Discurso de campaña bélica
22 de enero de 2004El tema fue abordado profusamente por la prensa europea, desde Madrid hasta Moscú. Debido a la diferencia de horarios, muchos rotativos habían cerrado ya sus ediciones cuando Bush pronunció su discurso ante el Congreso sobre el estado de la Unión, el martes a las 21:00 hrs., hora local (miércoles 03:00 AM, hora del centro de Europa).
La victoria es nuestra
Con un veredicto lapidario, alude el diario moscovita Nesawissimaja, el lenguaje del presidente estadounidense: “La alusión de Bush, ‘es nuestro justo derecho’, como si se refiriera a algo que atañe a la humanidad entera, recuerda al observador ruso el lenguaje de Stalin al preparar a la patria ante la entrada inminente de Rusia a la Segunda Guerra Mundial (contra Alemania). El dictador se expresó de similar manera: ‘Nuestra causa es justa, el enemigo será eliminado, la victoria es nuestra”.
El poderío militar estadounidense
El rotativo finlandés, Hufvudstadsbladet, escribe: “La mitad del discurso de Bush sobre el estado de la Unión se refiere a la política exterior y transmite a la población estadounidense un mensaje sobre la fortaleza militar del país, una fuerza como hace mucho no se tenía. A la política exterior le siguió la economía. En este tema Bush se presentó igual de victorioso. Pese a que nadie duda de la capacidad militar estadounidense, la economía no funciona bajo la misma lógica, le guste o no al Señor Bush. Por cierto olvidó mencionar que durante su gestión alrededor de dos millones de empleos se han desvanecido y que como nunca antes los puestos de trabajo estadounidenses emigran hacia Asia. Como ningún otro presidente estadounidense, él ha provocado graves daños y muy rápidamente a las finanzas públicas. En principio, Bush se enfrenta al mismo dilema que Ronald Reagan hace 20 años: Quien baja los impuestos estimula la economía, pero si no reduce el gasto público al mismo tiempo, abre un agujero difícil de tapar”.
La política exterior no fue el plato fuerte
Así se expresa el diario austríaco Kurier: “La política exterior no fue el plato fuerte del presidente estadounidense. Incluso cuando uno vuelve a casa con los laureles del vencedor –lo que en el caso de Irak resulta muy cuestionable- puede uno fracasar en la campaña electoral en Estados Unidos. Esta amarga experiencia ya la tuvo George Bush Senior tras la Guerra del Golfo en 1991. El hijo no quiere el destino del padre, por ello se concentra en la política económica (...) parodiando un conservadurismo solidario que alude a los débiles sociales. Con la elección de sus temas de campaña, el jefe de la Casa Blanca ocupó el clásico terreno de los demócratas que aún siguen buscando un perfil para su candidato. El presidente texano no olvidó su punto fuerte: su llamado a la contención sexual como forma de combatir el Sida, emocionó a predicadores radicales. Lo que sí quedó claro es que el actual presidente aprendió la lección y se ha concentrado en la política económica. El repunte coyuntural podría ayudarle obsequiándole un segundo período presidencial".
Un republicano te dará una depresión
El periódico suizo Neue Zürcher Zeitung, recuerda que la historia de Estados Unidos ha dejado un legado que ha sido retomado por la sabiduría popular: “Vota por un republicano y te dará una depresión, vota por un demócrata y tendrás una guerra. Ésta máxima ya no se podrá aplicar ya que de ambos partidos puede esperarse lo mismo, por lo menos en materia de seguridad. La esperanza de Europa por que llegue a la Casa Blanca un político de paz, más accesible e influenciable, se verá decepcionada tarde o temprano, pues también entre los demócratas hay halcones y hombres de mano dura, pero también sobrios políticos realistas. Bueno fuera que uno de ellos lograra llegar hasta la nominación en la carrera electoral”.
Olvidó a los soldados muertos
Por su parte, el rotativo catalán, El Periódico, comenta así el discurso de Bush: “Ante las presidenciales de noviembre, Bush abrió su campaña electoral transformando el discurso sobre el estado de la Unión en el primer gran acto público para convencer a los estadounidenses de que él es la mejor opción para repetir en la Casa Blanca. Quedó claro que uno de los grandes ejes de la campaña será Irak y la lucha antiterrorista, lucha que, allí y aquí, da siempre buenos réditos electorales. En nombre de la seguridad de EEUU, Bush defendió su estrategia unilateral, dirigida oficialmente a eliminar unas armas de destrucción masiva todavía por encontrar, y a acabar con el tirano de Bagdad, objetivo este sí alcanzado y, naturalmente, bien publicitado en el discurso, mientras los 500 soldados estadounidenses muertos en el largo intento no merecieron su atención para no estropear los éxitos iraquís. En el frente interior, Bush quiso capitalizar el crecimiento de la economía, pero la pérdida de puestos de trabajo o la escasa dotación a programas de formación o de sanidad dieron munición a la oposición demócrata para acusarle de financiar la guerra con fondos que deberían destinarse a aquellos menesteres. Más que a una campaña electoral, podríamos asistir a una campaña bélica”.