Las divagaciones del BCE
3 de agosto de 2012El Banco Central Europeo (BCE) le teme a su propio coraje; eso quedó claro este jueves (2.8.2012) en Fráncfort. Su presidente, Mario Draghi, despertó muchas esperanzas cuando dijo que haría todo lo posible para salvar al euro, inspirando a los mandatarios de Alemania, Francia e Italia a secundarlo. Pero la presentación de Draghi frente al consejo de esa institución europea no satisfizo las expectativas. Los mercados financieros se quedaron esperando un anuncio concreto que propiciara la reducción de los altos intereses para España e Italia.
Las palabras de Draghi decepcionaron por su vaguedad: aunque sostuvo que el BCE volvería a comprar emisiones de deuda pública de España e Italia eventualmente, con miras a desinflar los intereses para el refinanciamiento de los Estados más golpeados por las crisis fiscales, no dijo ni cuándo ni cómo lo haría. Draghi comentó que una comisión del BCE analizaría la materia, pero, en el ámbito de las finanzas, todos saben que ese proceso durará varias semanas. El problema es que, en ese lapso, lo mercados pueden volver a aumentar los intereses en cuestión.
Draghi alegó no saber nada sobre acciones concertadas entre el banco central del bloque comunitario y los fondos de rescate europeos para la compra masiva de emisiones de deudas públicas; los Estados más endeudados ni siquiera le han hecho llegar sus solicitudes de auxilio a los fondos de rescate, criticó el funcionario italiano, aludiendo a España e Italia y enfatizando que el BCE no puede asumir las tareas de los Gobiernos nacionales. ¿Se vislumbra acaso una ruptura entre los actores responsables de promover la salvación del euro?
Draghi dijo no saber nada tampoco sobre acuerdos entre el BCE y los jefes de los Gobiernos en aprietos, pese a que el primer ministro de Luxemburgo y presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, sugirió que esas negociaciones tenían lugar. Y todo apunta a que, tras haberse llenado la boca en Londres la semana pasada, prometiendo hacer todo lo que está en sus manos para rescatar a la zona euro, Draghi debe ahora retirar lo dicho. Jens Weidmann, el hombre fuerte del Banco Federal de Alemania, no aprueba la compra de emisiones de deudas públicas por parte del BCE.
Falta claridad
De hecho, Weidmann le negó su apoyo a la moción de Draghi en la reunión del consejo del banco central comunitario; un gesto que hace evidente otra vez el desencuentro entre los salvavidas del euro. El Gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, está en contra de acciones de rescate emprendidas directamente por el BCE porque la legalidad de las mismas es dudosa y aumenta el riesgo tanto para los accionistas como para los contribuyentes, es decir, para los electores.
El BCE ya hizo compras masivas de emisiones de deuda pública –valoradas en 211 mil millones de euros– el año pasado, pero el efecto estabilizador y el alivio de los Estados con exceso de deudas sólo se sintió brevemente. Mario Draghi ha disipado de un plumazo la esperanza de los italianos, los españoles y los franceses de que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) podría recibir préstamos ilimitados del BCE. Tal como está configurado en este momento, el MEDE no es percibido por el BCE como un socio.
En otras palabras, el MEDE no se convertirá en un banco… a menos que los Estados de la eurozona reformen el contrato del MEDE; una medida que hoy luce poco probable. El Gobierno alemán se encuentra como en estado de shock de cara al rescate del euro, a la espera de que el Tribunal Constitucional de Alemania se pronuncie sobre el MEDE el próximo 12 de septiembre. Eso significa que el drama en torno al rescate de la moneda única de la Unión Europea (UE) pasa a la siguiente ronda.
El golpe liberador que se esperaba de Draghi brilló por su ausencia y eso lo hace lucir ahora como una figura debilitada y dubitativa pese al poder que tiene en sus manos, sin mencionar los puntos de credibilidad que el BCE ha perdido en los escépticos mercados financieros. Draghi quiere esperar a que el MEDE responda a la solicitud de auxilio de España; entonces, el BCE, que no quiere intervenir activamente, podría apuntalar la compra de emisiones emprendida por el MEDE. Así, las grandes decisiones vuelven a estar en manos de los políticos.
Autor: Bernd Riegert (ERC)
Editora: Claudia Herrera Pahl