Eduardo Sacheri: “Fútbol y literatura ofrecen una segunda oportunidad”
10 de octubre de 2010Con su novela policial “La pregunta de sus ojos” hizo un gran gol argentino: el guión para la película protagonizada por Ricardo Darín y Soledad Villamil, “El secreto de sus ojos”, que se llevó el Oscar a la mejor película extranjera en 2010. Ahora se publican en Alemania sus relatos futbolísticos en un libro que en alemán se llama “Die Hand Gottes und andere Tangos” (La mano de Dios y otros tangos). Deutsche Welle conversó con Eduardo Sacheri en Fráncfort.
Deutsche Welle: ¿Qué relación ves entre la literatura y el fútbol?
Me parece que lo que tienen en común el fútbol y la literatura es, entre otras cosas, que se trata de dos ámbitos de juego. Dos mundos dentro del mundo más básico y prosaico que habitamos. Cuando te ponés a jugar un partido de fútbol, el mundo exterior verdaderamente desaparece. Del mismo modo, cuando leés un libro o cuando lo escribís, el mundo exterior a esa historia desaparece y el todo queda reducido a eso que hay dentro: esos personajes, esa tragedia o ese drama.
Tus relatos sobre fútbol son muy conocidos en Argentina. ¿Qué te llevó de relatar fútbol a escribir sobre fútbol?
Cuando me propuse escribir, lo que me interesó fue retratar el universo en el que yo vivo en Buenos Aires. Personas cotidianas, seres como cualquiera, ese es mi universo literario. Y bueno, el fútbol es, para los que nacimos y nos criamos en la Argentina una experiencia muy básica, muy cotidiana, muy constitutiva de nuestra identidad. Entonces el fútbol me sirvió como una estupenda metáfora o un estupendo telón de fondo para ubicar a mis personajes y sus vidas.
¿Qué te llevó a indagar y a escribir una historia de neto corte policial y jurídico como lo es “La pregunta de sus ojos”?
Digamos que no sólo el fútbol es materia de interés para mí, aunque sí lo que me interesa es el universo que conozco, ese universo de la Argentina de las últimas décadas. Se me ocurrió pensar en una historia de crimen, y en una historia en la que el castigo de ese crimen se complicase en los vericuetos de la historia argentina reciente, en cuanto a nuestra gran dificultad para cumplir la ley y para entendernos civilizadamente. La década del 70 fue particularmente atroz para mi país. Y me gustó ese juego entre la pequeña historia privada de mis personajes y la gran historia trágica de la Argentina. Me gustó tender algunos puentes entre ambos. De ahí nació la historia.
¿Por qué es tan difícil ver al fútbol como deporte, como negocio, como espectáculo,como algo transcendente, y no sólo como un fenómeno de masas?
Dentro de la literatura argentina, como contaba ayer Juan Sasturain en la mesa redonda, recién en las últimas décadas logramos torcer un poco una tendencia muy intelectualizada, muy ideologizada y muy psíquica en la literatura, muy de ir exclusivamente detrás del pensamiento de personajes que hacian poco, se movian poco y vivían una vida muy alejada de lo que es la vida normal de cualquiera de nosotros. Eso ha cambiado y el fútbol se ha vuelto una materia aceptable para la literatura argentina. Es cierto también que el fútbol es un hábito cultural polifacético y lleno de aristas. De la pura práctica, el puro goce estético del fútbol a un negocio, un espectáculo televisivo, radial, etc. Yo creo que la literatura futbolera toma sobre todo el aspecto más amateur del asunto: el placer de jugar y el placer de mirar.
¿Qué es lo que más te gusta del fútbol?
Lo que más me gusta del fútbol es la permanente posiblidad de regeneración que te propone. La perpetua chance de redención que tiene desde el momento en que empieza un partido nuevo, cuando lo jugás y cuando lo ves. En ese sentido es como un símil de la vida, pero sin la cosa irreversible que tiene la vida, que muchas veces no te da segundas oportunidades, no te ofrece revanchas y no te proporciona nuevos renacimientos. El fútbol sí.
Leí alguna vez que te gusta escribir historias que terminen bien, que te reconciliabas así de alguna manera con eso que tiene la vida de no dar segundas oportunidades. ¿Es así?
Sí, si bien uno no puede escribir siempre historias que terminen bien, ya que los lectores sabrían cómo terminan las cosas y eso le quitaría interés a lo que uno escribe. Pero sí creo que la literatura, el arte en general, tienen una función de regeneración y de reparación de lo que es la vida. Me parece que si buscamos belleza es precisamente porque en el mundo cotidiano esa belleza no es tan abundante. Entonces, para mí la literatura tiene siempre un costado de reparar lo que la vida real a veces daña o incompleta. En el fútbol, mientras jugamos, nada exterior es importante. El mundo se reduce a esa cancha, esas líneas que la limitan, esos dos arcos y las personas que están compartiendo con vos ese momento supremo donde no hay nada más importante. No son tantas las chances que te da la vida de abstraerte y concentrarte en algo tan placentero, tan vívido y tan absoluto.
Autora: Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia