Adiós, Meyer-Clason
24 de enero de 2012El alemán Curt Meyer-Clason dijo alguna vez que traducir la obra del escritor brasileño João Guimarães Rosa fue la experiencia más grande de su vida. Y la intensidad de la relación epistolar que ellos sostuvieron entre 1958 y 1967 quedó revelada en 2003, tras la publicación de su correspondencia.
Sin embargo, preferencias estilísticas aparte, en ese volumen queda claro que Meyer-Clason no solamente jugó un rol importante en la divulgación del trabajo de Rosa. El libro lo describe como un personaje clave para dar a conocer, en el mundo de habla alemana, las creaciones literarias de una larga lista de poetas y prosistas latinoamericanos.
Entre ellos, autores de lengua portuguesa como Machado de Assis, Mário de Andrade, Jorge Amado, Carlos Drummond de Andrade, João Cabral de Melo Neto, João Ubaldo Ribeiro, Clarice Lispector, Oswald de Andrade y los poetas concretistas, y otros de lengua española. En total, tradujo más de 150 libros.
Meyer-Clason tradujo al alemán la compleja obra de plumas como Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Juan Carlos Onetti y Gabriel García Márquez. “Él fue uno de los mejores y más conocidos traductores del presente”, escribió el diario Süddeutsche Zeitung, con motivo de su muerte, este enero.
El descubrimiento tardío de la literatura
“Él tenía una personalidad carismática y tuvo una trayectoria brillante”, añadió el periódico de Múnich, la ciudad en donde el traductor vivió durante muchos años. En su casa recibió incontables veces a renombrados intelectuales alemanes y extranjeros, desde Heinrich Boll hasta Martin Walzer, pasando por Günther Grass.
“Gracias a él, la literatura iberoamericana conquistó su lugar entre los lectores alemanes. Un mérito considerable, considerando que, en este país, se tiende a valorar el romanticismo pálido por encima de la sensualidad explícita”, comentó el diario Die Welt en un artículo dedicado a Meyer-Clason.
“Fue él quien consiguió darle una forma alemana adecuada al estilo opulento y operístico de Cien años de soledad, de García Márquez”, agregaba ese periódico. Esta hazaña sorprende, sobre todo, porque Meyer-Clason se dedicó tardíamente a la tarea de traducir obras literarias.
Meyer-Clason, ¿un espía nazi?
Meyer-Clason nació el 19 de septiembre de 1910 en la ciudad de Ludwigsburg, en el suroeste alemán, y terminó enamorándose de la literatura “por pura casualidad”. En 1937 emigró a Brasil, donde trabajó como comerciante y disfrutó de una vida lujosa hasta que lo pusieron tras las rejas por espionaje en 1942.
En los dos años que pasó en la cárcel de Ilha Grande, en Río de Janeiro, despertó su amor por los libros y su interés por la literatura brasileña. Eso sí, la admiración que su nombre causaba en el ámbito literario nunca disipó del todo las dudas en torno a las acusaciones que pesaban sobre él: ¿Fue Meyer-Clason un espía nazi?
Su novela autobiográfica, Ecuador, publicada en 1986, aborda muchos aspectos de su vida, pero no arroja luz sobre ese tópico. Espía o no, Meyer-Clason regresó a Alemania en abril de 1954, pero continuó su romance con la literatura brasileña y empezó a trabajar como traductor.
El amor por la obra de Rosa
En 1969, asumió la dirección del Instituto Goethe en Portugal, que se convertiría más tarde en un lugar legendario por ser el nicho de los intelectuales portugueses cuando el dictador António de Oliveira Salazar fue apartado del poder.
Sin embargo, fue su traducción del libro Gran Sertón: Veredas, escrito en 1956 por João Guimarães Rosa, la que dio a conocer a Meyer-Clason entre los amantes de la literatura brasileña. Célebre es la oda de Rosa a la lengua alemana: “la traducción y la publicación en alemán me entusiasman por su alta significación cultural y porque juzgo a ese idioma como el más apto para captar y reflejar todos los matices de la lengua y del pensamiento en que intenté basar mis libros”.
Meyer-Clason, por su parte, no disimuló nunca el amor que sentía por la obra de Rosa. Traducir al brasileño, diría, “me permitió distanciarme de mí mismo y profundizar en el ritmo de su prosa, en la magia de la construcción de sus frases”.
Autores: Soraia Vilela / Evan Romero-Castillo
Editora: Rosa Muñoz Lima