Cumbre sobre Ucrania: un punto para Rusia
10 de diciembre de 2019Las cosas van bien, debe haber pensado el presidente ruso, Vladimir Putin, en la cumbre prenavideña de París. Occidente y Ucrania están dispuestos a hacer modestas concesiones, en aras de atraer al gobernante indiscutible de Rusia hacia la negociación de un documento para pacificar la región del Donbás, en Ucrania. Sin grandes novedades: se busca el alto el fuego número 21 y un canje de prisioneros. Sobre los próximos pasos políticos no se discutirá sino en cuatro meses.
La negociación debe haber sido fácil para el jefe del Kremlin, pues su contraparte tuvo que esforzarse mucho para mostrar alguna unidad. El presidente francés, Emmanuel Macron, lanzó señuelos a Putin y habló de una nueva colaboración de interés para Rusia. A la canciller alemana, Angela Merkel, la exasperan los esfuerzos en solitario de su ambicioso homólogo francés.
En la reunión de la OTAN, hace una semana, la alianza -a la que ya Macron le ha declarado muerte cerebral- reveló al mundo toda su desunión. Mientras los Estados del Este de la OTAN advierten contra Rusia, Francia quiere acercarse a los rusos nuevamente.
Macron y Merkel, juntos, eso sí, presionan a la estrella de la televisión ucraniana convertida en presidente, Volodimir Selenski, para que se muestre más flexible y haga concesiones. La posición de la UE sobre el gasoducto ruso Nordstream 2 no es uniforme: Alemania lo ve positivamente, pero muchos Estados del Este lo critican duramente.
¿Por qué ceder ahora?
De cara a esta situación, Putin puede realmente relajarse y esperar. Por supuesto que tiene interés en deshacerse de las molestas sanciones de la Unión Europea (UE). Pero no es como para renunciar a sus aspiraciones sobre el Este de Ucrania o, incluso, a Crimea.
Sobre la península anexada ni siquiera se habla oficialmente en París. Con ese conflicto cociéndose fuego lento, Putin puede mantener a Occidente, a quienes considera sus oponentes, bajo tensión.
Además, así consigue tornar prácticamente imposible cualquier acercamiento mayor de Ucrania a la UE y a la OTAN, que excluyen adhesiones de países con conflictos en curso. Es la misma receta que emplea en el caso de Georgia, de la que separó a la región de Osetia del Sur.
Occidente y Ucrania necesitan tanto a Putin que Macron, Merkel y compañía negocian con el presidente ruso, aunque lo consideren como autor intelectual del derribo del avión de pasajeros MH17 sobre Ucrania, del envenenamiento del exagente ruso Sergei Skripal y su hija en el Reino Unido y, ahora también, del asesinato de un georgiano en Berlín.
Desde el punto de vista alemán y francés, es muy difícil obtener concesiones de Putin, especialmente porque su relación con el gran socio de la OTAN, Estados Unidos, es por lo menos ambigua. El presidente estadounidense, Donald Trump, cree, por alguna extraña razón, que Vladimir Putin es un "gran" tipo. Y no le importa que Putin no le haya correspondido ni un centímetro de semejante buena voluntad.
Y si todo esto no le bastara a Putin para confiar en su fuerza, bastaría con echar un vistazo a las calles de París, algo que probablemente podrá hacer hoy. Una huelga indefinida paraliza la capital francesa. Hay protestas furiosas contra Emmanuel Macron. Una política doméstica que apesta no es un buen cimiento para una política exterior fuerte.
¿Y Angela Merkel? A la canciller, que jugó un papel crucial en la primera ronda de Normandía, en 2014, y en el Acuerdo de Minsk para la pacificación de Ucrania, en 2015, solo se le escucharon bajos tonos en París. Para el presidente de Rusia, que lleva más tiempo en varios de sus cargos que Angela Merkel en el suyo, es obvio que los días de la líder alemana están contados. La coalición de Gobierno se está agotando en Berlín. ¿Por qué ceder ahora?, se preguntará el astuto líder ruso.
(rml/cp)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube