Dialogar con Cuba, ¿cómo?
28 de abril de 2010Acerca de las formas del “diálogo crítico” con Cuba y de una posible revisión de la posición común de los países miembros de la UE -que condiciona la normalización de las relaciones con la isla a avances en respeto a los derechos humanos- se trató en la conferencia “Política de la Unión Europea hacia Cuba: entre el pragmatismo y la orientación de valores” que tuvo lugar en Bruselas.
Cuba en el foco de la atención
La muerte por huelga de hambre del disidente Orlando Zapata y la situación de los presos políticos en la isla caribeña captan la atención de la escena política europea con renovada intensidad; la presidencia rotativa española de la UE y la próxima cumbre con los paises de América Latina y el Caribe ponen el difícil tema en la agenda. Que las autoridades europeas que han visitado la isla caribeña se hayan encontrado con la cúpula cubana pero no con los disidentes, es objeto de crítica.
Organizada por la Fundación Konrad Adenauer, de orientación demócrata-cristiana, Hans-Gerd Pöttering –ex presidente del Parlamento Europeo- inauguró la conferencia, recordando con sarcasmo la frase de Fidel Castro al entrar en La Habana en enero de 1959: “Hoy no hay torturas, no hay atentados, no hay dictadura. Hoy lo que hay es alegría”.
Su recuento de los últimos años de relaciones con La Habana pasó por el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate en 1996 y la consiguiente ley Helms-Burton y su respuesta europea, la posición común. A las sanciones diplomáticas que siguieron a la “primavera negra de 2003”, levantadas en 2005, ha seguido el llamado “diálogo crítico” con el gobierno castrista.
¿Quién es la voz de Cuba?
“No estamos en contra de que la UE dialogue con el Gobierno cubano, ¿pero cómo y quién dialoga con los presos políticos?”, decía Julio Hernández - representante del Movimiento Cristiano Liberación, co fundador del Partido Cubano Demócratacristiano en Miami. “No pedimos que se hagan los cambios, los cambios los hacemos nosotros”, decía Hernández abogando por un mayor contacto con los grupos disidentes en Cuba.
En su opinión, como en la de Yaxys Cires Dib, vicepresidente de los democratacristianos cubanos, la transición está en marcha y no serán los factores externos los que lleven al cambio en la isla. La presión que puede ejercer el contacto con la sociedad civil y la disidencia cubana, sin embargo, sería deseable, así los activistas cubanos. De la misma opinión es Arnold Vaatz, parlamentario alemán por los cristianodemócratas, para quien el diálogo “no ha sucedido, como debió suceder, porque la voz de los disidentes no se toma lo suficientemente como la voz de Cuba”.
Señales de desmoronamiento y los valores de la UE
Los nuevos medios y su uso por la disidencia han abierto una brecha desde dentro y la economía pone al Gobierno de Cuba en una situación más difícil que la atravesada después del derrumbe del bloque soviético, expuso por su parte José Ignacio Salafranca, del Partido Popular Europeo quien ha estado durante los últimos quince años en estrecha relación con América Latina y el Caribe y preside actualmente la delegación de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana.
“Cuba es el único país de América Latina que no se encuentra vinculado a la Unión Europea con ningún acuerdo; la UE tiene relaciones diplomáticas con La Habana, tiene un encargado de negocios, se le aplica el sistema de preferencias generalizadas pero no hay ningún vínculo institucional que de alguna manera establezca un marco para estas relaciones. La razón es muy sencilla: Cuba no satisface las exigencias de la cláusula democrática que desde el año 1990 caracteriza los acuerdos que la UE viene suscribiendo con los países de la región. Y no será por falta de voluntad de la UE”, afirmó Salafranca resaltando que por coherencia con los principios democráticos de la unión y en vista de los pocos pasos dados por la isla en materia de derechos humanos y libertades no es el momento de revisar la posición común.
Un acercamiento pragmático
Susanne Gratius, investigadora alemana de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo, califica de estéril el debate acerca de la posición común. Más allá de que éste haya sido trasladado de Madrid a Bruselas –pues fue el Gobierno del actual presidente José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) quien puso a discusión la posibilidad de levantar la posición común promovida por el entonces mandatario José María Aznar (PP)-, una mirada pragmática hacia la Cuba del futuro daría más frutos que una hacia atrás. “Si levantásemos en este momento la posición común la suma daría cero”, analiza Gratius quien no cree que las presiones externas sirvan para abrir un régimen tan cerrado como el cubano.
Aunque -sobre todo dadas las circunstancias actuales- mantener la posición común es lo, políticamente, más correcto, la investigadora del think tank europeo opina que la mirada debería más bien ir orientada hacia la creación de incentivos positivos para una apertura y al acercamiento de posturas con Estados Unidos. Dado que la secretaria de Estado Hillary Clinton reconoce que el “embargo a Cuba ha sido un error”, las condiciones para un acercamiento entre Washington y Bruselas ha mejorado; eso sí “hay que mantener la condena a la situación de los presos políticos y hay que evitar que el Gobierno cubano venda el acercamiento como una victoria suya”, dice Gratius para quien “los días del embargo, del castrismo y de la posición común están contados”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Enrique López