Día Internacional de la Mujer: "Hay mucho por hacer"
7 de marzo de 2018Señora Stolle: ¿Cómo es la situación en la actualidad de los derechos de la mujer en el mundo entero?
No muy buena. Tenemos mucho camino que recorrer todavía si vemos la situación de las mujeres y jóvenes en otros países. Hay mucho por hacer en el tema de la violencia. Casi 50.000 jóvenes menores de edad son obligadas a casarse cada día en todo el mundo. En 155 países existe una legislación que discrimina a las mujeres. De estas hay una ley en 32 países que exige el consentimiento de los maridos si las mujeres solicitan un pasaporte. Se trata de grandes injusticias, como por ejemplo, situaciones que nos indignan y contra las que tenemos que seguir luchando. Pero también en Alemania las mujeres sufren: una de cada cuatro es víctima de violencia de género. Necesitamos mejores leyes para alcanzar la igualdad de género.
¿En qué países la situación es especialmente crítica?
En Arabia Saudí, naturalmente. Allí sigue siendo el padre o el hermano o el marido el tutor de las mujeres. Esto demuestra que las mujeres son personas de segunda clase, que no están en realidad a la altura de los hombres. Además, están naturalmente los países en crisis, donde las mujeres están expuestas a la violencia sexual masiva, como en Irak o en Siria. En muchos países africanos existe todavía la tradición de la mutilación genital, lo que supone una enorme limitación sexual y sanitaria para las mujeres. Se desprecia la autodeterminación sexual.
¿Por qué luchan las mujeres ahora en todo el mundo?
Por la igualdad, la democratización de sus países. Para las activistas en otros países, la lucha por la democracia es tan importante como la lucha por los derechos de la mujer. Se trata de la participación en los gobiernos democráticos, en negociaciones de paz, en decisiones empresariales o en la vida pública. Todo esto se les ha prohibido a muchas mujeres. Tienen que quedarse en casa y cuidar de los niños.
¿Hay temas que están presentes en todos los países del mundo?
La lucha contra la violencia y contra las estructuras patriarcales son puntos comunes en todos los movimientos femeninos. También en Alemania hay, en parte, estructuras patriarcales extremas en las llamadas sociedades paralelas. Las chicas no pueden participar en las excursiones de su escuela, tienen que llevar el velo islámico o se las prepara, desde muy temprano, para que aprendan a llevar una vida con esposo e hijos. No es desde luego lo que entendemos por feminismo. Luchamos con los movimientos de mujeres en otros países para que todas las chicas tengan una vida en igualdad de derechos, que puedan decidir por sí mismas y en libertad.
Las mujeres que sufren violencia de género se ven extremadamente limitadas y amedrantadas. Lo observamos en las historias de mujeres que vivieron en casas de acogida para mujeres maltratadas y las humillaciones que sufrieron durante años hasta que por fin se defendieron. No hay diferencias en este tema entre las mujeres de todo el mundo. En Alemania sí tenemos casas de acogida, centros de asesoramiento. Las mujeres afectadas en África o Latinoamérica no cuentan con gran número de centros o con la estructura necesaria.
¿Qué posibilidades tienen las mujeres de desempeñar un papel activo?
Hay mujeres muy comprometidas, que reconocen los problemas en sus países y trabajan en pequeños proyectos para impulsar cambios. Las mujeres necesitan ayuda de los llamados países desarrollados para poder financiar su labor y recibir un salario. Tiene que fluir más ayuda al desarrollo para empoderar a mujeres y chicas jóvenes, pero también en la educación para que puedan defenderse de las estructuras injustas y puedan crear estructuras de apoyo. TERRE DES FEMMES, por ejemplo, ayuda en una casa de acogida para jóvenes en Sierra Leona, a donde pueden acudir las chicas, huir si la violencia aumenta en sus casas o huyen porque se sienten amenazadas por una ablación.
¿Cómo es la protección legal para las mujeres que se comprometen?
Lo importante naturalmente es que la labor reciba el apoyo en los países, por lo menos, desde el punto de vista legal. Por ejemplo, en Burkina Faso, donde ayudamos con campañas en contra de la ablación, hay una ley contra la mutilación genital, es decir, que el Gobierno lo apoya por lo menos verbalmente. No aporta dinero, pero las activistas pueden desempeñar su labor de forma segura. Por otro lado, luchamos contra posturas muy tradicionales en la población y hay, como en nuestro país también, ataques verbales a través de las redes sociales, pero también por parte de los familiares o de representantes muy patriarcales en los pueblos, que dificultan la labor y el compromiso de las mujeres. En otros países es diferente. En Irán, donde muchas mujeres valientes ahora en la vida pública se descubren la cabeza y son detenidas por ello. Allí, la lucha por los derechos de la mujer conlleva muchas limitaciones personales hasta incluso el encarcelamiento durante años.
¿Deberían las mujeres, a pesar de estas amenazas, defender sus derechos?
Las mujeres deben aprovechar las oportunidades. Justo cuando los gobiernos se vuelven algo más liberales y se muestran más occidentales, entonces tienen que aprovechar la ocasión. En Arabia Saudí, cada vez más mujeres valientes organizan viajes ilegales en coche. Dentro de un par de meses, podrán oficialmente conducir.
Christa Stolle es etnóloga, investigadora cultural y gerente de TERRE DES FEMMES en Alemania.
Melina Grundmann (RMR/VT)
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