Decodificando el cáncer de próstata
14 de octubre de 2012El 1º de octubre, cuando el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, anunció que se le había detectado un tumor canceroso en la próstata, aprovechó la ocasión para pedir a sus compatriotas que se practicaran regularmente los exámenes de rigor y se cercioraran de que todo estaba en orden, enfatizando en todo momento que, detectada a tiempo, esa es una enfermedad curable. “Y mucho más común de lo que la gente se imagina”, acotó el mandatario, consolado por el hecho de que su afección fue descubierta “muy a tiempo”.
Tras descubrir que existen indicadores genéticos que revelan la existencia de un cáncer de próstata, investigadores británicos pusieron a prueba un examen sanguíneo que permite leer las alteraciones genéticas como si de un código de barras se tratara. Esa prueba de sangre podría aplicarse en el futuro junto al ya conocido test del antígeno protático específico (PSA, sus siglas en inglés) para establecer qué pacientes necesitan un tratamiento tan agresivo como inmediato.
En la mayoría de los casos es necesario tomar muestras de tejido para determinar qué tan avanzado está un cáncer de próstata. Ese procedimiento suele ser incómodo y puede propiciar complicaciones; pero, en este momento, la biopsia es el único recurso a la mano para diagnosticar la gravedad de esta afección. Johann de Bono, director del equipo de especialistas en cáncer de próstata del Instituto para la Investigación del Cáncer (ICR) de Londres, sostiene que un examen sanguíneo sería menos molesto para los pacientes y también más exactos.
Nuevos hallazgos, nuevas incógnitas
“La prueba de sangre puede ofrecer información que una biopsia no alcanza a dar. Por ejemplo: en qué medida influye el sistema inmunológico de un paciente sobre sus probabilidades de sobrevivir”, explica de Bono. Después del cáncer de pulmones, el de próstata es el cáncer más común. Algunas personas pueden vivir con él durante muchos años sin manifestar sus síntomas; otras se ven confrontadas con sus expresiones más agresivas y amenazantes. De Bono cree que el nuevo examen sanguíneo puede contribuir a diferenciar un tipo de otro.
No obstante, Malcolm Mason, decano de la Universidad de Cardiff, advierte que esta prueba de sangre arroja nuevas incógnitas de cara al tratamiento del cáncer de próstata. “Si a un paciente se le hace el más grave de los diagnósticos, ¿qué tan beneficiosas son las terapias intensivas –como la quimioterapia– aplicadas tempranamente? Y, en el caso de aquellos que reciban un diagnóstico más alentador, ¿sería la terapia de hormonas lo más indicado?”. Estas preguntas no se dejan responder sin estudios clínicos adicionales.
Autores: John Blau / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina-Valencia