Después de 25 años ¿qué queda de Sendero Luminoso?
12 de septiembre de 2017"Uno puede morir, pero esto (señalándose la cabeza) queda en los demás", decía desafiante el líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, a los agentes del Grupo Especial de Inteligencia Peruano (GEIN) cuando fue capturado el 12 de septiembre de 1992 en una apacible zona residencial de Lima, lejos del proletariado de los andes por el que presumía luchar.
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La bailarina Maritza Garrido Lecca escondía y protegía en su casa al terrorista más buscado de Perú. En su vivienda funcionaba una academia de ballet que ella dirigía y que era la fachada perfecta para no llamar la atención. Hasta ese momento, la Policía antiterrorista no sabía si el Camarada Gonzalo, el alias de Guzmán, había huido al extranjero, si estaba vivo o muerto. La última foto que tenían del cabecilla senderista era de diez años antes.
Después de confirmar que Guzmán se escondía en el lugar, los agentes del GEIN intervinieron el inmueble y, sin derramar una sola gota de sangre, encontraron en el segundo piso al líder terrorista, a su esposa y número dos de la organización, Elena Yparraguirre, junto a otras dos dirigentes del grupo subversivo. Así empezaba el comienzo del fin de una de las organizaciones más sangrientas de la historia peruana.
Las razones de Sendero
Pero tras la denominada “captura del siglo” quedaban preguntas por responder: ¿En qué momento se instaló Sendero entre los peruanos? y ¿cuál era la razón? Inspirado en el marxismo, leninismo y maoísmo, Abimael Guzmán fundó a comienzos de los ochenta el Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso (PCP-SL) y pretendía tomar el poder por medio de la fuerza. “Guzmán consideraba que la sociedad peruana era ‘semi-colonial’ y que la solución era hacer una lucha armada junto con los campesinos para llegar el poder”, explica a Deutsche Welle Pedro Yaranga, investigador peruano en temas de terrorismo y narcotráfico.
Otra de las causas del surgimiento de Sendero Luminoso en esa época, en que una fuerte crisis económica golpeaba a los peruanos, era la gran desigualdad social que existía sobre todo en las zonas rurales. "El poco desarrollo en estas zonas era aprovechado por Guzmán, quien quería cambiar ese sistema social. Quisieron venderse como una solución para los campesinos que finalmente fueron los que más sufrieron durante el conflicto armado, más que en Lima", señala el analista Christoph Heuser, del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos en Hamburgo.
Según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), realizado a pedido del Estado Peruano, se estima que Sendero Luminoso fue responsable de la muerte y desaparición de más de 35.000 personas entre los años ochenta y noventa.
Fujimori no estaba enterado
Aunque muchos atribuyen la captura del cabecilla senderista al entonces presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), lo cierto es que los efectivos del GEIN han declarado en muchas oportunidades que no recibían el apoyo del Estado y no contaban con los recursos para realizar su trabajo. Tenían ganas de sobra y trabajaban, incluso, en sus horas libres, pero hacía falta la logística necesaria para estos casos.
Por esta razón, los agentes pidieron apoyo económico a la embajada de Estados Unidos en Lima, la que apoyaba mensualmente con 15 mil dólares y algunos equipos técnicos. “Fujimori se enteró de la captura el mismo día, como todos nosotros. Ni él ni Montesinos estuvieron detrás del operativo. Los agentes eran policías comprometidos que entendieron que para ganar esta batalla tenían que conocerse primero así mismos y después al enemigo. Así lo hicieron y lograron capturar a Guzmán”, resalta el experto Yaranga.
En un principio, los senderistas fueron sentenciados a cadena perpetua por un “tribunal sin rostro”. Pero en 2002 dichas sentencias fueron anuladas y tras nuevos procesos fueron condenados a 25 años de prisión. Y así, Maritza Garrido Lecca pudo salir en libertad ayer lunes, tras cumplir su condena.
¿Sigue vivo Sendero Luminoso?
Los senderistas han admitido públicamente su derrota en la “lucha armada”, pero nunca se han arrepentido. Sus remanentes siguen operando y realizando atentados en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). En esta zona, dominada por el narcotráfico, el último miércoles fueron asesinados tres policías y todo indica que fue obra de Sendero.
Sin embargo, esta relación entre senderistas y el narcotráfico no sería nueva. “Sendero tuvo siempre relación con el narcotráfico, por lo menos desde 1984. Si no hubieran tenido esa relación, jamás hubieran sobrevivido”, comenta Yaranga. Por su parte, el experto del GIGA, quien ha realizado investigaciones en la zona del Vraem, cuenta que Sendero “vende su fuerza militar a los narcotraficantes para resguardarlos en las carreteras, para pasar los químicos y la droga”.
Ante todas estas evidencias, Yaranga insiste en que el actual presidente, Pedro Pablo Kuczynski, tiene que fortalecer los servicios de inteligencia. Para hacer seguimiento a los terroristas que ya han salido de las cárceles y a los que están por salir. Además de hacer una lucha frontal contra el narcotráfico en el Vraem. Para Heuser, utilizar solo la fuerza para derrotar a Sendero no sería suficiente: “Hay que llevar también un desarrollo alternativo a esas zonas aisladas, para luchar contra la pobreza y la desigualdad”. Una tarea que, después de 25 años, aún sigue pendiente.
Autor: Camilo Toledo (ERS)