Símbolo de la resistencia antinazi
20 de julio de 2011Publicidad
“Quizás llegue el día en que nuestra actitud se juzgue de otra manera, en que no se nos vea como canallas, sino como premonitores y patriotas”, escribió en su despedida el conde Peter Yorck von Wartenberg, antes de ser ejecutado por los nazis en agosto de 1944. Pero los alemanes tardaron décadas en reparar la memoria sobre el fallido atentado contra Adolf Hitler, para el que von Wartenberg había conspirado junto al coronel Claus Schenk von Stauffenberg.
¿“Traidores a la patria”?
En la joven República Federal Alemana (RFA), el ex mayor nazi Otto Ernst Remer, co-fundador tras la guerra del más tarde prohibido Partido Socialista Imperial (SRP), calificó a los oficiales de “traidores a la patria”.
Remer parecía expresar lo que muchos pensaban por entonces. Sin embargo, fue condenado por ello a tres meses de cárcel en 1952, de los que logró escapar huyendo al extranjero. Bajo sus órdenes, el Batallón de Guardia de Berlín había arremetido contra quienes conspiraron junto con von Stauffenberg en 1944.
Memoria selectiva en las fuerzas armadas
En las nacientes fuerzas armadas federales bautizadas como Bundeswehr –en las que aún prestaban sus servicios innumerables oficiales de la antigua Wehrmacht de la era nazi– se evitó todo recuerdo asociado a la resistencia de los oficiales asociados a von Stauffenberg.
En su lugar, se trató de acudir a las tradiciones militares “positivas” de la propia Wehrmacht y de su antecesora, la Reichswehr de la República de Weimar. De trasfondo estaba también el interés de los antiguos oficiales en imponer el mito de una Wehmacht “limpia” de los crímenes cometidos presuntamente sólo por las SS (el escuadrón de defensa del partido nazi). Así que no fue hasta 1961 en Sigmaringen, en el estado federado de Baden-Wurtemberg, que un cuartel fue nombrado por primera vez como von Stauffenberg.
Contradicciones, hasta la reunificación
Como el propio grupo de opositores encabezado por von Stauffenberg -cuya distancia ideológica de la doctrina nazi ha sido polemizada por historiadores como el británico Richard J. Evans-, la recuperación de su historia no estuvo libre de contradicciones en Alemania occidental. El atentado siguió siendo un tema poco apreciado, aunque el recuerdo se mantuvo vivo con discursos conmemorativos. Además, la llamada “generación de 1968” se resistió aceptar una visión según la cual condes y generales serían responsables de la más decisiva y tardía resistencia al nazismo dentro de Alemania.
Motivos similares dificultaron el reconocimiento de estos opositores, oficiales y nobles no comunistas, por parte de la socialista República Democrática Alemana (RDA). La historia oficial comenzó ignorándolos y los llamó luego “agentes reaccionarios del imperialismo estadounidense”.
No fue hasta finales de la década de 1980 que se registraron intentos de usar la figura de los conspiradores en la propaganda política. Camino a la reunificación alemana tras la revolución pacífica de 1989, el primer gobierno libremente electo de la RDA tomó juramento a los últimos soldados del luego disuelto Ejército Popular Nacional (NVA) justo el 20 de julio de 1990.
En la Alemania unificada, la conmemoración del 20 de julio de 1944 se ha convertido en parte de la vida política nacional. Desde 1999, el Gobierno y las Fuerzas Armadas honran cada aniversario del atentado. Cada 20 de julio los nuevos soldados toman juramento. La ceremonia se celebra en Berlín, frente al Reichstag, sede del Parlamento. Tambien en la sede del Ministerio de Defensa, en la calle Bendlerstrasse, donde se desarrolló la conspiración y donde los oficiales de la resistencia fueron fusilados en 1944, se les rinde homenaje.
¿Super héroe a Hollywood?
El coronel von Stauffenberg trató de atentar con explosivos contra la vida de Hitler el 20 de julio de 1944, en Wolfsschanze, el “cuartel general del Führer” cerca de Rastenburg, Prusia Oriental (hoy Kętrzyn, Polonia). Pero como su encuentro con Hitler se adelantara inesperadamente en media hora, a causa de una planeada visita del italiano Benito Mussolini, Stauffenberg sólo pudo alistar uno de los tres artefactos explosivos previstos.
Además, el encuentro no se celebró en el habitual búnquer sino en una más ligera barraca donde las consecuencias de la explosión fueron menores que las esperadas. Tras dejar el artefacto oculto en una carpeta sobre una mesa a unos dos metros de Hitler, Stauffenberg abandonó la habitación con un pretexto. La explosión se produjo a las 12:42 horas, pero Hitler sólo resultó levemente herido. Creyéndolo muerto, el coronel regresó a Berlín e inició el planeado golpe de Estado, que fracasó en cuanto estuvo claro que “el Führer” había sobrevivido.
Más internacionalmente (re)conocido ha resultado el atentando desde 2008, luego de convertirse en tema de una hollywoodense película protagonizada por Tom Cruise, “Operación Valquiria”, rodada en parte en locaciones históricas originales.
Parte de la prensa alemana consideró entonces finalmente alcanzado el clímax de la carrera postuma de Stauffenberg y sus colaboradores en el fallido atentado y posterior intento de golpe de Estado de 1944. En el boletín de historia del prestigioso diario Süddeutsche Zeitung, sin embargo, el historiador británico, Richard J. Evans advertía en 2009, a propósito de la película: "es incorrecto declarar como súper héroe a este estricto anti-demócrata".
Von Stauffenberg, como otros altos oficiales miembros de una resistencia antihitleriana que se remonta a los finales de la década de 1930, estaba más motivado por la convicción de que era imposible ganar la guerra desatada por los nacionalsocialistas, que por una verdadera oposición ideológica a su doctrina, advierte Evans. O al menos así lo revelan intercambios epistolares y otros documentos escritos por algunos de estos oficiales a los que los historiadores han tenido acceso.
Autora: Arne Lichtenberg / Rosa Muñoz Lima
Editor: Enrique López Magallón
Editor: Enrique López Magallón
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