¿Cómo está la socialdemocracia europea?
3 de marzo de 2018Francia:
Difícilmente otro país evidencie tan crudamente el declive de los socialdemócratas europeos como Francia, donde hasta hace poco se llamaban con confianza "socialistas" y no, más modestamente, "socialdemócratas". En 2012, el Partido Socialista (PS) no solo tenía una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, sino que también era suyo el Presidente de la República, François Hollande. En las elecciones presidenciales de 2017, su candidato apenas obtuvo el seis por ciento de los votos y quedó en el quinto lugar.
Luego, en las elecciones parlamentarias lograron tan solo algo más. El PS es un partido tradicionalmente de izquierda, claramente a la izquierda del SPD alemán. Su época dorada fueron los años de la década de 1980, durante el gobierno de François Mitterand. Hoy el partido se resquebraja entre fuerzas que están a su izquierda y a su derecha, como el Frente Nacional cuya política contra los extranjeros y la globalización y a favor del aislamiento económico atrae a muchos franceses que temen ser relegados. El Partido Socialista, que se renombró después de su desastre electoral como "Nueva Izquierda", parece haber desaparecido de la escena.
Holanda:
En una situación similar, el Partido Laborista holandés, PvdA, pinchó en las elecciones generales de 2017. El orgulloso partido que puso al primer ministro en tres ocasiones durante la posguerra, tuvo de lejos el peor resultado de sus más de 70 años de historia: 5,7 por ciento, una pérdida de no menos de 19 puntos porcentuales con respecto al resultado de 2012. Así, los socialdemócratas descendieron del segundo al séptimo lugar. Resultó fatal para el PvdA la tradicional diversificación del sistema de partidos holandés: el espacio de la centro-izquierda lo comparte con el Partido Socialista, el partido de izquierda verde y el D66. Todos le hablan a un mismo electorado. Pero incluso en 2012, el PvdA era el mandamás de la izquierda con el 25 por ciento de los votos. Ya para 2017 los otros tres partidos lo habían superado. En paralelo, los socialdemócratas holandeses están luchando contra el ascenso del partido populista de derecha de Geert Wilders, que se encuentra actualmente en el segundo lugar.
Gran Bretaña
No todo son problemas para los socialdemócratas de Europa. El mejor ejemplo de un resurgimiento es el Partido Laborista británico. Tony Blair modernizó al partido y después de años de oposición, los llevó al gobierno. Blair creía en una "tercera vía" entre el capitalismo duro de Thatcher y la izquierda de la vieja escuela. Esta política fue exitosa y popular durante años. La participación británica en la guerra de Irak bajo la falsa premisa de que el país tenía armas de destrucción masiva, y la estrecha cooperación de Blair con el presidente estadounidense George Bush Jr., sin embargo, trajeron muchas críticas y una pérdida de credibilidad al primer ministro laborista. Hace años el laborismo ha vuelto a ser oposición. Pero desde que en 2015 el el veterano de izquierda Jeremy Corbyn fue designado líder del partido algunas de las viejas recetas como las nacionalizaciones, los impuestos a los ricos e incluso la retirada de la OTAN le han dado nuevo impulso. La cantidad de afiliados aumentó de forma abrupta desde entonces y alcanzó niveles que no lograba desde hace casi 40 años. Actualmente tiene casi 600,000 afiliados, una cifra que significativamente superior a la del SPD (alrededor de 460,000), incluso a pesar de que Alemania tenga más habitantes que Gran Bretaña. Especialmente los jóvenes se acercan al Partido Laborista. En las últimas elecciones generales de 2017 vencieron de nuevo los conservadores de Theresa May, pero por un escaso margen. Un nuevo gobierno laborista parece posible.
Suecia
También gozan de buena salud los camaradas suecos. Es que Suecia es casi el país modelo de la socialdemocracia. En ningún otro país europeo los socialdemócratas tuvieron tantos éxitos. Han sido la fuerza más poderosa en todas las elecciones al parlamento desde 1917, pero no siempre han puesto al Primer Ministro. Utilizaron sus largos períodos de gobierno para crear un sistema de bienestar integral, especialmente en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que sigue siendo un modelo hasta el día de hoy. Sin embargo, en los años 90 el sistema se volvió demasiado caro, por lo que incluso los primeros ministros socialdemócratas se vieron forzado a hacer recortes. Como resultado, el partido sufrió una fuerte pérdida de votos y pasó varios años en la oposición. El actual primer ministro Stefan Löfven al frente de un gobierno minoritario rojo-verde es nuevamente socialdemócrata. En el otoño habrá elecciones. En todas las encuestas, los socialdemócratas están una vez más en primer lugar, pero con apenas menos del 30 por ciento, para los estándares suecos casi un desastre. Por el contrario, los demócratas populistas de derecha de Suecia, que han criticado en repetidas ocasiones la política relativamente liberal de los refugiados, han visto avances significativos en intención de voto. Están en tercer lugar en las encuestas con valores de entre el 15 y el 22 por ciento.
Austria
Los socialdemócratas austriacos también han visto tiempos mejores, mucho mejores incluso. Desde 1945, el SPÖ ha puesto al Canciller Federal en 15 de los 28 gobiernos. En 1990, obtuvo más de 40 por ciento en las elecciones nacionales, mientras que en los dorados años 70 supero la barrera del 50 por ciento en tres oportunidades. Desde hace algunos años, el SPÖ se ha estabilizado en valores entre el 25 y el 30 por ciento. Una característica especial de Austria son las frecuentes grandes coaliciones con el conservador Partido Popular de Austria, ÖVP. Durante casi dos tercios de los años transcurridos desde el final de la guerra, fue una gran coalición la que gobernó Viena. Algunas veces el SPÖ fue el socio principal, y otras veces fue un socio menor. La gran coalición, con sus políticas basadas en el consenso, es casi sinónimo de la segunda república austríaca. De hecho, se suele hablar de una suerte de "gran coalición eterna". Esto también ha promovido el ascenso del Partido de la Libertad de derecha que actualmente está aliado en una coalición con el ÖVP. El SPÖ, por su parte, tuvo es hoy oposición. Al igual que en Alemania, los camaradas austriacos se preguntan si han perdido su perfil en las grandes coaliciones.
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