Desequilibrio entre moral y Estado
13 de octubre de 2004El periódico Frankfurter Rundschau de Alemania: “No, Rocco Buttiglione, a quien le gustaría que las mujeres cuidaran del hogar y que califica la homosexualidad de inmoral, no es la persona indicada para impulsar la seguridad, la libertad y la justicia en Europa. No hay dudada de que siendo un católico conservador tiene el derecho de pensar como piensa, pero sus convicciones no deberían interferir en su tarea política. Sus valores no sirven de base para una Europa moderna.
La mayor parte de los gobiernos y del parlamento europeo es de corte conservador, por lo que el parlamento, que gusta de demostrar un poder que no tiene, ratificará la comisión propuesta por Barroso a finales de octubre. Posiblemente se hagan algunas correcciones cosméticas, pero nada más, pues lo que los países miembros quieren, es justamente que este parlamento no cuente con poder.”
Buttiglione no representa la media europea
El periódico liberal de izquierda londinense The Guardian: “El futuro jefe de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se encuentra sumido en una crisis. La controvertida nominación del italiano Rocco Buttiglione amenaza con ensombrecer el trabajo de la nueva comisión de la Unión Europea.
El problema es sencillo: Buttiglione, quien fue nominado por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, cree que la homosexualidad es un pecado. Sus ideas sobre la mujer y la familia son extremadamente conservadoras. La elección de Barroso nos atañe a todos. Obviamente no se trata de obligar al señor Buttiglione a “prostituir” su conciencia. Pero no debería asumir un puesto tan importante si sus convicciones son tan extremadamente distintas a las de millones de europeos.”
La decisión clave: separar tajantemente religión y política
El diario conservador austriaco Die Presse: “Buttiglione con seguridad se acerca más a los ideales de muchos ciudadanos europeos que el primer ministro turco Erdogan, pues los valores del italiano son compartidos por algunos europeos creyentes. Ambos simbolizan, sin embargo, el mismo problema social de una relación desequilibrada entre la moral y el Estado. (...) La participación de un hombre de derecha como Buttiglione en la Comisión, refleja el espectro político que impera en las 25 naciones que componen actualmente la Unión Europea.
Resulta muy probable que el Parlamento Europeo acabe retirando su voto de rechazo contra el político italiano. De querer impedir su entrada tendría que rechazar toda la comisión propuesta por José Barroso. Esto desataría una nueva crisis en la Unión Europea y nadie quiere ni necesita una crisis en este momento. (...) Al final todo depende de una decisión muy delicada: si se concreta hasta sus últimas consecuencias la separación de religión y política, se tendría que despedir a Buttiglione en el primer intento de querer concretar sus valores en el ámbito político. En este caso tampoco debiera negociarse con un gobierno turco que responde a sus seguidores musulmanes con propuestas de ley motivadas religiosamente.”