Las potencias se desarman
26 de marzo de 2010Las circunstancias parecen estar dadas para la firma de un pacto entre Estados Unidos y Rusia que sustituya el acuerdo START para la reducción de armas nucleares estratégicas que se venció en diciembre de 2009. Este jueves (25.3.2010), los mediadores de ambos países declararon a la Deutsche Welle desde Ginebra que el nuevo compromiso estipula la reducción de sus respectivos arsenales atómicos en un 50 por ciento y la de los explosivos nucleares a bordo de misiles balísticos intercontinentales y submarinos en un tercio.
En Praga es la cita
Las últimas diferencias en torno al documento por suscribir fueron negociadas vía telefónica este viernes (26.3.2010) entre los presidentes Barack Obama y Dimitri Medvédev, y se espera que un acuerdo definitivo entre Washington y Moscú sea sellado con la firma del pacto en Praga el 8 de abril. La fecha tiene valor simbólico porque marcaría el primer aniversario del discurso a favor de un mundo libre de armas nucleares ofrecido por Obama en la capital checa; una alocución que lo convirtió en el primer mandatario estadounidense en anunciar medidas de desarme concretas.
Los aspectos generales del desarme ya habían sido discutidos por Obama y Medvédev en 2009, atizando las esperanzas de que el nuevo pacto pudiera ser firmado incluso antes de que se venciera el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START, por sus siglas en inglés) el pasado 4 de diciembre. Pero durante las negociaciones en Ginebra de los últimos nueves meses siguió habiendo discrepancias acerca de la manera en que tendrían lugar las inspecciones mutuas en el futuro y los planes de Estados Unidos para su sistema de defensa contra misiles.
La inspección mutua, tema delicado
Washington insistía en que la estación de inspección estadounidense cercana a la fábrica de cohetes rusa de Votkinsk debía ser puesta en funcionamiento nuevamente –el centenar de inspectores que la ocupaban la abandonaron en diciembre, cuando caducó el acuerdo START–, pero Rusia se negó a reactivar esa base. En el nuevo pacto de desarme no está contemplada la creación de estaciones de inspección permanente; Rusia abandonó la suya en el Medio Oeste de Estados Unidos hace ya algunos años.
Es precisamente esta materia la que podría llevar al Senado estadounidense a abstenerse de ratificar el pacto en cuestión; la administración Obama necesita un mínimo de 67 votos a favor para que el proyecto se consume, es decir, por lo menos ocho votos de senadores republicanos. Hasta ahora, los republicanos han puesto como condición para apoyar la firma de este pacto con Rusia que sigan vigentes los acuerdos de inspección mutua establecidos en el marco de START y han subrayado la importancia de que Estados Unidos conserve y reactive su estación de inspección en Votkinsk.
Controversias pendientes
Fue sobre todo la presión de su estamento militar la que llevó a Rusia a iniciar las negociaciones para el desarme poniendo como condición la renuncia de Estados Unidos a sus planes de instalar un sistema antimisiles o, por lo menos, la reducción de su escala. Medvédev terminó desistiendo de plantear esa exigencia por la importancia que un acuerdo con Washington tiene para su gobierno y ahora el preámbulo del nuevo pacto de desarme atómico hace una alusión general a “las correlaciones entre armas de agresión y sistemas de defensa antimisiles”.
Pero esta formulación vaga también podría dificultar la ratificación del pacto de desarme en el Senado estadounidense; la enunciación parece dejar abierta la posibilidad de que Rusia invalide el contrato si Estados Unidos decide unilateralmente construir un sistema de defensa antimisiles con miras a protegerse de arsenales estratégicos rusos.
“Alerta operacional”
Durante la Guerra Fría fueron definidas como “estratégicas” las armas nucleares con alcance superior a los 5500 kilómetros, que permitían a Estados Unidos destruir objetivos importantes en la otrora Unión Soviética y viceversa. Con la primera versión del pacto, START I, firmada en 1991, ambas partes acordaron reducir el número de sus misiles nucleares activos –en estado de alerta operacional– sacando de circulación 10.000 unidades.
La segunda versión entró en vigor en 2002 y establecía una reducción adicional de los arsenales de ambos países a 2.200 ojivas operativas. Aunque START II no fue ratificado ni por Washington ni por la Duma en Moscú –entre otras razones, porque Rusia se opuso con vehemencia a una modificación del tratado ABM que habría permitido a Estados Unidos el desarrollo de escudos antimisiles–, ambas partes se hayan trabajando tomando ese pacto como punto de partida.
Autor: Andreas Zumach / Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz