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El bosque: médico y paciente del cambio climático

Mirra Banchón14 de marzo de 2007

Sobre el informe de la FAO acerca de la "Situación de los bosques del mundo", DW-WORLD conversó con el catedrático Andreas Schulte, director del Centro Forestal de la Universidad de Münster.

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"No todo va tan rápido como uno desearía"Imagen: AP

DW-WORLD: Cada vez hay más pruebas de que el cambio climático llevará consigo al abismo a los bosques. ¿Cómo exactamente influencia el cambio climático los bosques?

Andreas Schulte: En las diversas regiones del mundo, de diversas maneras. En nuestra zona hemos podido observar qué efecto tiene el cambio climático en Alemania. Hemos sufrido un huracán muy fuerte, el primero de esa intensidad en Renania del Norte-Westafalia, con una pérdida millonaria de hectáreas de bosque. Visto globalmente, y especialmente para Europa, se trata del incremento de huracanes y su intensidad. En otras regiones se suma a ello que la precipitación disminuye, con ello ciertas especies y el nivel de las aguas profundas.

En Europa Central, las especies en peligro son sobre todo las que tienen hoja en invierno, más que las que pierden la hoja como la encina, El abeto presenta otra dificultad, y es que tiene raíces poco profundas y con ello mucha menos resistencia que la haya o el arce. Pero hay que puntualizar que a partir de una cierta intensidad de huracán, todas las especies y todos los bosques se encuentran en peligro.

¿En qué relación se encuentran la tala de árboles, el cambio climático y los bosques?

Se puede decir que en cuanto al cambio climático el bosque es tanto médico como paciente. Como paciente porque se ve afectado por el cambio climático en cuanto a la frecuencia e intensidad de los huracanes y la disminución de las precipitaciones. De otra manera es médico, pues puede tener un efecto curativo en el cambio climático. Sobre todo porque los bosques son, aparte de los mares, las mayores bodegas de carbono de este planeta, quitándoselo a la atmósfera. Por eso debemos preocuparnos mucho por su desaparición, como lo comprueba el informe de la FAO.

En Europa crece la superficie de bosques, dice el informe de la FAO. Esto se puede entender como una buena noticia

Sí. Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial las áreas de bosques en Europa han crecido en todos los países europeos, y en todos los países industrializados en general. Pero el área europea es relativamente pequeña en comparación con las de otras regiones del planeta que decrecen dramáticamente. Nuestro crecimiento no compensa en nada la pérdida global de áreas de bosques. Sobre todo en los trópicos y los subtrópicos tenemos una pérdida anual de decenas de millones.

¿Europa y Alemania en particular han hecho algo bien en este sentido en los últimos quince años?

Si. Por un lado, no sólo Alemania sino muchos países europeos han introducido en las dos últimas décadas en su legislación la reforestación ecológica. Es decir, disminuir plantaciones de igual ciclo, e incrementar la de ciclos diferentes. Este proceso no tiene lugar en una o dos décadas sino que toma, debido al ciclo vital de los bosques, por ejemplo con el roble unos doscientos años. Hay que tener en cuenta que tomó unos doscientos años el transformar nuestros bosques en plantaciones. Algo parecido tomará convertir nuestros sembríos de abeto, por ejemplo, en bosque primario. Hay que decir que a más tardar a partir de la Conferencia en Río, y la Conferenia de ministros de Ecología se ha introducido esto en Europa. Lo único malo es que no va todo tan rápido como uno desearía.

La desaparición de los bosques en Alemania se acelera, sin embargo. Según el informe del 0,46 % anual en los años 90 al 0,51% anual a partir del 2000. ¿Cómo se explica esto?

Esas cifras no son netas; anualmente crece la superficie boscosa en Alemania. Perdemos a través de la construcción y de terreno agrícola, pero en otras partes crece el área de bosques. En Alemania, el área neta de bosques no ha disminuido.

Las medidas tomadas bastan…

No, en absoluto. Hay que diferenciar las medidas tomadas por las entidades forestales y las que tienen ser adoptadas para parar el cambio climático. Éstas no están en las manos de las entidades forestales o de los dueños de bosques, sino en manos de la política, de la opinión pública con todos nosotros incluidos, y también y sobre todo en manos de la industria. Pues con medidas forestales tenemos muy pocas posibilidades de oponernos al cambio climático. La mayor z más importante de las medidas es reducir drásticamente las emisiones de CO2.

¿Diría usted, entonces, que la política europea con su nueva postura en contra del cambio climático va bien encaminada?

Sí, pero no debe quedarse en una moda y en declaraciones de labios para afuera. En los últimos tiempos hemos visto frecuentemente que después de ciertos sucesos el tema está muy presente en los medios, y después de dos o tres meses se olvida. Sólo podemos esperar que la gravedad de la situación haya sido aquilatada de verdad y que la política deja las palabras para pasar a los hechos. Estos son conocidos, y no han cambiado en los últimos quince años.