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¿Cómo sería la era posyihadista en Siria e Irak?

Kersten Knipp9 de agosto de 2016

En Siria y sobre todo en Irak, la organización terrorista Estado Islámico ha sufrido fuertes derrotas. Ya no cuenta con el apoyo de la población civil. No obstante, aún le quedan algunos ases en la manga.

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Imagen: Reuters/A.Abdullah

A finales de junio, el Ejército iraquí finalmente recuperó la ciudad de Faluya que había estado más de dos años en manos de la organización yihadista Estado Islámico (EI). Actualmente, los combatientes iraquíes están estrechando el cerco sobre la ciudad de Mosul, cuya conquista en junio de 2014 fue considerada como el mayor logro militar y simbólico del EI.

También en Siria, los yihadistas están en apuros. Desde principios de junio, el Ejército sirio ataca los barrios tomados por el EI en la ciudad de Alepo en el norte del país. En el último lustro, los combatientes del régimen no han tenido consideración con la población civil. Si bien observadores estiman que el Ejército sirio es responsable de la mayoría de los crímenes de guerra, los terroristas del EI escenifican la muerte de sus víctimas de una forma especialmente cruel y cuelgan los videos de sus actos barbáricos en internet.

Esta brutalidad repercute en el EI. Desde que los yihadistas se empezaron a extender en Siria en 2011 han actuado con brutalidad contra la población civil. Como consecuencia, no solo sembraron el terror, sino que al mismo tiempo impidieron que los habitantes de las zonas bajo su control desarrollaran lealtad hacia sus nuevos soberanos. Hace años, los iraquíes sunitas todavía consideraban a los combatientes del EI como una suerte de potencia protectora ante el gobierno de mayoría chiita. No obstante, fueron decepcionados.

El Ejército iraquí se prepara para la reconquista de Mosul.
El Ejército iraquí se prepara para la reconquista de Mosul.Imagen: Reuters/A. Lashkari

Poco apoyo de la población civil

Como consecuencia, ahí donde el Estado Islámico era atacado, su régimen empezó a colapsar rápidamente desde dentro. No obstante, esto no quiere decir que sea reemplazado inmediatamente por fuerzas seculares.

Tanto en Siria como en Irak, a raíz de la cruenta guerra, el abismo entre los diferentes grupos religiosos es muy profundo. La violenta competencia entre los sunitas y los chiitas ha quedado grabada en la conciencia de las personas. No será fácil para el secularismo hacer olvidar estas experiencias.

Una y otra vez, grupos de derechos humanos criticaron la brutalidad de las milicias chiitas en Irak y Siria contra civiles sunitas. Según el semanario alemán Der Spiegel, esto puede servir todavía de legitimación al EI. “Mientras continúen los ataques de la letal Fuerza Aérea siria y los cazas rusos, mientras los sunitas vivan permanentemente bajo el miedo a los chiitas, el EI podrá recuperarse incluso después de haber perdido su ‘califato'”, señala el medio.

A largo plazo, el reto es sobre todo de carácter político. Tanto en Irak como en Siria será de vital importancia superar la rivalidad confesional. Esto solo puede ocurrir paso por paso, en un proceso que llevará años. Asimismo, se deberá acabar con el mecanismo político-religioso del que abusaron en beneficio propio Al Assad, así como el exdictador iraquí Saddam Hussein y, en parte también, su sucesor, el primer ministro Nuri Al Maliki.