Día Internacional del Parkinson
11 de abril de 2005
Las manos tiritan, los pasos son cada vez más cortos y las cosas normales del día a día se convierten en enormes problemas para los enfermos de Parkinson. Estos son los síntomas de una enfermedad conocida desde hace siglos, pero que supone todavía un enigma para los científicos.
En su ensayo "Essay on the shaking palsy" (Ensayo sobre la parálisis agitante), el médico inglés James Parkinson fue el primer especialista en analizar la enfermedad, descubriendo así que es un trastorno neurológico. La fecha de su nacimiento, hace 250 años, fue instaurada posteriormente como Día Internacional del Parkinson.
Todavía sin remedio
Casi 200 años después de la publicación del ensayo, los orígenes de la enfermedad son todavía un misterio para los especialistas. La enfermedad avanza crónicamente en el organismo y daña algunas zonas del cerebro responsables del movimiento. Las células mueren paulatinamente en el sector donde se aloja la llamada sustancia negra, provocando fallos en el suministro de un neurotransmisor llamado dopamina, y alterando el movimiento a través de los nervios.
Hasta ahora se desconoce una cura efectiva para el Parkinson. Sin embargo, algunos medicamentos como la L-Dopa, pueden aliviar sus síntomas. Este compuesto actúa en una fase previa a la dopamina y puede ser convertida por las células vivas en un neurotransmisor imprescindible.
En los últimos tiempos se especula también sobre la efectividad las células madre, pese que algunos gobiernos se opongan a investigaciones de este tipo. Por ejemplo, un grupo de científicos japoneses demostró recientemente, tras experimentar con monos, que se puede frenar la enfermedad del Parkinson mediante el trasplante en primates de neuronas generadas a partir de células madre embrionarias. Pero de ahí a encontrar una solución, todavía queda mucho.
Millones de afectados
Los especialistas aclaran además que la enfermedad no supone la demencia de los pacientes, ya que mantienen en todo momento sus capacidades cognitivas. Un claro ejemplo al respecto es el recién fallecido Papa Juan Pablo II quien, a pesar de sufrir de Parkinson, mantuvo su capacidad racional activa hasta su muerte. Otras personalidades de talla mundial como Theodore Roosevelt, Michael J. Fox o Mohammed Ali aparecen en la lista de víctimas de esta enfermedad. Este último llamó la atención de todo el mundo al encender con su mano temblorosa la llama olímpica en Atlanta en 1996.
Pese a ser considerada una enfermedad típica de personas mayores, puede aparecer a cualquier edad. Lo importante es diagnosticarla cuanto antes. Actualmente, los médicos buscan indicadores que muestren los síntomas, para alargar así la esperanza de vida de los afectados. Hoy en día se calcula que el 2% de la población mundial mayor de 60 años adolece de Parkinson.