Disputas políticas tras la masacre de Ankara
10 de octubre de 2015
Una mujer llora y corre frente a la estación central de trenes de la capital de Turquía, Ankara. “¡No puedo encontrar a mi hijo, no puedo encontrar a mi hijo!”, grita. Cerca de ella, un hombre abraza e intenta consolar a otra mujer. Ambos tienen el rostro salpicado con manchas de sangre. Apoyado en una pared, un cartel con el lema “Paz, ahora ya” se enfrenta con la cruda realidad de un enorme charco de sangre.
La plaza frente a la estación de ferrocarriles adquirió el lúgubre aspecto de una zona de guerra la mañana de este sábado (10.10.2015), tras el devastador atentado que afectó a la ciudad. Pedazos de cuerpos humanos están repartidos por todas partes en las calles, los heridos gritan pidiendo ayuda, las sirenas de las ambulancias aúllan sin cesar. Presuntos terroristas suicidas se habrían hecho explotar en medio de la multitud, que esperaba la hora para comenzar una manifestación organizada por grupos pro kurdos y partidos de izquierda.
El Colegio Médico de Ankara llamó a todos los especialistas disponibles a presentarse en los servicios de emergencia, porque el personal clínico simplemente no da abasto ante la avalancha de heridos que llegan y llegan y, por la falta de médicos, quedan sin atención. Miles de personas, en tanto, llegan a ofrecer sangre, ante el pedido de las autoridades. Una morgue adicional fue abierta, porque la de siempre quedó desbordada.
Y cómo no. El último reporte del Ministerio de Salud habla de 95 personas muertas y 246 heridas, al menos una treintena de estas de gravedad. Una cifra escalofriante.
Apenas unos minutos después de las dos explosiones, que se sucedieron una tras otra con pocos segundos de diferencia, a eso de las 10.04 horas de la mañana, se desataron las primeras tensiones entre los manifestantes y agentes de las fuerzas de seguridad. Algunas personas atacaron un vehículo policial, seguros de que el Estado algo tuvo que ver en el atentado. Otros se quejaban amargamente porque las ambulancias no llegaban con la prontitud necesaria, a pesar de que el ataque ocurrió en pleno centro de Ankara. Varios ministros que quisieron llegar al lugar para hacerse una idea de la situación, fueron expulsados por una multitud enfurecida.
Partido kurdo habla de masacre
Rápido llegaron las primeras recriminaciones. Selahattin Demirtas, jefe del partido kurdo HDP, habló de una "masacre". El HDP se ve a sí mismo como objetivo del atentado: las bombas fueron detonadas en el lugar donde la delegación de ese partido tenía previsto reunirse. La Policía lanzó gases lacrimógenos contra las personas que trataban de ayudar a los lesionados. La manifestación que se pretendía organizar tenía como objetivo pedir el fin de la violencia entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes del ilegal Partido de los Trabajadores Kurdos, PKK. Los kurdos responsabilizan al gobierno de la reciente escalada de violencia en el país.
Diversos observadores están de acuerdo en que los perpetradores del ataque tenían en mente perturbar el proceso de paz con los kurdos, o lo que queda de ese proceso. Luego de meses de combates con el Ejército y la Policía, se esperaba para este sábado un comunicado del PKK donde haría un llamado a la paz, lo que finalmente ocurrió poco después de las explosiones. "Quienquiera que sea, no quería que los enfrentamientos cesaran en Turquía", escribió en Twitter el experto en Turquía Ziya Meral. Pero a la vista de la decisión del PKK de anunciar de todas maneras el cese del fuego, el objetivo de los atacantes parece no haberse alcanzado.
A tres semanas de las elecciones
Mientras tanto, el presidente Recep Tayyip Erdogan y otros políticos hicieron un llamado a los turcos a mantener la calma y a no iniciar una cacería de brujas. Autoridades de gobierno y oposición dijeron tras el ataque que suspenderían temporalmente las campañas para las elecciones del 1 de noviembre.
Eso no significa que las tensiones disminuirán en las próximas tres semanas antes de las parlamentarias. Al contrario, los críticos acusan a Erdogan de haber avivado de forma consciente las tensiones entre el Estado y el PKK para obtener réditos en las votaciones de noviembre. El periodista Fatih Tezcan, cercano al gobierno, acusó al HDP de estar detrás de la masacre de Ankara, en un intento por ganar simpatías entre la población y mejorar sus resultados electorales. Y el HDP, por su parte, acusó al gobierno de haber cometido un ataque "contra el pueblo".