Deporte contra el cáncer
7 de noviembre de 2011Quien hace ejercicio regularmente corre menos riesgo de ser diagnosticado con cáncer que alguien que lleva una vida sedentaria. La relación entre el deporte y el cáncer fue constatada por médicos en Estados Unidos a través de estudios de cáncer intestinal, de mama y de próstata, en los que participaron 120.000 personas.
Martin Halle, experto en medicina deportiva de la Universidad Técnica de Múnich señala que lo decisivo es la condición física de las personas. “La activación de la musculatura influye sobre el metabolismo, inflamaciones y otros factores como la producción de hormonas. El deporte provoca a menudo que las células cancerígenas se autodestruyan en un estadio inicial”, afirma. “Esta muerte celular programada es lo que explica cuán importante es el deporte en la prevención del cáncer”, destaca el experto.
Reduce el riesgo
El practicar deporte regularmente reduce el riesgo de cáncer, en un 25 porciento, en el caso de cáncer intestinal. No se trata de tener altos rendimientos. Caminar diariamente una media hora o andar en bicicleta unos 45 minutos al día es suficiente. Lo mejor es cuando se suda haciendo ejercicio al menos dos veces a la semana. Quien es más ambicioso y corre una media hora diaria, puede reducir el riesgo de cáncer intestinal hasta en un 40 porciento. “El efecto benéfico depende de la dosis de ejercicio”, afirma el profesor Michael Schoenberg, cirujano de la clínica de la Cruz Roja de Múnich.
Según los últimos conocimientos de la medicina, tras un diagnóstico de cáncer es conveniente que los pacientes hagan tanto deporte como sea posible. Una paciente relata como después de la conmoción que supuso el diagnóstico de cáncer, éste fue el detonante para poner en marcha los siempre postergados planes de practicar deporte. Hace ya dos años y medio que le detectaron un tumor de mama. “En la mañana iba a la quimioterapia y en la tarde iba al gimnasio”, recuerda. Eso hace veinte años hubiera sido impensable tan sólo debido a los narcóticos que eran empleados entonces, que tenían un efecto prolongado y fuerte que dejaba a los pacientes prácticamente inmovilizados.
Sin embargo no en todos los casos de cáncer es recomendable hacer ejercicio. Quien tiene una metástasis en el esqueleto corre el peligro de sufrir una fractura al hacer deporte. Pero en general la visión sobre el ejercicio ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. “Hemos constatado una y otra vez que precisamente durante una quimioterapia es muy útil practicar un entrenamiento suave”.
Combatir activamente la enfermedad
Las actividades deportivas dan al paciente la sensación de hacer algo a favor de la recuperación de la salud y no sólo depender pasivamente del efecto de sustancias. Incluso hay ventajas médicas comprobables. El conteo sanguíneo vuelve más rápidamente a la normalidad. Los efectos secundarios provocados por la quimioterapia, como las dolorosas convulsiones intestinales o la diarrea, no son percibidos tan negativamente por los pacientes que practican algún deporte.
Tras el tratamiento, el que sigue en pie de lucha tendrá además la ventaja de que el cáncer no volverá tan fácilmente. El pronóstico de una recaída mejora considerablemente. En comparación con una quimioterapia, que no siempre tiene el efecto deseado, según Martin Halle, el deporte es la mejor y más accesible terapia posible. Y una, que conduce a una recuperación duradera.
Autores: Hellmuth Nordwig/ Gudrun Heise/ Eva Usi
Editora: Rosa Muñoz Lima