar especies pequeñas que necesitan de luz, entre ellos, árboles frondosos como robles y hayas.
El vivero debe ser protegido de animales del bosque, como el venado, a través de cercos, y también hay que cortar plantas silvestres de la zona.”Después de 10 años se podrán ver los primeros resultados”, dice Bernhard Götz. Pero la adaptación del bosque de Eberswalde tiene su precio: una hectárea de bosque recultivado y adaptado al clima puede llegar a costar cerca de 20.000 euros.
Se busca el pino ideal
Lo más difícil es encontrar las especies adecuadas que ayudarán a mitigar las consecuencias del calentamiento del clima. Ya sean pinos Jeffrey de América del Norte, el roble de Turquía, o coníferas de Siberia o de Japón, es difícil predecir qué especie se adaptará mejor al clima que tendrá Brandenburgo dentro de 50 años.
Actualmente se están estudiando unas 100 especies de árboles y arbustos con ese fin, dice Ralf Kätzel, director del Centro de Competencia Forestal de Eberswalde. “Cada populación de coníferas se ha adaptado a las condiciones del lugar en lapsos de miles de años”, subraya. “El pino siberiano requiere, lógicamente, otro tipo de condiciones meteorológicas y de terreno que el pino español”, añade el especialista.
Pero el factor fundamental que se debe tener en cuenta es la resistencia de las coníferas a la escarcha, ya que, a pesar del ascenso previsto de las temperaturas promedio, la zona seguirá seguirá contando con heladas. “En Brandenburgo necesitamos árboles que puedan sobrevivir a la sequía, pero que también tengan una alta tolerancia a la helada”, explica Ralf Kätzel. Y no es nada fácil encontrar un árbol que cumpla con todas estas condiciones.
El proyecto es observado con escepticismo por los expertos en medio ambiente, quienes temen que el cultivo de especies foráneas pueda afectar el equilibrio del ecosistema. Además, los monocultivos de coníferas no son desiertos ecológicos, sino que, por el contrario, se ha probado en diversos estudios que originan una gran cantidad de especies de insectos. Al menos eso dicen quienes ven con ojos críticos la readaptación de los bosques.
Sin embargo, los investigadores forestales del centro de Eberswalde están convencidos de que vale la pena recorrer el camino hacia el bosque mixto. La razón es muy simple: un bosque sólo es un sistema estable si cuenta con árboles y arbustos de diferentes tamaños, que presentan diferentes necesidades en cuanto a la luz y a la sombra, y esa estabilidad le permite hacer frente al cambio climático. Pero para saber si los experimentos darán resultado, se debe esperar unos 30 años.
Autor: Richard Fuchs/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López