¡Cómo no te voy a querer, “Príncipe”!

"¡Olé, olé, olé, olé, Chile, Chile!” resonó incansable el grito victorioso del conjunto chileno y sus aficionados la noche del 26 de junio de 2016. Chile conquistaba la Copa América de manera consecutiva: ese día alzó la edición del Centenario en el Met Life Stadium de Nueva Jersey. Solo 359 días antes, lo había conseguido en casa el 4 de julio de 2015 en el Estadio Nacional de Santiago.

En ambas ocasiones los chilenos mostraron temple desde el manchón penal. En ambas ocasiones el rostro desencajado de Messi inundó los titulares deportivos. En ambas ocasiones Charles Aránguiz fue el tercero en la lista de cobradores. En ambas ocasiones pateó a la izquierda del arquero Sergio Romero. Y cuando el "rey” Arturo fallaba en ese verano de 2016, nuestro príncipe era infalible con su especial forma de patear un penal metiendo todo el empeine al balón que casi parece una pegada de tres dedos. En cualquier caso, ver el abrazo de quienes vestían una camiseta roja en el estadio esa noche cardiaca, es una imagen para el recuerdo.

Con el pie izquierdo: contras las lesiones

Entre esos años de Copa América, Aránguiz llegó al Bayer Leverkusen en agosto de 2015 dejando atrás las filas del Inter de Porto Alegre… ¡Y vaya forma de llegar, "Príncipe”! Europa lo recibió con un diagnóstico de ruptura del tendón de aquiles de la pierna izquierda. "Fue una gran llegada”, recuerda Charles entre risas. Su debut con el equipo de las Aspirinas llegó hasta abril de 2016 producto de trabajo, paciencia y constancia. De ahí en adelante, el mediocampista chileno haría de esa constancia una clave para ganarse la confianza del técnico holandés Peter Bosz y la directiva. En consecuencia, en mayo pasado firmó el alargue de su contrato hasta 2023 y se encamina a completar 8 temporadas con el Leverkusen.

El '20' de la selección chilena y la rojinegra de los aspirinos, suma ya 118 apariciones en Bundesliga, 13 en Champions League, 7 en Europa League y 80 juegos con "La Roja”. En Leverkusen le llaman "Príncipe” y capitán. Se lo ganó. El de Puente Alto (comuna de Santiago, capital) vio las dos caras de la moneda al superar la lesión, retomar ritmo para sumar minutos de juego, vestir el brazalete de capitán y convertirse en un indiscutible en su club y su selección. Todo esto pasó como antesala a la gloria de 2016 tal cual se recordó al inicio de este relato.

Pero ya entrados en asuntos de lesiones, Aránguiz volvió a las andadas esta temporada: no jugaba desde octubre del año pasado cuando Bosz reportaba su baja del equipo por molestias en el mismo tendón. El medio campo fue ocupado por su compañero Julian Baumgartlinger. Pero ya hubo buenas noticias, Charles jugó 69 minutos en la victoria frente al Dortmund en la fecha 17, y 74 minutos en la reciente derrota ante el Wolfsburg en la fecha 18. Este sábado, el capitán del Leverkusen repite en la titularidad cuando visiten al Leipzig en duelo por el segundo puesto de la general.

Querido e inmortalizado

Un metro setenta y un centímetros de talento con la pelota. El "Príncipe”, mote que recibió a su paso por el Cobreloa, comparte el ADN futbolístico de nombres como Vidal, Medel o Edu Vargas. Un fútbol de roce, de alto impacto, de choque en cada balón. Ese es el fútbol de Charles en la Bundesliga. "Lo conozco bien (…) Él no necesita mucho entrenamiento”, dijo el entrenador del Bayer Leverkusen en referencia al regreso de su capitán hace unos días. 

Y otra vez el bicampeonato continental sellado en 2016: En su país, en su ciudad, la Avenida Circunvalación de Puente Alto hoy lleva su nombre después de esos triunfos. Las voces de ex-entrenadores y testigos de su infancia recuerdan los orígenes del jugador en un entorno que requería la mentalidad correcta para no caer en espirales que truncan el futuro de muchos jóvenes, mismos que hoy lo recuerdan con cariño. Quizá un poco más los hinchas de la Universidad de Chile, donde jugó tres años y tres veces fue campeón de liga. Son ellos los que no dejan de corear su nombre entonando el himno que acompaña a los más queridos del balón: "¡Olé, olé, olé, olé, Charles, Charles!”