Deutsche Bank y WestLB: sol y sombra en la banca alemana
8 de febrero de 2008Limpios de impuestos, el Deutsche Bank le extrajo al 2007 unas ganancias de 6.500 millones de euros, lo que supone un plus del 7% con respecto al curso anterior. En lo operativo, el pasado año fue el mejor que se recuerda en la historia de este banco germano. Mientras otros hacen malabarismos sobre la cuerda floja del mercado inmobiliario estadounidense, Josef Ackermann, director del Deutsche Bank, se relaja y disfruta dejándose querer.
Entre los acróbatas que ya han perdido el equilibrio se encuentra el WestLB, en importancia el tercer banco regional de Alemania. Si desde su creación en 2002 nunca arrojó balances extremadamente positivos, las inversiones de alto riesgo y la crisis al otro lado del Atlántico acabaron por precipitar la debacle. 1.500 empleados, uno de cada cuatro, van a notar especialmente la mala racha: todos los que se quedarán en la calle.
Unos tanto y otros tan poco
En 2002, los guardianes de la libre competencia en Europa obligaron al que era el principal banco regional alemán a disgregarse. La actividad comercial de éste quedó concentrada en lo que pasó a llamarse WestLB S.A. Con sede en Düsseldorf, el Estado de Renania del Norte-Westfalia mantuvo directa o indirectamente una participación del 38% en la nueva entidad, de la que también posee acciones la Asociación de Cajas de Ahorro de Renania y Westfalia.
Ambos, Land (con dinero del contribuyente) y cajas de ahorro, además de una serie de organizaciones de poderes regionales, acudirán en auxilio del WestLB, duramente golpeado por el exceso de inversiones poco fiables en Estados Unidos. La ayuda consiste en un plan para “blindar” todo tipo de riesgo, materializado en 5.000 millones de euros, la introducción de un nuevo modelo de negocios y la ya citada “reestructuración” empresarial.
“Absolutamente” satisfechos con su modelo de gestión están en el Deutsche Bank, convertido estos días en la otra cara de la moneda bancaria. “El 2008 no va a ser un año fácil, pero lo afrontamos con confianza y valentía”, declaró un Ackermann que está que no cabe en sí de gusto. Las materias primas, Asia, Rusia, Oriente Medio y el Postbank son algunos de los campos a los que los de Fráncfort ya se les han echado el ojo.
Pese a todo, pocas son las esperanzas que los 1.300 futuros ex empleados del WestLB pueden albergar en el Deutsche Bank: los planes del banco de ampliar la plantilla quedan, de momento, congelados. Los buenos datos no evitan a la entidad pensar en el ahorro.
Sobre ganar en la Fórmula Uno
“Todo el que va a la Fórmula Uno lo hace para ganar”, dice Ackermann, “lo peor que se puede hacer cuando el agua te llega al cuello es bajar la cabeza. Es precisamente entonces cuando hay que demostrar valor”.
Pero la valentía ciega no sirve. En el tercer trimestre de 2007, el Deutsche Bank cambió de lugar 2.200 millones de euros, abandonando “las posiciones arriesgadas”. Esto no impidió al banco acumular los últimos tres meses del año unas pérdidas del 25%, pero sí posibilitó que en su conjunto el 2007 resultara positivo. “En el cuarto trimestre hemos demostrado la calidad de nuestra gestión del riesgo”, presume Ackermann. Y, en general, en estos tiempos de crisis “nos hemos sabido defender”, asegura.
Así, entre la herida competencia, Ackermann exhibe el buen juicio empleado. En hacerse con fustigados bancos como la francesa Sociéte Général, el Deutsche Bank no tiene intención alguna, asegura el directivo. Otra cosa sería el Postbank. “Siempre hemos dicho que el Postbank nos podría interesar. Si alguien acude a nosotros, estamos abiertos al diálogo”, dice el suizo. Y acto seguido, en un mal día para la bolsa, las acciones de Deutsche Bank y Postbank empiezan a subir.